sábado, 5 de abril de 2014

Agustin de Iturbide





AGUSTIN  COSME DAMIAN DE ITURBIDE Y ARAMBURU.
AGUSTIN DE ITURBIDE.   o
AGUSTIN 1º “Emperador de México”.

En memoria de nuestro  Querido Hermano:
Juan Saldívar González.

INTRODUCCION.
Estamos a  la distancia de doscientos dos años de iniciado el movimiento originado por la más justa, digna y necesaria lucha del pueblo mexicano, para romper las cadenas del oprobio, que lo mantenían atado al colonialismo, por más de trescientos años; en pro de la independencia y de la soberanía  de nuestro territorio, sometido a la explotación de sus recursos, por los conquistadores; pero sobre todo por la emancipación  de nuestros ancestros, víctimas de toda clase de servidumbres, condenados a vivir en el envilecimiento de los dogmas, la ignorancia y el fanatismo; alentados por el grito incendiario de Don Miguel Hidalgo y Costilla.
Sin embargo, en los tiempos presentes, nos sorprende sobre manera, que entre nosotros existan lamentables confusiones sobre  los acontecimientos Independentistas, debido a las diferentes circunstancias que distorsionaron el rumbo de esta gesta heroica;confusiones motivadas por las transacciones y  deslealtades de los mexicanos ingratos y mal nacidos, que se prestaron a una vergonzante alianza con los eternos enemigos de nuestra Nación, e impulsados por la codicia y sus desmedidas  ambiciones de poder, tuvieron la osadía de usurpar y desvirtuar el movimiento de Independencia, esgrimiendo argumentos subrepticios y el firme compromiso de cumplir las anheladas aspiraciones de nuestro pueblo; aparentando la supuesta consumación de esta noble causa;tras ocultar muy  sutilmente con sus engaños, las más perversa intenciones, a la espera del momento propicio para asestar  el puñal de la traición.
Nos alerta, la deslucida Conmemoración  del Segundo Centenario del Grito de Dolores, actitud premeditada que nos permite suponer, que el engaño sigue enseñoreándose sobre estos acontecimientos; seguramente con la intención de otorgar el mérito al amanuense  del Plan de Iguala, (personero de las confianzas de los conspiradores de La Profesa),con el inconfesable propósito de seguir haciéndole creer al pueblo,  que el arribo del ejército trigarante a la Cd. de México, marca la consumación de nuestra Independencia; acto que por si solo, se sustenta en la sagacidad, cautela y transacción con el nuevo Virrey,  a quien se le  convenció,  para  decretar el armisticio y preparar este acontecimiento “heroico”.
La marcha “triunfalista” del 27 de septiembre de 1821, forma parte  de las componendas tendenciosas, que servirían de sustento para cimentar una poderosa  monarquíaintolerantey absolutista, preparada  con la fuerza suficiente  para someter a nuestro pueblo e impedir cualquier brote de inconformidad en lo subsecuente;acontecimiento que estuvo estigmatizado con el agravante de las transacciones y deslealtades.Afortunadamente, la historia registra finiquitadoeste nefando capítulo, con la proclamación  del “Plan de Casa Mata” firmado en febrero de 1823; con la abdicación del Agustín 1º, el 19 de Marzo del mismo año; y conla aceptación inmediata de este documento, por parte  del Congreso, quien además declaró solemnemente nula su elección como emperador; e insubsistentes “El Plan de Iguala” y “El tratado de Córdova”, dejando en libertad a la Nación  para constituirse en la forma de Gobierno que más se ajustara a  sus aspiraciones y condiciones.
Posteriormente el Nuevo Congreso Constituyente, redacta con fecha 31 de Enero de 1824, el acta constitutiva de la Federación, documento que sirvió de base para la elaboración y expedición  de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos o Constitución de 1824, también llamada Pacto Federal. Esta Constitución fue aprobada el día 3 de Octubre de 1824, y proclamada el día siguiente; mandato que  permaneció vigente hasta el 30 de Abril de 1836.
A efecto de palpar con objetividad el devenir de estos acontecimientos históricos, devalorar los factores que intervinieron para  distorsionar sus propósitos, y de conocer el perfil de sus principales protagonistas; dejemos  que los propios  personajes, desde  las  diferentes  trincharas  que ocuparon,  se  describan a sí mismos,  haciendo uso de  su prosa y caletre,  según consta en documentos históricos; con el único interés de que cada uno de nosotros,  se forme su propio juicio;  fuera de toda subjetividad, doctrinas e ideologías.
Cd. Victoria, Tam., a 28 de Noviembre del 2012.
Héctor García Rodríguez.


CARTA AL OBISPO DE GUADALAJARA.
27 de febrero de 1812
Estimadísimo y muy apreciable amigo y dueño mío:
No cumpliría  con el deber de tan sagrado título, ni el importantísimo plan en que estoy empeñado, si no lo manifestase a V. E. I. Quiero cumplir con uno y otro hasta donde alcance mi débil potencia.
Es el caso que por mis cuatro costados soy navarro y vizcaíno y no puedo prescindir de aquellas ideas rancias de mis abuelos, que me  trasmitieron la educación por mis venerados y amadísimos padres. No creo que haya  más que una religión verdadera, que es la que profeso y entiendo que es más delicada que un espejo puro a quien el hábito sólo empaña y obscurece. CREO IGUALMENTE QUE ESTA RELIGION SACROSANTA SE HALLA ATACADA DE MIL MANERAS Y SERIA DESTRUIDA SINO HUBIERA ESPIRITUS DE ALGUNA FORTALEZA QUE A CARA DESCUBIUERTA Y SIN RODEOS SALIERA A SU PROTECCION Y COMO CREO TAMBIEN QUE ES OBLIGACION ANEXA AL BUEN CATOLICO ESTE VIGOR DE ESPIRITU Y DECISION, YA ME TIENE  V. E. I. EN CAMPAÑA.
ESTOY DECIDIDO A MORIR O VENCER y como no es de los hombres de quien espero y deseo la recompensa, me hayo animado de un vigor, QUE LOS ELEFNTES QUE PUEDAN OPNERSEME (si es que los hay) LOS CONSIDERO TODAVIA MAS PEQUEÑOS QUE UN ARADOR. En dos palabras: O SE HA DE MANTENER LA RELIGION EN NUEVA ESPAÑA, PURA Y SIN MEZCLA, O NO HA DE EXISTIR ITURBIDE.
Pliegue al cielo que para mayor gloria del altísimo, así como en otro tiempo unos humildes pescadores fueron destinados a propagar la fe, en el siglo XIX el hombre más pequeño de Nueva España SEA EL APOYO MAS FIRME DEL DOGMA SANTISIMO.
¡Que aliento no debe tener, mi respetado amigo, el hombre que entra en un pequeño negocio cuya ganancia es indubitable! En este caso me hayo: O LOGRO MI INTENTO DE SOSOTENER LA RELIGION Y DE SER UN MEDIANERO AFORTUNADO entre  los europeos y americanos y viceversa, O PEREZCO EN LA DEMANDA. Si lo primero, me contemplaré feliz. Si lo segundo…V.E.I. dirá.  Este no es un concepto, no es una conjetura; es un axioma cristiano infalible y en tan firme seguridad ¿podrá haber espíritu débil? No ciertamente. Hoy es cuando conozco esta verdad.
ES TAL MI DECISION, ES TAL MI ALIENTO, QUE NO HABRA OBSTACULO QUE NO DESPRECIE, NI PELIGRO QUE NO ARROSTRE.
Al Sr. D. José de la Cruz, nuestro común amigo, le escribo con esta misma fecha  sobre el particular.  Le remito copia de la carta que el dirijo al Exmo. Sr. Virrey como preliminar DE MI PLAN y aunque creo que no dejará de manifestarla a V.E.I. la acompaño, con todo, otro ejemplar porque a sus solas pueda meditar mi objeto, pueda inferir los apoyos con que cuento para una decisión tan terminante y apoyar con sus respetos, con su sabiduría y con su ejemplar virtud, como sabio, como español imparcial, como habitante de la Nueva España y como príncipe de la Iglesia, UN PLAN SANTO, JUSTO, CONVENIENTE Y EN DIVERSOS SENTIDOS NECESARIO.
Ya está dicho el objeto de mi carta y ya he cumplido con mi deber bajo todos aspectos. Ruego a V.E.I. que medite el caso con la detención que exige y nada más; porque si así es, NI PUEDE DEJAR DE PENETRARSE DE LA RAZON DE MIS FUNDAMENTOS, ni de apoyarme y protegerme  con la mayor firmeza, como ni de auxiliarme con sus luces, ni de interponerse entre el vestíbulo y el altar para implorar del Padre Soberano de ellas, las  que necesito  PARA LLEVAR A CABO TAN ARDUA EMPRESA.
Es de V.E.I., como siempre, invariable, afectísimo. Agradecido amigo, atento y seguro servidor que besa sus manos.
Agustín de Iturbide.

LA  BATALLA EN EL PUENTE DE CALDERON.

En los episodios contados por don Pedro  García, la batalla en el puente de calderón  está descrita para no olvidarla. Recordemos las palabras de Hidalgo: “Adelante, adelante compañeros: así decían los primeros navegantes  que se arrojaron sobre el grande océano” cuando dejaba atrás  (17 de Enero de 1811) el campo incendiado, los jinetes huyendo, los carros, con las familias de Guadalajara, volviendo sobre sus rodadas y a Calleja enseñoreándose sobre los muertos.
Con aquéllos episodios, Agustín de Iturbide ordenó a sus tropas más que un simulacro una mojiganga. En su prosa ocasional de soldado, no oculta su júbilo de realista; pone ante los ojos de Calleja LO QUE IBA QUEDANDO DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO.
El repaso que de aquella batalla hace Iturbide, ejemplifica sus convicciones de Navarro por los cuatro costados, como se definiera ante el obispo de Guadalajara. EN SUS MEMORIAS ESCRITAS EN LIORNA, (septiembre de 1823), cuando los agentes de la Santa Alianza husmeaban su itinerario, aparece, brevemente, como un insurgente Mexicano.  En Liorna, VOLVIENDO A SUS ANDANZAS  AL SERVICIO DEL REY,  escribió: “ EN EL CONGRESO DE MEXICO SE TRATO DE ERIGIR ESTATUAS A LOS JEFES DE LA INSURRECCION Y HACER HONRAS FUNEBRES A SUS CENIZAS. A ESTOS MISMOS JEFES LOS HABIA YO PERSEGUIDO Y VOLVERIA A PERSEGUIR SI RETROGRADASEMOS AQUEL TIEMPO, para que pueda decirse quien tiene la razón, SI EL CONGRESO O YO. ES NECESARIO NO OLVIDAR QUE LA VOZ DE LA INSURRECCION NO SIGNIFICA INDEPENDENCIA, LIBERTAD JUSTA, NI ERA EL OBJETO RECLAMAR LOS DERECHOS DE LA NACION, sino exterminar a todo Europeo, destruir las posesiones, prostituirse, despreciar las leyes de la guerra, las de humanidad y hasta las de la religión: las partes beligerantes se hicieron la guerra a muerte, el desorden presidia a las operaciones de americanos y europeos pero es preciso confesar que los primeros fueron culpables, no sólo por los males que causaron, sino porque dieron margen a los segundos para que practicasen las mismas atrocidades que veían en sus enemigos. SI TALES HOMBRES MERECEN ESTATUAS, ¿QUE SE RESERVA PARA LOS QUE NO SE SEPARARON  DE LA SENDA DE LA VIRTUD?

