AGUSTIN COSME DAMIAN DE ITURBIDE Y ARAMBURU.
AGUSTIN DE
ITURBIDE. o
AGUSTIN 1º “Emperador
de México”.
En memoria de
nuestro Querido Hermano:
Juan Saldívar
González.
INTRODUCCION.
Estamos a la distancia de doscientos dos años de
iniciado el movimiento originado por la más justa, digna y necesaria lucha del
pueblo mexicano, para romper las cadenas del oprobio, que lo mantenían atado al
colonialismo, por más de trescientos años; en pro de la independencia y de la
soberanía de nuestro territorio, sometido
a la explotación de sus recursos, por los conquistadores; pero sobre todo por
la emancipación de nuestros ancestros,
víctimas de toda clase de servidumbres, condenados a vivir en el envilecimiento
de los dogmas, la ignorancia y el fanatismo; alentados por el grito incendiario
de Don Miguel Hidalgo y Costilla.
Sin embargo, en los
tiempos presentes, nos sorprende sobre manera, que entre nosotros existan
lamentables confusiones sobre los
acontecimientos Independentistas, debido a las diferentes circunstancias que
distorsionaron el rumbo de esta gesta heroica;confusiones motivadas por las transacciones
y deslealtades de los mexicanos ingratos
y mal nacidos, que se prestaron a una vergonzante alianza con los eternos
enemigos de nuestra Nación, e impulsados por la codicia y sus desmedidas ambiciones de poder, tuvieron la osadía de usurpar
y desvirtuar el movimiento de Independencia, esgrimiendo argumentos
subrepticios y el firme compromiso de cumplir las anheladas aspiraciones de
nuestro pueblo; aparentando la supuesta consumación de esta noble causa;tras ocultar
muy sutilmente con sus engaños, las más perversa
intenciones, a la espera del momento propicio para asestar el puñal de la traición.
Nos alerta, la
deslucida Conmemoración del Segundo Centenario
del Grito de Dolores, actitud premeditada que nos permite suponer, que el
engaño sigue enseñoreándose sobre estos acontecimientos; seguramente con la
intención de otorgar el mérito al amanuense
del Plan de Iguala, (personero de las confianzas de los conspiradores de
La Profesa),con el inconfesable propósito de seguir haciéndole creer al pueblo,
que el arribo del ejército trigarante a
la Cd. de México, marca la consumación de nuestra Independencia; acto que por
si solo, se sustenta en la sagacidad, cautela y transacción con el nuevo
Virrey, a quien se le convenció,
para decretar el armisticio y
preparar este acontecimiento “heroico”.
La marcha “triunfalista”
del 27 de septiembre de 1821, forma parte
de las componendas tendenciosas, que servirían de sustento para cimentar
una poderosa monarquíaintolerantey
absolutista, preparada con la fuerza suficiente
para someter a nuestro pueblo e impedir
cualquier brote de inconformidad en lo subsecuente;acontecimiento que estuvo
estigmatizado con el agravante de las transacciones y deslealtades.Afortunadamente,
la historia registra finiquitadoeste nefando capítulo, con la proclamación del “Plan de Casa Mata” firmado en febrero de
1823; con la abdicación del Agustín 1º, el 19 de Marzo del mismo año; y conla
aceptación inmediata de este documento, por parte del Congreso, quien además declaró
solemnemente nula su elección como emperador; e insubsistentes “El Plan de Iguala”
y “El tratado de Córdova”, dejando en libertad a la Nación para constituirse en la forma de Gobierno que
más se ajustara a sus aspiraciones y
condiciones.
Posteriormente el
Nuevo Congreso Constituyente, redacta con fecha 31 de Enero de 1824, el acta
constitutiva de la Federación, documento que sirvió de base para la elaboración
y expedición de la Constitución Federal
de los Estados Unidos Mexicanos o Constitución de 1824, también llamada Pacto
Federal. Esta Constitución fue aprobada el día 3 de Octubre de 1824, y
proclamada el día siguiente; mandato que
permaneció vigente hasta el 30 de Abril de 1836.