COMENTARIOS  DEL HISTORIADOR,  DON  LUCAS  ALAMAN  AL “PLAN DE IGUALA”.

Pocos testimonios habrá tan claros respecto de los móviles del  plan de Iguala como los referidos por Lucas Alamán, quien escribió en su historia de México: “los decretos de las cortes habían excitado  grande inquietud en los ánimos religiosos de los habitantes de la Nueva España, que con tales providencias creían amenazada su fe, privado su culto del esplendor que estaban acostumbrados a ver en él, perseguidos sus ministros y despojadas de sus bienes las comunidades y fundaciones piadosas”. Era  por eso la primera necesidad del momento, calmar esa inquietud, al mismo tiempo que, dando un motivo religioso al cambio político que se intentaba, se hacían otros tantos partidarios de este, cuántos veían con horror las innovaciones que habían comenzado a plantearse. De aquí pues, nació el primer artículo del plan, por el que se declaró que “La religión de la Nueva España es y será la católica, apostólica romana, sin tolerancia de otra alguna” y el artículo catorce, que dice: “El clero secular y regular será conservado en todos sus fueros y preminencias”. Los soldados que habían jurado defender estos artículos se consideraban como los campeones de la fe, así como en España tomaron ese nombre todos los que se declararon contra el Gobierno constitucionaly favorecidos por la Francia establecieron la junta de Urgel, que tanto coadyuvo al restablecimiento de la monarquía absoluta. Iturbide, consecuente con este principio, sostuvo siempre un lenguaje análogo en todos los diversos incidentes de la campaña. Las contrarrevoluciones, tanto en España como en sus colonias, tuvieron siempre un pretexto religioso. Subraya Alamán: “dando un motivo religioso al cambio político que se intentaba”, palabras que en rigor, no pueden ser más severas para describir LOS ORIGENES DEL PLAN DE IGUALA. “Se trataba de una contrarrevolución, del programa abierto de los propietarios y comerciantes de la nueva España, para aislarse del rumbo aparente de la política Española”.
NO HUBO ORIGINALIDAD EN EL PLAN DE IGUALA. Sus antecedentes, ya se sabe, están en la memoria del  conde de Aranda a Carlos III, según el cual había que asegurar las ventajas que el nuevo mundo acarreaba a España PROVEYENDO A LAS COLONIAS DE PEQUEÑOS REYES. Para los propietarios de Nueva España una monarquía, apoyada en la intolerancia religiosa y en un ejército disciplinado, confirmaría sus dominios, sus fueros y sus privilegios; permanecer unidos a una España liberal, era exponerse a otro sacudimiento como el acarreado en 1812 desde Cádiz.  LA ESPADA DE IITURBIDE FUE LA GARANTIA DE SU CODICIA, SU INTOLERANCIA Y SU TEMOR. No hubo ni heroicidad ni esfuerzo al obtener su Independencia política del País, sino SAGACIDAD, CAUTELA Y TRANSACCION; CUALIDADES DE COMERCIANTE. Uno tras otro, los jefes militares criollos abandonaron a sus comandantes españoles para seguir a Iturbide, fundando el ejército que asolaría a la Nación durante 46 años.
El tiempo confirmó que EL PLAN DE IGUALA HABIA SIDO UNA COMPONENDA AL VOLVER SOBRE SUS PRINCIPIOS, UNA Y OTRA VEZ, LAS CLASES QUE INTENTABAN REESTABLECER EL ANTIGUO REGIMEN. Puede afirmarse que de 1821 a 1853 los artículos 1º., 2º., 3º y 14, del plan de Iguala inspiraron la conducta política de los conservadores y que, a partir de la última dictadura de Santa Anna, el 2º.- “La absoluta independencia de este reino; se somete a Napoleón II para llevar adelante el sueño de la Monarquía.
Conociendo los móviles de la “conjura de La Profesa”, bajo los propósitos y argucias del  inquisidor mayor D. Matías Monteagudo, y al margen de su critica, ha quedado obscurecida por el tiempo la importancia del papel desempeñado por el obispo de Guadalajara, JUAN CRUZ RUIZ DE CABAÑAS; sin duda alguna más trascendente para los fines de Iturbide  que la actividad, puramente verbal, del obispo de Puebla José Antonio Pérez.
LA CARTA DE ITURBIDE AL OBISPO DE GUADALAJARA, EJEMPLIFICA SUS AMBICIONES DE HACER LA INDEPENDENCIA COMO UN ACTO DE INTOLERANCIA RELIGIOSA…”Esperamos y con toda seriedad os prevenimos.- escribió Cabañas a sus curas en 1812.-  y encargamos, que de cuánto en este interesante punto ejecutéis, nos deis frecuentes y puntuales avisos con expresión de los sujetos que pidieren el indulto, o infeliz y temerariamente lo desecharán; de los que causaran cualquier movimiento, o inquietud en el distrito de vuestras parroquias y feligresías: y de los que, o por separarse de ellas sin causa justa conocida y aprobada por el Gobierno, Juez o Comandante a quien pertenezca , o por cualquier otro motivo semejante se hicieren verdaderamente sospechosos; y esto sin reparar en los vanos temores, e infundados escrúpulos, que por desgracia han cundido entre muchos de nuestros Eclesiásticos a quienes parece opuesto a la mansedumbre y lenidad de su carácter el comunicar noticias de esta clase, e ingerirse en lo que dice relación A DENUNCIAR, Y PERSEGUIR A LOS INFAMES INSURGENTES REVOLUCIONARIOS Y FACCIOSOS; cuando para desvanecer y refutar un error tan perjudicial, basta la simple lectura de las leyes más justas y sabias, y de  los edictos y bandos más serios y respetables, y cuando  para acabar con tan infundada opinión, sobra la sólida consideración  de que los SACERDOTES SON MIEMBROS DE LA NACION  Y DEL ESTADO, vasallos distinguidos del Rey Católico, y muy particularmente obligados a procurar la inviolable fidelidad, la conservación de sus derechos y dominios”… Diez años después los curas serían obligados a ser partidarios de quienes habían delatado. La moral colonial, supeditada al interés de conservar las propiedades, se vino abajo. Con otros ideales, una nueva generación  sentaría las bases de la verdadera Independencia.

PLAN PUBLICADO EN IGUALA EL 24 DE FEBRERO DE  1821.
Plan e indicaciones para el Gobierno que debe instalarse provisionalmente con el objeto de asegurar nuestra sagrada religión y establecer la Independencia del Impero Mexicano y tendrá el título de Junta Gubernativa  de la América Septentrional, propuesta por el Sr. Coronel Don Agustín de Iturbide al Excmo. Sr. Virrey de Nueva España, Conde del Venadito.
1.- La Religión de la Nueva España es y será la Católica, Apostólica, Romana, sin tolerancia de otra alguna.
2.- La nueva España es Independiente de la antigua y de toda otra potencia, aun de nuestro Continente.
3.- Su Gobierno será Monarquía  moderada con arreglo a la Constitución  peculiar y adaptable al Reino.
4.- Será su Emperador el Sr. D. Fernando VII y no presentándose personalmente en México dentro del término que las Cortes señalaren a prestar el juramento, serán llamados en su caso el Serenísimo  Sr. Infante D. Carlos, el Sr. D. Francisco de Paula, el Archiduque Carlos u otro individuo de la casa reinante que estime por conveniente el congreso.
5.- Ínterin las Cortes se reúnen, habrá una junta que tendrá por objeto tal reunión y hacer que se cumpla con el plan en toda su extensión.
6.- Dicha junta, que  se denominará  Gubernativa, debe componerse de los vocales que habla la carta oficial del Excmo. Sr. Virrey.
7.- Ínterin el Sr. D. Fernando VII se presenta en México y hace el juramento, gobernará la junta a nombre de S:M: en virtud del juramento de fidelidad que le tiene prestado a la Nación; sin embargo de que se suspenderán todas las órdenes que diere, ínterin no haya  prestado dicho juramento.
8.- Si el Sr. D. Fernando VII no se dignare venir a México, ínterin se resuelve el Emperador que deba coronarse, la junta o la Regencia mandará en nombre de la Nación.
9.- Este Gobierno será sostenido por el ejército de las tres garantías de que se hablará después.
10.- Las Cortes resolverán  la continuación  de la junta o si debe substituirse una Regencia ínterin  llega la persona que deba coronarse.
11.- Las Cortes establecerán en seguida la Constitución del Imperio Mexicano.
12.- Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción alguna de europeos, africanos, ni indios, son ciudadanos de esta Monarquía con opción a todo empleo, según su mérito y virtudes.
13.- Las personas de todo ciudadano y sus propiedades serán respetadas y protegidas por el gobierno.
14.- El Clero Secular y Regular será conservado en todos sus fueros y preminencias.
15.- La junta cuidará de que todos los ramos del Estado queden sin alteración alguna y todos los empleados políticos, eclesiásticos, civiles y militares en el estado mismo en que existen en el día. Sólo serán removidos  los que manifiesten no entrar en el plan, substituyendo en su lugar los que más se distingan en virtud y mérito.
16.- Se formará un ejército protector que se denominará de las tres garantías, porque bajo su protección toma, lo primero, la conservación de la Religión Católica, Apostólica, Romana, cooperando de todos los modos que estén a su alcance para que no haya mezcla alguna de otra secta y se ataquen oportunamente los enemigos que puedan dañarla;  lo segundo, la independencia bajo el sistema manifestado; lo tercero: la unión íntima de americanos y europeos; pues garantizando bases tan fundamentales  de la felicidad de Nueva España antes que consentir la infracción de ellas, se sacrificará  dando la vida del primero al último de sus individuos.
17.- Las tropas del ejército observarán la más exacta disciplina a la letra de las ordenanzas y los jefes y oficialidad continuarán bajo el pie en que están hoy, es decir: en sus respectivas clases, con opción a los empleos vacantes y que vacaren por  los que quisieren  seguir sus banderas o cualquiera otra causa y con opción  a los que se consideren de necesidad o conveniencia.
18.- Las tropas de dicho ejército se considerarán como de línea.
19.- Lo mismo sucederá con las que sigan luego este plan. Las que no lo difieran , las del anterior sistema de la independencia que se unan  inmediatamente a dicho ejército y los paisanos que intenten  alistarse, se considerarán como tropas de Milicia Nacional y la forma de todas para la seguridad interior y exterior del reino, la dictarán las Cortes.
20.- Los empleos se concederán al verdadero mérito, a virtud de informes de los respectivos jefes y en nombre de la Nación, provisionalmente.
21.- Ínterin las Cortes se establecen, se procederá en los delitos con tal arreglo a la Constitución Española.
22.- En el de conspiración contra la Independencia se procederá a prisión  sin pasar a otra cosa hasta  que  las cortes decidan la pena mayor de los delitos después del de  lesa Majestad Divina.
23.- Se vigilará sobre los que intenten fomentar la desunión  y se reputen como conspiradores contra la Independencia.
24.- Como las Cortes que van a instalarse han de ser constituyentes, se hace necesario que reciban  los diputados los poderes bastantes para el efecto y como a mayor abundamiento es de mucha importancia que los electores sepan que sus representantes han de ser para el Congreso de México y no de Madrid, la junta prescribirá las reglas justas para las elecciones  y señalará el tiempo necesario  para ellas y para la apertura del Congreso. Ya que no pueden verificarse las elecciones en marzo, se estrechará cuánto sea posible el término.
Agustín de Iturbide.

BREVES COMENTARIOS, A MANERA DE RESUMEN.
La lectura de los documentos históricos anteriores,nos permiten conocer las diferentes facetas de Don Agustín de Iturbide; quien se presenta y nos revela su verdadera personalidad, tal cual es:  soberbio, altanero, orgulloso, incondicional, servil,  sediento de poder y poseedor de una gran capacidad para fingir, engañar y mentir, con tal de satisfacer su terrible egolatría; así, logró ganarse la confianza del inquisidor mayor Don Matías Monteagudo y de todos los  conspiradores integrantes  de la junta de La Profesa, (el alto clero político de aquella época), quienes lo analizaron y encontraron en él al elemento idóneo que buscaban para llevar a cabo sus propósitos;  terminando por aceptarlo aun sabiendo que purgaba  una condena por delitos cometidos en el bajío (en 1816), encontrándose temporalmente libre bajo fianza; sin embargo, para satisfacer sus perversos planes de conservar sus privilegios y volver al absolutismo, Iturbide  representaba su salvación, y de inmediato, aprovechando  los conspiradores la renuncia de Armijo, lo  nombraron  Comandante General del Sur, para acabar con los insurgentes, disponiéndose para tal fin el 19 de noviembre de 1820, combatir a Guerrero y a los  patriotas surianos, con la promesa de abatirlos para antes del mes de febrero de 1821; pero al fracasar en sus intentos por las derrotas que recibió, entra en relaciones pacíficas con el Gral. Vicente Guerrero, con quien se reúne  en Acatempan, Estado de Guerrero, el día 10 de febrero, lugar donde acordaron seguir luchando por la independencia, sellando este acuerdo con un fuerte abrazo, acuerdo que la historia registra como la traición de Acatempan.
Continua  Iturbide, dando forma a su consigna, y  el 24 de febrero firma el Plan de Iguala, obedeciendo los acuerdos tomados en las juntas de La Profesa, dispuesto a  convencer con engaños a sus adversarios, procediendo a juramentar este plan el 1º de marzo, en el que se otorgó  el título de Primer Jefe del ejército de las tres garantías; pero en cuánto fue conocido este plan, con algunos cambios sobre  los conceptos acordados, hubo un movimiento de indignación por parte del Virrey Apodaca, el arzobispo y el Ayuntamiento de México, considerando esta actitud como una desobediencia e infidelidad,con los correspondientes temores por parte de los conspiradores, quienes lo conminaron  a que se desistiera, ofreciéndole  a cambio  el indulto.
Enterado Iturbide que los Diputados, representantes de la Nueva España, consiguieron que se destituyera al Virrey Apodaca y se designara a un jefe político superior y Capitán general  (título del nuevo virrey), nombraron  a Don Juan O’Donojú, liberal avanzado, enemigo del absolutismo y perseguido por Fernando VII, quien al arribar a Veracruz, el día 3 de Agosto, proclama encabezar un gobierno conciliador de intereses, declaración  que el  recién autonombrado jefe del ejército de las tres garantías, encuentra propiciasy se apresura  para solicitarle una entrevista, misma que le concedió el 23 de Agosto en Córdova, Ver., donde resultó el célebre tratado de Córdova, que no era más que la confirmación del plan de Iguala, pero se modificó el artículo 4º, en el sentido de que en caso de que el rey Fernando  y demás infantes de España, no aceptaran el trono de México, entonces las cortes del imperio podrían elegir libremente al Monarca, con lo cual quedaba abierto el camino a Iturbide para  aspirar al trono. Incluyéndose subrepticiamente  en este tratado, el compromiso para organizar el nuevo régimen,que se formaría una junta de notables en vez de convocar un Congreso Nacional, convirtiendo así  la revolución  de democrática en aristocrática.
Convencido O’Donojú de poner fin a la guerra, se reunieron con Francisco Novella, Virrey interino, en la hacienda de la patera, cerca del D.F., el 13 de septiembre y ahí acordaron  terminar así la guerra de Independencia, para lo cual el nuevo jefe político superior, ordenó que las fuerzas realistas evacuaran  la Cd. de México;y el 25 de septiembre acordó, que el día 27, del mismo mes, sería la fecha para  la entrada solemne  del ejército trigarante.
En seguida Iturbide, procede a nombrar la junta provincial gubernativa, encargada de redactar el acta de Independencia del Imperio Mexicano y el 17 de Noviembre, se publicó la convocatoria para la formación del Congreso Constituyente, quienes toman posesión hasta el 24 de febrero de 1822, procediendo de inmediato  sus actividades legislativas, atendiendo preferentemente todas las materias,pero,  olvidándose de redactar la Constitución, de acuerdo con las bases del Plan de Iguala y el  tratado de Córdoba; lo que provocó que surgieran  serias divisiones, sobre todo por  la naturaleza de los asuntos que se trataban; situación que la prensa aprovechó para agitar las pasiones e incrementar el desorden.
Entre tanto, Iturbide y sus incondicionales organizaron movimientos y mítines  donde lo promovían para otorgarle el título de Emperador; petición a la que finalmente el Congreso cedió por  la presión militar y popular; complementándose este nombramiento con su proclamación y el acto solemne de la  coronación. En posesión de este título, nombró príncipes al padre, a los hijos y a la hermana e improvisó una corte de aristocracia colonial; procediendo en el fiel  desempeño de sus facultades, a manifestar sus ideas absolutista, abarcando todo el poder público; lo que demostró con la disolución del Congreso, motivado por la marcada oposición a su monarquía, y a  las tendencias Republicanas apoyado por las logias masónicas.
Sus errores fueron su empecinada alianza con el clero político de la época, por haberse entregado a los absolutistas, por sus excentricidades, y el incumplimiento a los compromisos  establecidos en el plan de Iguala y el tratado de córdoba; las protestas en su contra no se hicieron esperar,  lo que  originó que el 22 de Diciembre de 1822, en Veracruz, Santa Anna publicara un manifiesto en el que desconocía a Iturbide  por haber quebrantado el juramento de respetar la libertad política de la Nación  y convocaba al País a volver al estado en que se encontraba; manifiesto  que encolerizó a  Iturbide y como respuesta mandó fuerzas para combatir a Santa Anna, pero no contaba  con que sus enviados, los generales Echávarri, Cortázar y Lobato,invitados por las logias masónicas, a las cuales pertenecían, acabaron por entenderse con Santa Anna y acordaron  firmarel plan de Casa Mata, en Febrero de 1823, en el cual se pedía convocar a un nuevo Congreso Constituyente.
Iturbide al ver que sus más fieles partidarios y amigos lo abandonaban, pasándose  a las filas del enemigo, y  al sentir  totalmente perdida su autoridad;  presentó su abdicación  el día 19 de marzo de 1823, ante el Congreso que días antes,  mandó reinstalar, todos ellos resentidos por haberlos privado de su libertad;  quienes no sólo aceptaron su dimisión, sino que declararon nula su elección como emperador, e  insubsistentes el plan de Iguala y el tratado de córdoba, dejando al País en libertad, para constituirse en la forma de gobierno que más se ajustara a sus aspiraciones.
El ex emperador derrotado y sólo, se embarcó junto con su  familia el 11 de Mayo de 1823, del puerto de la Antigua, Ver., rumbo a Liorna, Italia.
Sin embargo las conspiraciones que se hacían por todas partes, a favor del ex monarca,  así como de los Borbonistas e Iturbidistas unidos, declaraban  crear todo género de dificultades al gobierno Republicano que empezaba a organizarse, con base en el acta constitutiva del 24 de Febrero de 1824, en tanto se elaboraba  definitivamente la Constitución;pero el congreso, previendo cualquier circunstancia, ante el riesgo  de la restauración de la monarquía, expidió el decreto de fecha  3 de Abril de 1824, declarando a Iturbide traidor y fuera de la ley, siempre que se presentara en territorio nacional por cualquier motivo.
Iturbide segado por el odio yel rencor, dispuesto a cobrar venganza por la derrota sufrida, pero sobre todo víctima de su egolatría;no dudó al escuchar a sus amigos y partidarios, quienes lo invitaban a  volver al país para salvarlo;  y éste haciendo uso de una más de sus patrañas, lo intenta y se decide  enviar una carta al Congreso, ofreciendo su espada para defender la Independencia de la Nación, amenazada por España y la santa alianza, formada por Austria, Prusia y Rusia.
Obstinado en su empresa y dispuesto a esgrimir sus armas más poderosas, el engaño y la infidelidad, la mentira y  la deslealtad,  pero sobre todo la más infalible de todas: su especialidad en  la alta traición;de inmediato, en pleno uso de sus carismáticas  cualidades, convence a los directores de la política Inglesa  para organizar una expedición con el fin de explotar unas minas de plata en México, y con ese cuento,  poder internarse y coronar su empresa,  embarcándose en Londres el día 4 de mayo, con destino a Soto La Marina, Tam., acompañado de su familia y del coronel polaco Beneski, quién supuestamente lo acompañaba para tratar unos asuntos de colonización de tierras.
En Soto La Marina,  ya les esperaba el Coronel Juan José de la Garza, quien lo aprendió, e informó de lo ocurrido al Gobierno de Tamaulipas, cuyo Congreso se reunió en Padilla, para juzgar a los prisioneros, resolviendo  cumplir el decreto del 3 de Abril; argumentando Iturbide en su defensa, desconocer aquella ley, por lo que el congreso decidió que Iturbide debía ser fusilado, el día  19 de julio de 1824.
Las páginas  de la historia registran, que nuestros ilustres ancestros,  en cumplimiento de su deber, actuaron patrióticamente y fueron protagonistas, de estos fatídicos acontecimientos;  los que penosamente tuvieron que resolverse en estricto apego a la justicia;  sepultando para siempre los aviesos propósitos del más terrible enemigo de los mexicanos; en defensa  de la soberanía de nuestra  patria,  y de su  libertad. 
Los Tamaulipecos del presente sabemos que en un girón de nuestro territorio, se escribió el epitafio  de un incipiente  imperio, sobre  la tumba del más grande traidor del pueblo mexicano.
Cd. Victoria, Tam.,  noviembre 28 del 2012.
Recopilación  de Héctor García Rodríguez.