A efecto de palpar con
objetividad el devenir de estos acontecimientos históricos, devalorar los factores
que intervinieron para distorsionar sus
propósitos, y de conocer el perfil de sus principales protagonistas; dejemos que los propios personajes, desde las diferentes
trincharas que ocuparon, se
describan a sí mismos, haciendo
uso de su prosa y caletre, según consta en documentos históricos; con el
único interés de que cada uno de nosotros, se forme su propio juicio; fuera de toda subjetividad, doctrinas e
ideologías.
Cd. Victoria,
Tam., a 28 de Noviembre del 2012.
Héctor García
Rodríguez.
CARTA AL
OBISPO DE GUADALAJARA.
27 de febrero
de 1812
Estimadísimo y muy
apreciable amigo y dueño mío:
No cumpliría con el deber de tan sagrado título, ni el
importantísimo plan en que estoy empeñado, si no lo manifestase a V. E. I.
Quiero cumplir con uno y otro hasta donde alcance mi débil potencia.
Es el caso que por
mis cuatro costados soy navarro y vizcaíno y no puedo prescindir de aquellas
ideas rancias de mis abuelos, que me
trasmitieron la educación por mis venerados y amadísimos padres. No creo
que haya más que una religión verdadera,
que es la que profeso y entiendo que es más delicada que un espejo puro a quien
el hábito sólo empaña y obscurece. CREO IGUALMENTE QUE ESTA RELIGION SACROSANTA
SE HALLA ATACADA DE MIL MANERAS Y SERIA DESTRUIDA SINO HUBIERA ESPIRITUS DE
ALGUNA FORTALEZA QUE A CARA DESCUBIUERTA Y SIN RODEOS SALIERA A SU PROTECCION Y
COMO CREO TAMBIEN QUE ES OBLIGACION ANEXA AL BUEN CATOLICO ESTE VIGOR DE
ESPIRITU Y DECISION, YA ME TIENE V. E.
I. EN CAMPAÑA.
ESTOY DECIDIDO A
MORIR O VENCER y como no es de los hombres de quien espero y deseo la
recompensa, me hayo animado de un vigor, QUE LOS ELEFNTES QUE PUEDAN OPNERSEME
(si es que los hay) LOS CONSIDERO TODAVIA MAS PEQUEÑOS QUE UN ARADOR. En dos
palabras: O SE HA DE MANTENER LA RELIGION EN NUEVA ESPAÑA, PURA Y SIN MEZCLA, O
NO HA DE EXISTIR ITURBIDE.
Pliegue al cielo que
para mayor gloria del altísimo, así como en otro tiempo unos humildes
pescadores fueron destinados a propagar la fe, en el siglo XIX el hombre más
pequeño de Nueva España SEA EL APOYO MAS FIRME DEL DOGMA SANTISIMO.
¡Que aliento no debe
tener, mi respetado amigo, el hombre que entra en un pequeño negocio cuya
ganancia es indubitable! En este caso me hayo: O LOGRO MI INTENTO DE SOSOTENER
LA RELIGION Y DE SER UN MEDIANERO AFORTUNADO entre los europeos y americanos y viceversa, O
PEREZCO EN LA DEMANDA. Si lo primero, me contemplaré feliz. Si lo
segundo…V.E.I. dirá. Este no es un
concepto, no es una conjetura; es un axioma cristiano infalible y en tan firme
seguridad ¿podrá haber espíritu débil? No ciertamente. Hoy es cuando conozco
esta verdad.
ES TAL MI DECISION,
ES TAL MI ALIENTO, QUE NO HABRA OBSTACULO QUE NO DESPRECIE, NI PELIGRO QUE NO
ARROSTRE.
Al Sr. D. José de la
Cruz, nuestro común amigo, le escribo con esta misma fecha sobre el particular. Le remito copia de la carta que el dirijo al
Exmo. Sr. Virrey como preliminar DE MI PLAN y aunque creo que no dejará de
manifestarla a V.E.I. la acompaño, con todo, otro ejemplar porque a sus solas
pueda meditar mi objeto, pueda inferir los apoyos con que cuento para una
decisión tan terminante y apoyar con sus respetos, con su sabiduría y con su
ejemplar virtud, como sabio, como español imparcial, como habitante de la Nueva
España y como príncipe de la Iglesia, UN PLAN SANTO, JUSTO, CONVENIENTE Y EN
DIVERSOS SENTIDOS NECESARIO.