Bibliografía:
Historia documentada del  investigador Gastón García Cantú.
Publicadas  en su obra “el pensamiento dela reacción mexicana”primera edición.
Febrero de 1965.
La Evolución de México, para las escuelas de enseñanza preparatoria.- Editorial Herrero.
Prof. Ángel Miranda Basurto.


AGUSTIN DE ITURBIDE.
Agustín de Iturbide nace en Valladolid, hoy Morelia, el  27 de septiembre de 1783; sus padres don José Joaquín de Iturbide y su madre doña Josefa de Aramburu de familia distinguida de la capital de Michoacán. Terminada la primaria, estudió Gramática Latina en el Seminario Conciliar de su ciudad, a los 15 años se dedicó a la agricultura en una hacienda de su padre. Años después ingresó al servicio militar como alférez del regimiento provincial de Valladolid, pasó a Jalapa, al Cantón establecido por el Virrey Iturrigaray; al disolverse aquel, regresó  a  Valladolid, en 1809 con el grado de teniente. Participó en  la represión de los conspiradores, encabezada por Michelena y García Obeso, que pretendían proclamar la independencia en Valladolid.
Algún historiador afirma, que después de formar parte de los conjurados los denunció a la autoridad.
Al acercarse Hidalgo a Valladolid, Iturbide huyó a México y en el Monte de las Cruces, luchó al lado de Trujillo.
El Virrey  Venegas lo ascendió a capitán, su actividad militar fue muy intensa y la victoria  corono con frecuencia sus dotes militares.
En manifiesto que se publicó después de su muerte, dice, Siempre fui feliz en  la guerra; la victoria fue compañera inseparable de las tropas que mandé. No perdí una acción. Batí a cuantos enemigos se me presentaron o encontré.
La feracidad de Iturbide fue espantosa y ya por cálculo, ya por su profundo fanatismo, manifestaba los sentimientos religiosos más exagerados.
Era insaciable su sed de riqueza e indignas las medidas que usó para lograrlo. Su ambición lo hacía vivir meditando planes para darle cause.
Hombre impetuoso, de palabra fácil, de arrogante presencia y de maneras cultas y agradables.
El 4 de marzo de 1815, día en que fue rechazado con grandes pérdidas, tuvo una conversación con el capitán Filisola, en la que calificó de inútil el derramamiento de sangre y señaló la facilidad con que se lograría la independencia, si se pusieran de acuerdo con los insurgentes, las tropas mexicanas que militaban bajo las banderas del rey.
De 1915 a 1920, Vicente Guerrero, sucesor de Morelos, era el insurgente  supremo y se mantenía invicto.
En 1814, Félix Calleja del Rey, Virrey de 1813 a 1816, confirmó  a José Gabriel de Armijo el nombramiento de la Comandancia del Sur, dándole como tarea liquidar el foco de rebelión que subsistía.
Fue Armijo el jefe realista de mayor graduación con que se enfrentó Guerrero, se midió con él durante un lustro.
La impotencia de ambos rivales para vencer al contrario, fue estimulando una curiosa relación, entre trato y trato, con oficiales de tropa y a través de comisionados entre los más altos jefes; surge así un clima propicio a la transición.
Desde 1819, el Virrey Apodaca, insistía en tomar contacto con Guerrero, para forzarlo al cambio de postura; Guerrero inquebrantable, hizo fracasar el intento, pues no tardó en advertir las contradicciones del Virrey.
Ya desde tiempos de Calleja, la maquinaria gobernante no funcionaba; del Virrey abajo, todos desconfiaban de todos. El propio Virrey Apodaca, dormía y se despertaba con grandes temores.
Por su parte Guerrero, dándose  cuenta que el gobierno se debilitaba, decidió intentar seducir al más vulnerable.
Su primer objetivo fue Armijo; su alta graduación, el considerable número de tropas a su mando, lo hacían el candidato ideal. Pero Armijo, fiel al gobierno y falto de imaginación dejó escapar la oportunidad.
Después de algunos sondeos por intermediarios, Guerrero escribe una carta al coronel Carlos Maya, subordinado de Armijo, misiva fechada el 17 de agosto de 1820, cuya esencia política es suficiente para otorgar al autor crédito de inventor de la  consumación de la independencia.
En el texto excepcional se hayan delineadas las premisas sobre las que  se desarrollan los acontecimientos de los 13 meses siguientes. A Saber :
1.- Alianza de españoles, realistas y mexicanos.
2.- Tener fijo el procedimiento del general de Riego: Que, apoyado en las sociedades secretas, se sublevo para proclamar la Constitución de 1812. Fue diputado a las Cortes de Asturias, etc.
3.- Pronunciamiento del ejército de Nueva España.
4.- Reconocer la posición subalterna del propio Guerrero.

5.- Designar libertador al jefe del pronunciamiento.