Ya está dicho el
objeto de mi carta y ya he cumplido con mi deber bajo todos aspectos. Ruego a
V.E.I. que medite el caso con la detención que exige y nada más; porque si así
es, NI PUEDE DEJAR DE PENETRARSE DE LA RAZON DE MIS FUNDAMENTOS, ni de apoyarme
y protegerme con la mayor firmeza, como
ni de auxiliarme con sus luces, ni de interponerse entre el vestíbulo y el
altar para implorar del Padre Soberano de ellas, las que necesito
PARA LLEVAR A CABO TAN ARDUA EMPRESA.
Es de V.E.I., como
siempre, invariable, afectísimo. Agradecido amigo, atento y seguro servidor que
besa sus manos.
Agustín de
Iturbide.
LA BATALLA EN EL PUENTE DE CALDERON.
En los episodios
contados por don Pedro García, la
batalla en el puente de calderón está
descrita para no olvidarla. Recordemos las palabras de Hidalgo: “Adelante,
adelante compañeros: así decían los primeros navegantes que se arrojaron sobre el grande océano”
cuando dejaba atrás (17 de Enero de
1811) el campo incendiado, los jinetes huyendo, los carros, con las familias de
Guadalajara, volviendo sobre sus rodadas y a Calleja enseñoreándose sobre los muertos.
Con aquéllos
episodios, Agustín de Iturbide ordenó a sus tropas más que un simulacro una
mojiganga. En su prosa ocasional de soldado, no oculta su júbilo de realista;
pone ante los ojos de Calleja LO QUE IBA QUEDANDO DE LA INDEPENDENCIA DE
MEXICO.
El repaso que de
aquella batalla hace Iturbide, ejemplifica sus convicciones de Navarro por los
cuatro costados, como se definiera ante el obispo de Guadalajara. EN SUS
MEMORIAS ESCRITAS EN LIORNA, (septiembre de 1823), cuando los agentes de la
Santa Alianza husmeaban su itinerario, aparece, brevemente, como un insurgente
Mexicano. En Liorna, VOLVIENDO A SUS
ANDANZAS AL SERVICIO DEL REY, escribió: “ EN EL CONGRESO DE MEXICO SE TRATO
DE ERIGIR ESTATUAS A LOS JEFES DE LA INSURRECCION Y HACER HONRAS FUNEBRES A SUS
CENIZAS. A ESTOS MISMOS JEFES LOS HABIA YO PERSEGUIDO Y VOLVERIA A PERSEGUIR SI
RETROGRADASEMOS AQUEL TIEMPO, para que pueda decirse quien tiene la razón, SI
EL CONGRESO O YO. ES NECESARIO NO OLVIDAR QUE LA VOZ DE LA INSURRECCION NO
SIGNIFICA INDEPENDENCIA, LIBERTAD JUSTA, NI ERA EL OBJETO RECLAMAR LOS DERECHOS
DE LA NACION, sino exterminar a todo Europeo, destruir las posesiones,
prostituirse, despreciar las leyes de la guerra, las de humanidad y hasta las
de la religión: las partes beligerantes se hicieron la guerra a muerte, el
desorden presidia a las operaciones de americanos y europeos pero es preciso
confesar que los primeros fueron culpables, no sólo por los males que causaron,
sino porque dieron margen a los segundos para que practicasen las mismas
atrocidades que veían en sus enemigos. SI TALES HOMBRES MERECEN ESTATUAS, ¿QUE
SE RESERVA PARA LOS QUE NO SE SEPARARON
DE LA SENDA DE LA VIRTUD?
COMENTARIOS DEL HISTORIADOR, DON
LUCAS ALAMAN AL “PLAN DE IGUALA”.