6.- Relevo de Apodaca por un sucesor liberal, con el que sea factible llegar a un acuerdo.
Carlos Maya rechazó la propuesta de Guerrero, la envió a Armijo y éste al Virrey. Llamó la atención a Guerrero, el que el Virrey no se escandalizara, todo en Apodaca desconcertaba.
Lo cierto es que mantuvo la línea de acceso con Guerrero y tal vez por estorbarle, forzó la renuncia de Armijo.
El 9 de noviembre de 1820, acordó el nombramiento  de Iturbide para la Comandancia del Sur  y le recomendó procurar atraer a Guerrero y  Ascencio al indulto y evitar la efusión de sangre.
El mismo día Iturbide aceptó el cargo, con la condición de  que terminada la campaña, se le retirara del cargo, lo que Apodaca aceptó.
Se asegura que Apodaca estuvo presionado por el Canónigo Matías de Monteagudo, entre otras cosas, pues Apodaca se inquietaba porque los antecedentes de Iturbide no eran muy limpios.
Mientras Guerrero elaboraba su  plan en el campamento, en la Cuidad de México se cocinaba otro, idéntico en cuanto al fin y sus deseos de tabla rasa en el nuevo orden a todo lo que oliera a populismo, insurgentismo y constitucionalismo. Conspiración de la Profesa es el nombre de este conciliábulo, porque las juntas se efectuaban en la Iglesia de la Profesa. Uno de los cerebros era el canónigo Matías de Monteagudo.
Tanto éste como la mayoría de los comprometidos tenían acceso al palacio virreinal y era la razón para que se afirmara que Apodaca no era ajeno a lo que se tramaba en la Profesa.
Siendo Calleja Virrey y Agustín de Iturbide Comandante del Ejército del norte, con sede en Guanajuato, fue denunciado por una serie de extorsiones a comerciantes de aquel lugar. Cargos que resultaron ciertos y graves por lo que el Virrey Calleja lo suspendió del mando y lo llamo a México.
Con ayuda de amigos logró una sentencia favorable. Pero quedó cesante y en entredicho. Vivía en la Capital, dándose tono, asistiendo a rumbosas fiestas, era apuesto, buen conversador y favorito del bello sexo.
La Comandancia del Sur le libró del olvido que le amenazaba. Su misión Consistía en aniquilar el núcleo de Guerrero, tarea en que Armijo no tuvo éxito y le costó el puesto.
Antes de salir de la Capital Iturbide pidió a al Virrey que se le uniera el regimiento de Celaya, así lo dispuso Apodaca. El Virrey mandó 12,000 pesos a Cuernavaca, para espías y otros gastos.
La Comandancia del Sur se extendía desde Taxco a Iguala y la costa del Pacífico.
Guerrero, Ascencio y otros mandaban los ejércitos  independentistas.
Llegó Iturbide a Teloloapan el 1 de  diciembre y contemplaba más práctico negociar y no ignoraba que Guerrero era materia dispuesta, estableció contacto epistolar con gran número de presuntos aliados.
Inició una operación sin mayores pretensiones por la serranía de Temascaltepec, para limpiar de “ bandidos “ la región. El día 28 de diciembre, día de los inocentes, se encontró con Pedro Ascencio, guerrillero indígena, segundo jefe de Guerrero. Cerca de Tlatlaya, sorprendiendo la retaguardia de Iturbide, le propinó tal descalabro, que casi todos sus elementos quedaron muertos en la refriega.
Cinco días más tarde cerca de Chilpancingo, Guerrero ganaba otro combate contra la sección subalterna de Carlos Maya.
Iturbide se alarmó, la insurgencia en el sur estaba más fuerte de lo que se suponían en México y lo que el mismo creía y considero que una campaña en grande lo distraería del objetivo político, por lo que el 10 de enero dirigió su primera carta a  Guerrero, con el tratamiento de Muy Señor Mío.
El Caudillo que bastantes motivos tenía para dudar de la sinceridad de Iturbide, no respondió.
Iturbide nervioso vuelve a escribir y por fin el día 20, desde  su campamento, al occidente de Chilpancingo, responde a su adversario en términos  comedidos pero receloso.
Todavía antes de llegar a un entendimiento cabal, el 27 de enero, Guerrero batió a una columna en un sitio llamado la Curva del Diablo, combate que marca una señal histórica, por ser el último enfrentamiento que se dio, entre Insurgentes y Realistas.
Iturbide no esperó, volvió a escribir a Guerrero, una tercera carta el 4 de febrero de 1821, más franca, más política. Desde Tepecuacuilco, ya no con el tratamiento de Muy Señor Mío, sino con el de Estimado Amigo y añade “ no dudo darle a usted este título porque la  firmeza y el valor son las cualidades primeras que constituyen el carácter del hombre de bien, y me lisonjeo de darle a usted en breve un abrazo que confirme mi expresión. “
Le propone una entrevista pues, agrega, más haremos en medio hora de conferencia que en muchas cartas.
La reunión personal fue determinada por  Guerrero, pero al acuerdo se llegó por medio de emisarios, para el mismo mes de febrero.
Iturbide en la junta informó con detalle acerca del Plan. Sin citarla con el nombre de guerra la insurgencia tenía cabida en el proyecto.
La alianza se formalizo con un ingrediente que sería vital para Iturbide; Guerrero se comprometía, con sus casi  4,000 hombres, a cubrir las espaldas, a defender perfectamente la línea del sur, mientras el realista de ayer y hoy libertador, abría campaña por el centro y occidente.
El golpe maestro de Iturbide llevaba fecha de Iguala 24 de febrero de l821, lugar y día en  que se suscribió el Plan de Independencia, menos intolerante y más adecuado el momento, que el ideado por los canónigos de la Profesa.
En 24 artículos, uno por cada día del mes del alumbramiento, desarrollaba Iturbide su programa libertador.
Los puntos principales eran :
A.- Religión Católica sin tolerancia de otra ninguna.
B.- La Nueva España es independiente de la antigua y de toda otra potencia.
C.- Su gobierno será monarquía moderada con arreglo a la constitución peculiar y adaptable al reino.
D.- Será su emperador Fernando VII, u otro miembro de casa española.
E.- Provisionalmente gobernará una Junta.
F.- Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción alguna de europeos, africanos, indios, son ciudadanos de la monarquía con opción a todo empleo, según sus méritos y virtudes.
G.- Personas y propiedades serán respetadas y el clero regular y secular conservado en todos sus fueros y preeminencias.
H.- Se formará un protector que se denominará de las tres garantías, Religión, Independencia y Unión íntima de americanos y europeos.
I.- Las tropas del anterior sistema de la independencia que se unan inmediatamente a dicho ejército, se considerarán como de Milicia Nacional.
Lo único que repugnó a Guerrero, fue que la tentadora corona se le ofrecía a Fernando VII, pero esperaba que fuera una maniobra política para obtener mayor número de adeptos.
Es conveniente destacar que se advierte alguna similitud con los Sentimientos de la Nación, que Morelos hizo leer ante el  Congreso de Chilpancingo por su Secretario el señor Rosains, el 14 de septiembre, en asamblea pública, en 1813.
Iturbide, después de la reunión mencionada en antecedentes, citó para la tarde al Capitán de la tercera Compañía don Francisco Quintanilla. Le reveló su resolución de proclamar la independencia y preguntó si podía contar con los oficiales, Quintanilla aseguró que el regimiento haría lo que Iturbide mandara.
Algunos oficiales recelosos pensaban que Iturbide se disponía a castigarlos. Informado por Quintanilla, Iturbide se presentó en la casa donde estaban reunidos y les aseguró que sus propias opiniones políticas no eran distintas a las de los oficiales, pero que no podía entonces decirles más y les exigió la promesa de no abandonar sus banderas. Prometiéronlo todos así y se obligaron a no hacer otra cosa que la que su antiguo coronel les  ordenara.
Días después Iturbide comunicó a los capitanes Lamadrid y González sus propósitos. Seguro de la adhesión del regimiento de Celaya, solicitó al Virrey que se le uniera el cuerpo de caballería y el coronel Epitacio Sánchez. A todo Accedió Apodaca.
Habiendo reunido bajo su mando 2,500 soldados, resolvió abrir la campaña contra los insurgentes.
El 22 de diciembre salió de Teloloapan, quería reunir los destacamentos que Armijo Había diseminado, formar un cuerpo respetable y lanzarse contra Guerrero y Ascencio.
Avanzó hasta San Martín de los Lubianos y de allí se dirigió a Acatempan. Pedro Ascencio que seguía sus movimientos se emboscó cerca de Tlatlaya y en la madrugada del 28 cayó sobre la  retaguardia de Iturbide, que quedó totalmente destruida.
Después de tal descalabro volvió a Teloloapan y renovó sus peticiones de dinero a al Virrey, quien le envió gruesas sumas.
 Apenas vuelto a Teloloapan supo Iturbide que Mayo había sufrido un revés el 2 de enero de 1821, fecha en que Guerrero se había apoderado de Zapotepec, causando grandes destrozos a las tropas realistas.
Los reveses sufridos, sugirieron a Iturbide atraerse a Guerrero. El 10 de enero de 1821, le escribió una carta en que decía “ que deseaba la felicidad de la Nueva España, donde había nacido y que él, Guerrero, podría contribuir a ella de modo muy particular, cesando las hostilidades y sujetándose con las tropas a su cargo a las órdenes de gobierno” y advertía que los diputados de la Nueva España, que ya habían salido para la península no omitirían nada que fuera conducente a la felicidad de la patria y añadía “ mas si contra de lo que es de esperar, no nos hicieran justicia, yo sería el primero en contribuir con mi espada, con mi fortuna y con cuanto pueda defender nuestro derecho “ y luego formulaba “ Si usted oye con imparcialidad mis razones no cabe duda que entrara en el partido que le propongo, pues tiene talento para persuadirse de la solidez de  estos convencimientos .“
Desde el Rincón de Santo Domingo, el 20 del mismo mes Guerrero le contestaba “ que Nueva España ya no podía esperar nada de la  Metrópoli y que prefería la muerte a la ignominia”  Convengamos le decía, en que usted ha sido uno de nuestros mayores enemigos y que no ha perdonado medio para asegurar nuestra esclavitud; pero si entra en conferencia conmigo, conocerá que siendo americano ha obrado mal, que por deber exige lo contrario. Comprenda usted que nada me sería más degradante como confesarme delincuente y admitir el indulto que ofrece a nombre del  gobierno, del cual he de ser contrario hasta el último aliento de mi vida; más no me desdeñaré siendo un subalterno de usted en los términos que digo y que con el mayor placer entregaría en sus manos el bastón con que la nación me ha condecorado.
Entre tanto Berdejo, coronel realista, informado que Guerrero estaba en la sierra de Jalisca, fue en su busca el 27 de enero. Halló a los independientes en la Curva del Diablo y después de porfiado combate, tuvo que retirarse con grandes pérdidas.
Dos días antes Pedro Ascencio había  atacado cerca de Totomalaya a una sección del coronel Rálfos y la arrojó vencida hasta los límites de Sultepec.
Estas dos acciones de guerra fueron la últimas que tuvieron efecto en el Sur.  Importante dato Histórico.
Iturbide escribió nuevamente desde Tepecuacuilco el 4 de febrero de 1821, llamándolo amigo y asegurándole que pronto le daría un abrazo como muestra de la elevada estima que le tenía, que le enviaba a don Antonio Villagómez y le invitaba a una entrevista en Chilpancingo.
El 25 de enero había escrito Iturbide al abogado don Juan José Espinosa de los Monteros, residente en la  Ciudad de México, al que le remitió el proyecto del Plan y las proclamas que deberían salir al mismo tiempo que el Plan y le autorizo para corregir lo que considerara conveniente.
La negociación emprendida por Iturbide para ponerse de acuerdo con Guerrero, se prosiguió en la primera quincena de febrero y habiéndose convencido que el Comandante del Sur estaba resuelto a proclamar la independencia, se adhirió sin reserva al proyecto de Iturbide, lo reconoció como jefe y se declaró dispuesto a militar bajo sus órdenes.
Guerrero fue admirable por su honra, tanto como por su heroísmo durante los años que casi  solo mantuvo la guerra de independencia. Su gloria y su influencia eran la garantía más completa de la sociedad mexicana.
La entrevista del primero de marzo, entre Guerrero e Iturbide es conocida como el abrazo de  Acatempan.
Ambos jefes se reunieron en el lugar mencionado, cerca de Teloloapan, con el fin de luchar unidos por la independencia de México.