Pocos testimonios
habrá tan claros respecto de los móviles del
plan de Iguala como los referidos por Lucas Alamán, quien escribió en su
historia de México: “los decretos de las cortes habían excitado grande inquietud en los ánimos religiosos de
los habitantes de la Nueva España, que con tales providencias creían amenazada
su fe, privado su culto del esplendor que estaban acostumbrados a ver en él,
perseguidos sus ministros y despojadas de sus bienes las comunidades y
fundaciones piadosas”. Era por eso la
primera necesidad del momento, calmar esa inquietud, al mismo tiempo que, dando
un motivo religioso al cambio político que se intentaba, se hacían otros tantos
partidarios de este, cuántos veían con horror las innovaciones que habían
comenzado a plantearse. De aquí pues, nació el primer artículo del plan, por el
que se declaró que “La religión de la Nueva España es y será la católica,
apostólica romana, sin tolerancia de otra alguna” y el artículo catorce, que
dice: “El clero secular y regular será conservado en todos sus fueros y preminencias”.
Los soldados que habían jurado defender estos artículos se consideraban como
los campeones de la fe, así como en España tomaron ese nombre todos los que se
declararon contra el Gobierno constitucionaly favorecidos por la Francia
establecieron la junta de Urgel, que tanto coadyuvo al restablecimiento de la
monarquía absoluta. Iturbide, consecuente con este principio, sostuvo siempre
un lenguaje análogo en todos los diversos incidentes de la campaña. Las
contrarrevoluciones, tanto en España como en sus colonias, tuvieron siempre un
pretexto religioso. Subraya Alamán: “dando un motivo religioso al cambio
político que se intentaba”, palabras que en rigor, no pueden ser más severas
para describir LOS ORIGENES DEL PLAN DE IGUALA. “Se trataba de una contrarrevolución,
del programa abierto de los propietarios y comerciantes de la nueva España,
para aislarse del rumbo aparente de la política Española”.
NO HUBO ORIGINALIDAD
EN EL PLAN DE IGUALA. Sus antecedentes, ya se sabe, están en la memoria
del conde de Aranda a Carlos III, según
el cual había que asegurar las ventajas que el nuevo mundo acarreaba a España
PROVEYENDO A LAS COLONIAS DE PEQUEÑOS REYES. Para los propietarios de Nueva
España una monarquía, apoyada en la intolerancia religiosa y en un ejército
disciplinado, confirmaría sus dominios, sus fueros y sus privilegios;
permanecer unidos a una España liberal, era exponerse a otro sacudimiento como
el acarreado en 1812 desde Cádiz. LA
ESPADA DE IITURBIDE FUE LA GARANTIA DE SU CODICIA, SU INTOLERANCIA Y SU TEMOR.
No hubo ni heroicidad ni esfuerzo al obtener su Independencia política del
País, sino SAGACIDAD, CAUTELA Y TRANSACCION; CUALIDADES DE COMERCIANTE. Uno
tras otro, los jefes militares criollos abandonaron a sus comandantes españoles
para seguir a Iturbide, fundando el ejército que asolaría a la Nación durante
46 años.
El tiempo confirmó
que EL PLAN DE IGUALA HABIA SIDO UNA COMPONENDA AL VOLVER SOBRE SUS PRINCIPIOS,
UNA Y OTRA VEZ, LAS CLASES QUE INTENTABAN REESTABLECER EL ANTIGUO REGIMEN.
Puede afirmarse que de 1821 a 1853 los artículos 1º., 2º., 3º y 14, del plan de
Iguala inspiraron la conducta política de los conservadores y que, a partir de
la última dictadura de Santa Anna, el 2º.- “La absoluta independencia de este
reino; se somete a Napoleón II para llevar adelante el sueño de la Monarquía.
Conociendo los
móviles de la “conjura de La Profesa”, bajo los propósitos y argucias del inquisidor mayor D. Matías Monteagudo, y al
margen de su critica, ha quedado obscurecida por el tiempo la importancia del
papel desempeñado por el obispo de Guadalajara, JUAN CRUZ RUIZ DE CABAÑAS; sin
duda alguna más trascendente para los fines de Iturbide que la actividad, puramente verbal, del
obispo de Puebla José Antonio Pérez.