Las tropas de ambos caudillos estaban a tiro de cañón, una de otra. Ambos jefes se acercaron , con cierta desconfianza y se abrazaron.
Iturbide dice: No puedo expresar la satisfacción que experimento al encontrarme con un patriota que ha sostenido la noble causa de la independencia y sobrevivido, él solo a tantos desastres, manteniendo vivo el fuego sagrado de la libertad. Recibid este justo homenaje a vuestro valor y a vuestras virtudes.
Guerrero que experimentaba sensaciones igualmente profundas y fuertes : Yo señor, le dijo, felicito a mi patria porque recobra en este día un hijo cuyo valor y conocimientos le han sido tan funestos.
Ambos jefes estaba oprimidos bajo tan grandes sucesos,
después de haber comunicado Iturbide sus  planes a Guerrero , éste llamó a sus tropas y oficiales; lo que hizo igualmente Iturbide.
“Guerrero se dirigió a sus soldados: ¡Soldados! Este Mexicano que tenéis presente es el señor Agustín de Iturbide, cuya espada ha sido por  nueve años funesta a la causa que defendemos. Hoy jura defender los intereses nacionales y yo que os he conducido a los combates y de quien no podéis dudar que morirá sosteniendo la independencia, soy el primero que reconozco al señor Agustín de Iturbide, como el Primer Jefe de los ejércitos nacionales. Viva la Independencia, Viva México”. ( Según Lorenzo de Zavala )
El historiador Alaman, niega que se hubiese llevado acabo esta entrevista. Muchos otros aseguran que se efectuó. En 1943, una Misión Cultural trabajo en Acatempan, en el camino que conducía al pueblo, había un modesto monumento de terracota, para significar el hecho.
Iturbide comunicó al Virrey Apodaca que el Jefe Insurgente acababa de ponerse a sus órdenes. Apodaca al recibir la noticia accedió a todas las peticiones de Iturbide y le aseguró que notificaría al Rey el señalado servicio que había hecho a la causa.
Iturbide informó de sus planes, por medio de sus adeptos y consiguió general acuerdo y aceptación.
Se habían reunido en Veracruz casi todos los diputados nombrados por la Nueva España, en espera de pasar a la Península. Juan Gómez Navarrete, representante de Michoacán, les rebeló los planes políticos y los convenció de demorar la salida para España e instalar el Congreso luego que la proclama se hubiese efectuado. No se logró ningún acuerdo en una primera reunión y en una segunda, la mayor parte habían embarcado para España, el 12 de febrero de 1821.
Le faltaba a Iturbide hacerse de recursos. Por aquellos días se había resuelto en México, la salida de una conducta con caudales para Acapulco; valores de las mercancías que el último galeón de Filipinas había traído al puerto. En Iguala se apoderó Iturbide de los dineros de la conducta que ascendía a 525,000 pesos.
Careciendo de imprenta el nuevo primer jefe, por medio del capitán Margán se puso de acuerdo con el presbítero Joaquín Furlong, dueño de una pequeña imprenta en Puebla, Comunicando el secreto al cajista don Mariano Monroy y entre los tres imprimieron el Plan y la Proclama. 
Trasladados a Iguala los ejemplares impresos, juzgó Iturbide llegado el momento de operar
El 24 de febrero de 1821, publicó un manifiesto dirigido a los habitantes de Nueva España en el que afirmaba que era una necesidad la independencia de México, de España y de cualquier otra nación. Encarecía la unidad de  los mexicanos y los españoles radicados en el país y declaraba que el ejercito de las Tres Garantías, Religión, Independencia y Unión, que él comandaba, había jurado sostenerlas, en el nuevo imperio que surgía entre las demás naciones.
Terminaba el manifiesto con estas palabras: “ En el transporte de nuestro júbilo, decid: ¡ Viva la religión santa que profesamos ! ¡ Viva la América Septentrional Independiente de todas las naciones del globo! ¡ Viva la Unión que hizo nuestra felicidad !
El Plan proclamado por Iturbide en Iguala comprendía 24 artículos los primeros 5 y los contenidos del 12 al 16 agotaban los elementos que fueron conocidos por Guerrero y otras personalidades; que se ampliaron por nuevas necesidades o requerimientos.
El Plan de Iguala fue enviado al virrey Apodaca, al arzobispo Fonte y a varias personalidades de la capital.
Al Virrey, el 24 de febrero le decía: la Nueva España quiere ser independiente y que la madre patria le había dado el ejemplo y le excitaba a admitir la presidencia de la junta para evitar derramamientos y otros males. Con mayor confianza en carta particular de la misma fecha: Sea pues, V.E. le decía, quien haga el mayor servicio al mejor de los reyes. Adopte el plan que debe paralizar los proyectos de la revolución desastrosa que se anuncia por todas partes.
Al Obispo de Guadalajara decía: No creo que hay más que una religión verdadera, que es la que profeso...O ha de  mantenerse la religión en la Nueva España pura y sin mancha o Iturbide no ha de existir.
El 1 de marzo de 1821 reunió Iturbide en su alojamiento en Iguala a los jefes, comandantes y oficiales y les explicó su plan político. Los presuntos trataron de nombrarlo Teniente General; rehusó y solo acepto que se le llamara “ Primer Jefe del Ejército de las Tres Garantías.
El 2 de mayo se procedió al juramento ante el Capellán Antonio Cárdenas. El mismo día hicieron lo propio las tropas al mando de don Miguel Torres. No tardó en adherirse la sección de Mateo Cuilty en Zacualpan. La guarnición de Acapulco mandada por el capitán Endérico, proclamó el Plan el 28 de febrero  y así siguieron ocurriendo adhesiones y juramentos, en cantidades y fechas diversas,  lo  que no a dejado de provocar ciertas confusiones.
El 24 de febrero de 1821 publicó un manifiesto dirigido a los habitantes de Nueva España, afirmando que era una necesidad la Independencia de México, Se considera esta fecha como la Proclama del Plan de Iguala, sin embargo el Diccionario Enciclopédico SALVAT, señala la Proclama el día 24 de mayo, del propio año.
El programa de Iguala pareció conciliar todos los intereses, encontró una gran acogida en la mayor parte  de la Nueva España.
Iturbide que conducía la porción más fuerte del ejército, realizó una marcha triunfal dando un recorrido por Michoacán, Guanajuato, Querétaro y Puebla.
En México Apodaca era impotente para contener los entusiasmos. La guarnición de la capital lo destituyo, designando en su lugar al Mariscal Francisco Novella.
En Puebla Iturbide recibió la noticia de la llegada de un nuevo virrey, con el título de Jefe Político Superior de la Nueva España, Juan de O’Donojú, de espíritu abierto, masón, liberal, anticolonialista; venía no a imponerse sino a conocer una peculiar situación política y a facilitar su firmeza.
Entraron en contacto ambos jefes, rodeados de sus escoltas, en la villa de Córdoba, el 24 de agosto.
Igual que con Guerrero, la diplomacia de Iturbide, surtió buenos efectos, ahora con O’Donojú, luego de una discusión que nunca llegó a ser molesta, el español y el mexicano, firmaron los Tratados de Córdoba.
Se reconocía la soberanía e independencia de la Nación Mexicana.
Se ofrecía el trono a Fernando VII, o algún príncipe europeo. En caso de no aceptarse ocuparía el trono el que las cortes del Imperio designara.
Creación de un gobierno provisional representado por una regencia provisional gubernativa. ( Poder Ejecutivo ) y una junta provisional gubernativa ( poder legislativo ).
Se establece una Regencia de 5 miembros y una junta provisional de 27 notables, con Iturbide a la cabeza.
Con el Plan de Iguala y los Tratados de  Córdoba, Iturbide se abría el camino al trono.
Por fin la Ciudad de México Capituló, fijándose el 27 de septiembre del propio 1821, como el día de la entrada del Ejército Trigarante a la capital, lo que puntualmente se hizo.
En medio de una multitud jubilosa, arcos triunfales, banderas y gallardetes, colores de la reciente enseña nacional ( El verde, la independencia, el blanco la pureza de la religión y el encarnado la Nación.) Desfilaron por las calles, hasta la Plaza de la Constitución, dieciséis  mil hombres del ejército libertador.
Iturbide desde el balcón principal del Palacio de Gobierno, dirigió una arenga al pueblo mexicano, representado por la enorme multitud que vitoreaba a la Independencia y al Primer Jefe. Su mensaje terminaba con estas palabras: “ Ya sabéis el modo de ser libres. A vosotros os toca el de ser felices “
Trescientos años, un mes y seis días, después de que Cortés plantara el pendón de Castilla y León, sobre  ruinas humeantes del Teocali de Tenochtitlan, se arriaba para siempre del suelo mexicano.
Dos párrafos de la justificación de O’Donojú ante el gobierno de Madrid: ¿ Quien ignora que un negociador sin fuerza esta para convenirse con todo lo que le propongan y no para proponer lo que convenga a la nación que representa ?
“ La independencia ya era indefectible, sin que hubiese fuerza en el mundo capaz de contrarrestarla. Nosotros mismos hemos experimentado lo que sabe hacer un pueblo que quiere ser libre. Era preciso, pues, acceder a que la América sea reconocida por nación soberana e independiente y se llame en lo sucesivo Imperio Mexicano. “
Tras la entrada triunfal del Ejército Trigarante; el autor del Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, comenzó los esfuerzos por cimentar las bases del nuevo estado. Historia trágica por las desilusiones de quienes tomaron parte en el júbilo del 27 de septiembre, día de la Independencia de México.
La Junta Provisional Gubernativa del Imperio Mexicano, convocada por Iturbide, se reunió el 28 de septiembre del propio 1821, formada por 38 miembros: Barcenas, los oidores Ruiz y Martínez Mancilla, Azcárate, Guzmán, Jáuregui; los coroneles Bustamante y Horbegoro, Tagle, Alcocer y otros.
Aquellos hombres según Iturbide, de todos los partidos, que disfrutaban cada uno en el suyo del mejor concepto y eran según él, el único medio de consultar la opinión del pueblo.
Declarada legítimamente instalada la Junta, entró en la catedral para juramentar fidelidad al Plan de Iguala y a los Tratado de Córdoba.
En todas las reuniones en Tacubaya, la Junta  había acordado que era soberana y que se tratasen de majestad.
La misma mañana del 28, Iturbide fue electo presidente de la Junta. Por la noche formuló la declaración de independencia del Imperio Mexicano. Entonces la Junta por acuerdo de Iturbide y O’Donojú, nombro la Regencia; la formarían cinco miembros: Iturbide como presidente y  O’ Donojú, Manuel de la Barcena, José Isidro Yañez y Manuel Vázquez de León, miembros de la Regencia.
La presidencia de la Junta Provisional Gubernativa, recayó en el Obispo de Puebla, Antonio Pérez, por la vacante debida a la elevación de Iturbide a la presidencia de la Regencia. Se nombro también a Iturbide Generalísimo con un sueldo de 120,000 pesos anuales, un Millón de capital,  20 leguas cuadradas de terreno en Texas  y el tratamiento de Alteza Serenísima.
Su Alteza Serenísima don Agustín de Iturbide, Generalísimo de los Ejércitos del Imperio Mexicano. Gran Almirante de la Armada y Presidente del Consejo de la Regencia, contaba con 38 años.
Durante un tiempo el sistema administrativo no fue alterado. Los intendentes funcionaron como agentes financieros del gobierno y la audiencia de la Capital continuó en sus funciones de Supremo tribunal de Justicia.
Pero el Presidente de la Regencia ordenó la agrupación de los territorios en cinco distritos militares, bajo el mando de un capitán general militar.
El 4 de octubre la Regencia decidió que formaran cuatro ministerios ejecutivos: Relaciones Interiores y Exteriores, Justicia y Asuntos Eclesiásticos, Hacienda y Guerra y Marina.
El 12 de octubre la Regencia decretó ascenso de oficiales destacados en la lucha por la Independencia: Pedro Negrete, Teniente General, Anastasio Bustamante, Luis Quintanar, Vicente Guerrero, Hechos Mariscales Imperiales y Guerrero, además nombrado Capitán General del Distrito Sur.
El mismo día la Junta Provisional Gubernativa otorgó a Iturbide su salario de 120, 000 pesos, retroactivo al 24 de febrero de 1821. Iturbide no  aceptó la retroactividad y cedió un suma de 71,000 pesos a beneficio del ejército.
El día 27 de octubre se hizo la proclama solemne de la independencia jurando las corporaciones del poder el Plan de Iguala y los Tratado de Córdoba. Por la tarde se celebró el paseo del Pendón Imperial.
El mismo día se decretó que todo aquel que atacara a las Tres Garantías sería juzgado como traidor.
El  día 27 cayo  Veracruz en manos de mexicanos.
El 19 de octubre, Iturbide había escrito al Capitán General de Centroamérica, don Gabino Gaínza, expresaba que la América Central no era capaz de gobernarse a si misma, pudiendo ser objeto de ambiciones extranjeras y le manifestaba que sería conveniente, que esa Capitanía General se uniera al Imperio de acuerdo con el Plan de Iguala y los Tratado de Córdoba. Le anunciaba que pronto marcharía un ejército mexicano a proteger aquella región y que los soldados imperiales, nunca tendrían el papel conquistador.
Los cabildos Centro Americanos votaron en favor de la unión con México. El 9 de enero se lanzó una proclama que prohibía criticar la decisión.
El 4 de enero Iturbide se quejaba  de que no había resultado efectiva la subscripción voluntaria para conseguir fondos  para el ejército que tenía un efectivo de 68,000 hombres y decía que  era imposible preservar la disciplina con un ejército hambriento.
Se autorizo el traslado indiscriminado de fondos de la  tesorería del Consulado de la Ciudad de México, de la Casa de Moneda y de Las Obras Pías, sin conseguir el objeto.
Se vio forzado a hacer nuevo llamamiento a la iglesia. Se solicitaron 400,000 pesos a la Catedral de Guadalajara, en plazo de  seis meses y al Obispo de Durango 200,000.
Los gastos de la Casa Imperial hacían más difícil la economía; del 8 de octubre de 1821 al 20 de marzo de 1822, el libertador había recibido de la tesorería 77,884 pesos de su salario. Aunque el gobierno había pagado una parte de su salario y cubierto su gastos misceláneos y los de la Casa Imperial. El biógrafo más meticuloso de Iturbide, Robertsón no encontró evidencia de un ilícito de fondos.
En este año la oposición al gobierno era alarmante. Carlos María Bustamante en su periódico “La Avispa de Chilpancingo” atacaba la República de  Iturbide.- La Junta Provisional Gubernativa, encontró subversivo el folleto de Lagranda “ Consejo prudente sobre una Garantía”. El Ministro Domínguez, denunciaba un complot integrado por personajes: Generales Miguel Barragán, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo.
O’Donojú fue sepultado el 8 de octubre, con él Iturbide pierde un gran defensor de la Unión, de la Independencia  que cancelaba el dominio de tres siglos y la Regencia perdía el aporte de su autoridad moral.
El 24 de febrero el Soberano Congreso Constitucional, se reunía por primera vez; los 100 miembros juraron solemnes en la catedral metropolitana y se instalaron como Cámara Legislativa en el Templo de San Juan y San Pedro.
Como era de esperarse surgieron problemas, el primero fue la declaración  de que la  soberanía residía en el Congreso, que el gobierno sería de tipo monárquico constitucional moderado. La única religión tolerada era la católica, apostólica y romana.
Se invitó a las personas designadas por Los Tratado de Córdoba a ocupar el trono del Imperio Mexicano. Se declaró que los poderes no debían estar reunidos. El Poder Ejecutivo quedaba en manos de la Regencia y La Autoridad Judicial en los tribunales existentes y por crear.
Se formuló un juramento de fidelidad al nuevo régimen, al que debían someterse los propios miembros de la Regencia. Se Insistía en que la Soberanía de la Nación radicaba en los diputados.
Se prohibieron los gastos no autorizados por el Congreso y se anularon los préstamos forzosos.
El general Dávila, comandante de San Juan de Ulúa, último valuarte español, escribió a Iturbide que la independencia no podía conducir sino al fracaso y que debía cooperar en la vuelta al oren Imperial. Publicó Iturbide en el Periódico Oficial, confirmación contraria a una reconciliación con España.
El grupo iturbidista era visto con desconfianza, había llegado a destituir a algunos miembros de la Regencia, sustituyéndolos por otros no iturbidistas.
Se advertía una vacilación en la opinión pública sobre la forma de gobierno que debía adoptarse. Llegó a México la noticia que los Tratados de Córdoba, en los que se reconocía la Independencia de México, habían sido declarado nulos por las Cortes Españolas.
Los borbonistas, según Justo Sierra, quedaron desorientados y se unieron a los republicanos y antiguos insurgentes, que dirigidos por las logias masónicas hicieron llegar al congreso peticiones en favor de una república como las de Colombia y Perú.
La exaltación contra España causaba inmenso júbilo porque rompía el último vínculo con la metrópoli, había el deseo de cambiar el poder de Fernando VII, con un  monarca  nacido del movimiento de independencia.
Pero las relaciones entre Iturbide y el Congreso habían llegado hasta tal punto que ya no podían continuar. Después de la destitución de los regentes, se hacían incompatibles el mando militar y el poder ejecutivo.
Su alteza propuso al congreso un ejército de 35,000 hombres, lo que fue rechazado por el legislativo. En represalia Iturbide dimitió como presidente de la Regencia.
Antes que su dimisión fuera aceptada escribió al ministro de la Guerra, sobre la necesidad de un gran ejército, ya que sin él, todo lo que se había logrado para la independencia de México estaría perdido.
El sábado 18 de mayo el congreso muy alarmado acabó por ceder a sus demandas. Pero había tardado demasiado.
La noche del 18 de mayo de l822, los sargentos del regimiento de Celaya, presidido por el sargento Pío Marcha, reunieron a las tropas acuarteladas en el convento de San Hipólito y armadas marcharon por las calles gritando ¡ Viva Agustín I, emperador de México ! Se reunieron otros elementos de la guarnición de la capital y gente del pueblo.
Toda la ciudad se iluminó mientras por las calles desfilaba la tropa, las bandas militares y gente del pueblo.
Se escuchaban disparos jubilosos, cohetes, repiques de campanas, sin faltar los fuegos artificiales y la música marcial.
Luego la tropa montó guardia en la residencia de Iturbide y aclamó al héroe. Salió al balcón varias veces su Alteza.
A las tres de la mañana todos los generales, jefes y oficiales de la guarnición, formularon una petición y la enviaron al Congreso.
El Ministro de la Guerra comunicó al Presidente  del, Congreso la necesidad de convocar a una sesión extraordinaria, para considerar la proclamación hecha por los pronunciados.
Con propósitos de calmar al pueblo exaltado, esa misma noche, redactó una proclama Iturbide. Mexicanos: me dirijo a vosotros solo como un ciudadano que anhela el orden y ansía vuestra felicidad, infinitamente más que la suya propia.
El ejército y el pueblo de esta capital acaban de tomar un partido; al resto de la nación corresponde aprobarle o reprobarle, yo en este momento no puedo más que agradecer su resolución y rogaros, si, mis conciudadanos, rogaros, pues los mexicanos no necesitan que yo los mande, que no se de lugar a la exaltación de las pasiones, que se olviden resentimientos, que respetemos las autoridades, porque un pueblo que no las tiene, o las atropella, es un monstruo; que dejemos para un momento de tranquilidad la decisión  de nuestro sistema y de nuestra suerte. . .La nación es la Patria; la representan hoy sus diputados; oigámosles. Dicto estas palabras con el corazón en los labios, hacedme la justicia de creerme sincero y  vuestro mejor amigo. Agustín de Iturbide.
Pío Marcha vino a producir el sacudimiento que resolvería definitivamente la tan debatida cuestión de la verdadera independencia.
A tal desenlace contribuyeron no pocos hombres del estado español, ineptos no solo para conocer los cuantiosos intereses de la monarquía española y los principios de democracia, soberanía de las naciones y medios de conquistar y asegurar sus propias libertades.
El Congreso se reunió a las 7 de la mañana del 19 de mayo y tras breve discusión se llamó a Iturbide. Este asistió a la sala de sesiones a la una y media de la tarde, seguido por el pueblo que lleno las galerías. Hubo una primera proposición de consulta a las provincias, Iturbide mismo la defendió.
El diputado Valentín Gómez Farías introdujo una proposición firmada por varios representantes que decía que habiendo quedado anulados los Tratados de Córdoba y el Plan de  Iguala, el Congreso quedaba libre para botar a favor de la coronación del libertador. La votación del Congreso contó 67 votos a favor de la proclamación de Iturbide como Emperador, contra 15 que deseaban consultar con las provincias. El grito de viva el emperador llenaba la sala. Agustín I Emperador de México quedó proclamado.
El Congreso seguidamente, justifico la elección de Iturbide como emperador: Por la oposición obstinada y el silencio de la Corte de Madrid, prueba de que no quería reconocer Los Tratados de Córdoba,   dejaba al Congreso la libertad de  escoger a otra persona.
El 21 de mayo el soberano juró por Dios y por los santos evangelios que defendería y conservaría la Religión Católica Apostólica y Romana, sin permitir ninguna otra; que guardaría y haría guardar la  constitución que redactara el Congreso, y entre tanto, la española en la parte que estaba vigente, así como las leyes, órdenes y decretos que había dado o diere el Congreso. Finalmente respetaría la propiedad, la libertad política de la Nación y la personal del individuo.
La pérdida de la unión, tercera garantía, dice el historiador Alamán, es la clave de los acontecimientos posteriores.
Iturbide se convirtió en  gobernante de un imperio que se alargaba de la California hasta el Istmo de Panamá. Era una extensión inmensa, poseía grandes recursos naturales. Aunque consciente de muchas de sus debilidades Iturbide cayó en la tentación  de conceder honores, realmente fuera de lugar, como la Orden Imperial de Guadalupe, para honrar distinguidos servicios prestados para gloria de tan basto Imperio.
El enfrentamiento del emperador con el Congreso no había terminado. El Padre Mier, crítico de la monarquía y ardiente defensor de la república, reforzado por las Logias Masónicas, hacía correr rumores de una conspiración.
La reacción de Iturbide fue inmediata; la noche del 26 de agosto, varios miembros del Congreso fueron apresados y encarcelados en el convento de Santo Domingo. Firmaba la orden el subsecretario de Estado, Andrés Quintana Roo.
Valentín Gómez Farias proponía la destitución del Congreso. Felipe de la Garza se proclamaba en Soto la Marina.
El Emperador a unos cuarenta diputados explicó “ Yo señores no puede dejar que la Nación se precipite en la anarquía en manos de hombres, que por falta de experiencia, unos, otros  con malas intenciones, se han opuesto a la marcha que ha adoptado mi administración, privándome de los medios para hacer el bien. El Congreso en cerca de ocho meses de sesiones, no ha redactado la Constitución del Imperio, no se ha dado una ley sobre hacienda, sobre el ejército; el tiempo lo han ocupado en discusiones para humillarme, desconceptuarme y presentarme a la nación como un tirano
Después de que los ministros tomaron su postura sobre el Congreso, Agustín I dictó la destitución del Congreso el 31 de octubre.
En su lugar se formó una Junta Instituyente, con dos diputados por cada provincia, con suficiente población y uno por las otras.
El 13 de noviembre de 1822, la Junta Nacional Instituyente comenzó a redactar una Constitución que  se pensaba poner en manos del Nuevo Congreso.
El general Lemaur había tomado San Juan de Ulúa. Santa Anna, gobernador de Veracruz había hecho un intento para apoderarse del castillo. Agustín I, no deseaba provocar males mayores y lo retiró del puesto de gobernador. Santa Anna se disgustó y regresando a Veracruz se sublevo, el 2 de diciembre, levantando el estandarte de la República, antes que la orden de su deposición llegara a la guarnición. Quedó dueño de Veracruz junto con Guadalupe Victoria. Proclamó el Plan de Veracruz el 6 de diciembre y pidió la reinstalación del Congreso.
El Emperador mandó marchar contra Santa Anna al general Echávarri, el día 10 no había hecho nada, Lemaur le había escrito explicándole que Iturbide era el único obstáculo para concluir una paz  entre España y México.
El  13 de enero se pronunciaron Vicente Guerrero y Nicolás Bravo en favor del Plan de Veracruz.
Echávarri había  concluido los  arreglos con los españoles  de Ulúa y el día 1 de febrero de 1823, proclamó el Plan de Casa Mata, una especie de compromiso que exigía la instalación del nuevo congreso lo más pronto posible, manteniendo por el momento al Emperador.
El 26 de febrero la Ciudad de Puebla se unía al Plan de Casa Mata.
Iturbide nombró jefe del Ejército Libertador al marqués de Vivanco, pero casi todo estaba perdido, las acciones estaban alentadas por el creciente descontento con el régimen Imperial, algunas veces instigado por comandantes realistas de Ulúa. Los políticos mexicanos influyentes habían minado el prestigio de Agustín I.
El 4 de mayo a las nueve de la noche el emperador decretó que debía instalarse de nuevo el Congreso en la Ciudad de México. El día 7, cincuenta diputados oyeron al emperador. Los miembros de la Junta de Puebla no reconocieron  la autoridad  del Congreso, si el Emperador no se ausentaba de la Capital o la legislatura no se trasladaba a Puebla.
El 19 de marzo  Iturbide declaró su intención de abdicar y ausentarse del país. El acta de abdicación se presentó al Congreso al día siguiente. Antes de dejar la capital, el 22 de marzo Iturbide en un discurso afirmó que estaba dispuesto a hacer cualquier sacrificio por el bienestar de  la patria.
El Congreso fijó Tulancingo como residencia de Iturbide, mientras deliberaba sobre su abdicación.
El 29 de marzo, el Congreso declaro cesado el Poder Ejecutivo que regía desde el 19 de mayo 1822.
Dos días más tarde asumió el poder provisional un triunvirato formado por, Bravo, Victoria y Negrete con el titulo de Supremo Poder Ejecutivo. El Imperio empezaba a desintegrarse.
Al llegar la noticia a Guatemala, el general Filisola lanzó un manifiesto convocando a un congreso a las provincias Centroamericanas. 
Iturbide zarpó en el mercante Rewlins el 11 de mayo.
No solo las maquinaciones de los enemigos de Iturbide y la defección de Santa Anna causaron su caída, sino también las intrigas de  Lemaur y Echávarri. El Imperio Mexicano pasaba a la Historia.
El día 7 de abril el Congreso se ocupó de la abdicación de Iturbide, la comisión dictaminadora declaró la coronación obra de fuerza y nulo derecho. Se le concede en el destierro una pensión anual de 25,000 pesos y el tratamiento de excelencia, Se declaraba no subsistente el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, pues el pueblo que se independizaba no era autónomo, con derechos propios, sino una colonia de la mezcla de conquistadores y conquistados. Se declararon nulas las elecciones de Iturbide y todos sus actos como emperador y dictó órdenes que aceleraran su destierro; se le impidió pasar por lugares en los que pudiera recibir testimonios de adhesión y  se fletó la fragata inglesa Rewlins.
A esto Iturbide contestó pidiendo seguridad para el viaje, una cantidad suficiente para establecerse en una ciudad italiana. Se ofreció dejarlo satisfecho y continuó hasta embarcar  en la fragata. Bravo, después de escoltarlo, regresó a México  para tomar la parte que  le tocaba en el Poder Ejecutivo, junto con Negrete y Michelena.
Fueron nombrados; don Lucas Alamán, Secretario de Relaciones Exteriores e Interiores; don Francisco Arriaga en Hacienda; don Pablo de la Llave, de Justicia y Negocios Eclesiásticos; en Guerra quedó García Illuecas, que murió y fue sustituido por José Joaquín de Herrera.
El gobierno sustituyó los capitanes generales por las Comandancias Militares.
La cuestión hacendaria era cada día más grave, para resolver el problema se vendieron a bajos precios pertenencias de País, se ordenó la enajenación de templos jesuitas así como bienes  de hospitales y de la Inquisición. Sin dejar de llegar a otros recursos.
Las diversas entidades con el título de provincias, creían estar independientes una de las otras.
Santa Anna se declaró protector de la federación y libertador de los pueblos. Su proyecto encontró oposición y tuvo que presentarse a México, donde se le instituyó proceso, que no solo no concluyó, sino que derivo en que poco tiempo después, Santa Anna fuera nombrado Comandante militar de Yucatán.
Las provincias, Guanajuato, Morelia, San Luis Potosí, Oaxaca, y Zacatecas, coaligadas contra la  Asamblea Legislativa, enviaron comisionados para exigir nueva convocatoria del congreso.
Texas, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, formaron en Monterrey una junta con el objeto de separarse y celebrar en su calidad de pueblos independientes, una federación con México.
En Guatemala, Filisola obró por su propia cuenta  y el 29 de marzo de 1823, convocó a un congreso que se reunió  el 24 de junio, en la propia Ciudad de Guatemala y declaró su absoluta independencia de México.
En Texas su gobernador, Tres Palacios, se pronunció por el imperio y tomó a su servicio algunas tribus de indios.
Guadalajara pronunció su independencia por medio de una Junta Provisional y excitaba a los ayuntamientos de aquel territorio a establecer una República Federal.
Querétaro tuvo su asonada, simultánea a la de Guadalajara, el objetivo era el mismo.
Yucatán también obraba como estado independiente.
A este gran desquiciamiento contribuían las conspiraciones en favor de Iturbide y la división de los republicanos en centralistas y federales.
El Congreso no perdió la prudencia y la sensatez, convocó a un nuevo  congreso, asignando un diputado a cada 50,000 habitantes o porción que pasara de 40,000.
Guadalajara se mantuvo hostil, organizó una expedición encabezada por Bravo, en vez de Negrete que había sido designado antes, pero que marcho en calidad de acompañante. La expedición tuvo éxito, el general Negrete hizo que Colima volviera al orden.
Oaxaca, sublevo al pueblo de la ciudad y proclamó su independencia de México y hubo de recurrirse a la fuerza.
La presencia de los generales, Guerrero que sustituyó a Bravo, al ausentarse por la expedición contra Guadalajara y Victoria, en el poder, dieron aliento a los antiguos insurgentes, deprimidos por Iturbide.
El día 29 de julio de 1823 el Congreso expidió un  escrito por el que declaraba beneméritos de la Patria en grado heroico a Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, Morelos, Matamoros, Leonardo y  Miguel Bravo, Hermenegildo Galeana,, Jiménez, Mina, Moreno y Rosales. Por decretos posteriores a Barragán, Múzquiz. Ramos Arizpe, Victoria, Ignacio Rayón y Vicente Guerrero.
Cuando se discutió el  proyecto de constitución, los  señores Osces e Irisarri, comisionados del Gobierno Español,  entraron en contacto con Victoria y sin haber concluido ningún arreglo regresaron a San Juan de Ulúa. Pocos días después el General Lemaur, que sustituyó a Dávila en el mando de la fortaleza, rompió fuego contra Veracruz, causando grandes daños.
A mediados de septiembre estalló en San Miguel el Grande una revolución, al atacar a esa villa una partida de ladrones. A la vez el  coronel Márquez se pronunció en San Luis Potosí a la voz de república federal. El motín terminó porque sus fuerzas lo abandonaron.
 En la Capital agitaban las facciones, conspiraban los iturbidistas y la inseguridad era general.
En medio de tantas zozobras se realizaron las elecciones. Resulto elegida una mayoría de republicanos federalistas y una minoría de republicanos centralistas.
El Congreso cerró sus sesiones el 30 de octubre de 1823, El 7 de noviembre, se instaló y abrió sus sesiones, el nuevo Congreso Constituyente, con la presencia del Poder Ejecutivo.
El día 14 del mismo mes, el Ministro la Llave, a nombre del gobierno se presentó a la asamblea y propuso se estableciera el Régimen Federal, en concordancia con los deseos de las provincias. De aquí nació el proyecto de  ley con el título de Acta Constitutiva, que se circuló a todas las autoridades el 22 de noviembre.
Apenas empezaba a discutirse dicha ley, el Congreso supo que al sur de México, en Tierra Caliente, promovía una revolución el español Gabriel Yermo y que en Puebla había reaparecido el guerrillero Vicente Gómez, gavillas de asaltadores, diciéndose comisionados del general Quintanar, de Guadalajara, defensores del trono de Iturbide, pero no tenían otro objetivo que robar y causar desastres en pueblos y rancherías.
Otro faccioso llamado Reguera apareció en la misma provincia haciendo sus correrías por Tehuacán. Fue aprendido y desterrado a California, donde murió.
El 12 de diciembre se amotinó en Querétaro el 8º regimiento de infantería, El general Bravo que se  encontraba en Celaya, autorizado por el gobierno disolvió el regimiento.
La provincia de puebla se declaró Estado Soberano e instaló un gobierno propio. Los generales Guerrero y Gómez Pedraza restablecieron el orden.
Había transcurrido un mes cuando un militar de apellido Hernández, se sublevó en Cuernavaca, con el plan de despojar de sus empleos a los españoles, Guerrero sofocó tal movimiento.
En la capital misma se pronunció en enero el general Lobato y se fortaleció  en el Convento de Betlemitas. El 24 de dicho mes se le intimó dándole una hora para volver a la obediencia del gobierno o se le declararía traidor. La energía del Congreso, del ejecutivo y la actitud decidida de Bravo y Guerrero, obligaron a Lobato a deponer las armas.
Poco antes de esta rebelión llegaron a la capital los señores Leonel Harvey, Charles  O’Gorman y H.G. Ward, comisionados del Gobierno Inglés. Mala impresión debió causarles la rebelión, pues amenazaron con pedir sus pasaportes; los informes a su gobierno no debieron ser malos, por los resultados que produjeron.
Dispuso el Congreso que los titulares del Poder Ejecutivo volvieran al ejercicio de sus funciones. Los generales Guerrero, Bravo y Miguel Domínguez, quedaron al frente del gobierno. Negrete no aceptó volver a su puesto pretextando enfermedad.
A Michelena se le nombró Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de México en Inglaterra.
En Guadalajara se exaltaron los ánimos cuando se supo lo que se trataba en el Congreso. Bravo y Negrete, volvieron  e Jalisco y mediante convenio con Bustamante y Quintanar ocuparon la Ciudad sin resistencia.
Las conspiraciones a favor de Iturbide se hacían sentir por todas partes.
El día 2 de agosto de 1823 llegó Iturbide a Liorna, puerto y ciudad de Italia, alojándose en la casa de la princesa Paulina Bonaparte. En Liorna Escribió el célebre manifiesto de 27 de septiembre que fue publicado en Londres.
Cambió de residencia para evitar persecuciones; después de pasar por Suiza, por la ribera del Rin, paso a Bélgica, desde Ostende pasó a Londres, donde se estableció con su familia.
De Londres Iturbide dirigió, con fecha de febrero de 1824, una comunicación al Congreso que expresaba su deseo de ponerse al servicio del gobierno de México.
El día 3 de  abril el Congreso lo declaró traidor, así como a cuantos protegiesen su regreso a la República.
El 28 modificó el decreto, añadiendo que Iturbide y quienes lo ayudaran, serían juzgados  conforma a la ley de 27 de septiembre de 1823.
Ignorando  la disposición Iturbide se hizo a la vela    el 4 de mayo, en Londres y ancló en la Barra de Soto la Marina, el 14 de julio. Desembarcó en la mañana del 15 y el 16 fue aprendido en un punto llamado Los Arroyos, por el general Garza que lo hizo fusilar el 19 de julio de 1824 en la Villa de Padilla, Tamaulipas.
“ Rara vez aquello que ha querido llamarse razón de Estado no ha tenido por fundamento alguna injusticia enorme. En el decreto que declara traidor a Iturbide hay no solo injusticia, sino pasión acerba y hasta falta de sentido común. ¿ A quién había hecho traición el hombre de Iguala ? Solamente al gobierno español, pero esa traición, a los ojos del mundo, a la luz de la historia y bajo la ley del sentimiento de todos los pueblos oprimidos, quedaba legitimada por el noble objeto de la independencia, y el nombre del que la realizó bajo los más felices auspicios, no merece quedar en la historia como el de un criminal, sino como el de un hombre ilustre que hizo bien a su patria y a quien sus conciudadanos deben un recuerdo constante de justa gratitud.  (Literal.- Tomado de México A Través de los Siglos)         
En 1938 fue rehabilitada su memoria.
En el Sendero Cultural  Nº 47. La Maestra Carmen Olivares Arriaga, incluye estas frases de Iturbide, expresadas antes de su ejecución, las anoto, porque no las encontré en otras fuentes.
“Muero por haber venido a ayudarlos y muero gustoso porque muero entre vosotros, muero con honor, no como traidor, no soy un traidor, no.”
Compilación: Rigoberto Castillo Mireles.