LA CARTA DE ITURBIDE
AL OBISPO DE GUADALAJARA, EJEMPLIFICA SUS AMBICIONES DE HACER LA INDEPENDENCIA
COMO UN ACTO DE INTOLERANCIA RELIGIOSA…”Esperamos y con toda seriedad os
prevenimos.- escribió Cabañas a sus curas en 1812.- y encargamos, que de cuánto en este
interesante punto ejecutéis, nos deis frecuentes y puntuales avisos con
expresión de los sujetos que pidieren el indulto, o infeliz y temerariamente lo
desecharán; de los que causaran cualquier movimiento, o inquietud en el
distrito de vuestras parroquias y feligresías: y de los que, o por separarse de
ellas sin causa justa conocida y aprobada por el Gobierno, Juez o Comandante a
quien pertenezca , o por cualquier otro motivo semejante se hicieren
verdaderamente sospechosos; y esto sin reparar en los vanos temores, e
infundados escrúpulos, que por desgracia han cundido entre muchos de nuestros
Eclesiásticos a quienes parece opuesto a la mansedumbre y lenidad de su
carácter el comunicar noticias de esta clase, e ingerirse en lo que dice
relación A DENUNCIAR, Y PERSEGUIR A LOS INFAMES INSURGENTES REVOLUCIONARIOS Y
FACCIOSOS; cuando para desvanecer y refutar un error tan perjudicial, basta la
simple lectura de las leyes más justas y sabias, y de los edictos y bandos más serios y
respetables, y cuando para acabar con
tan infundada opinión, sobra la sólida consideración de que los SACERDOTES SON MIEMBROS DE LA
NACION Y DEL ESTADO, vasallos
distinguidos del Rey Católico, y muy particularmente obligados a procurar la
inviolable fidelidad, la conservación de sus derechos y dominios”… Diez años
después los curas serían obligados a ser partidarios de quienes habían
delatado. La moral colonial, supeditada al interés de conservar las
propiedades, se vino abajo. Con otros ideales, una nueva generación sentaría las bases de la verdadera Independencia.
PLAN
PUBLICADO EN IGUALA EL 24 DE FEBRERO DE
1821.
Plan e indicaciones
para el Gobierno que debe instalarse provisionalmente con el objeto de asegurar
nuestra sagrada religión y establecer la Independencia del Impero Mexicano y
tendrá el título de Junta Gubernativa de
la América Septentrional, propuesta por el Sr. Coronel Don Agustín de Iturbide
al Excmo. Sr. Virrey de Nueva España, Conde del Venadito.
1.- La Religión de la
Nueva España es y será la Católica, Apostólica, Romana, sin tolerancia de otra
alguna.
2.- La nueva España
es Independiente de la antigua y de toda otra potencia, aun de nuestro
Continente.
3.- Su Gobierno será
Monarquía moderada con arreglo a la
Constitución peculiar y adaptable al
Reino.
4.- Será su Emperador
el Sr. D. Fernando VII y no presentándose personalmente en México dentro del
término que las Cortes señalaren a prestar el juramento, serán llamados en su
caso el Serenísimo Sr. Infante D.
Carlos, el Sr. D. Francisco de Paula, el Archiduque Carlos u otro individuo de
la casa reinante que estime por conveniente el congreso.
5.- Ínterin las
Cortes se reúnen, habrá una junta que tendrá por objeto tal reunión y hacer que
se cumpla con el plan en toda su extensión.
6.- Dicha junta,
que se denominará Gubernativa, debe componerse de los vocales
que habla la carta oficial del Excmo. Sr. Virrey.
7.- Ínterin el Sr. D.
Fernando VII se presenta en México y hace el juramento, gobernará la junta a
nombre de S:M: en virtud del juramento de fidelidad que le tiene prestado a la
Nación; sin embargo de que se suspenderán todas las órdenes que diere, ínterin
no haya prestado dicho juramento.
8.- Si el Sr. D.
Fernando VII no se dignare venir a México, ínterin se resuelve el Emperador que
deba coronarse, la junta o la Regencia mandará en nombre de la Nación.
9.- Este Gobierno
será sostenido por el ejército de las tres garantías de que se hablará después.
10.- Las Cortes
resolverán la continuación de la junta o si debe substituirse una
Regencia ínterin llega la persona que
deba coronarse.
11.- Las Cortes
establecerán en seguida la Constitución del Imperio Mexicano.
12.- Todos los
habitantes de la Nueva España, sin distinción alguna de europeos, africanos, ni
indios, son ciudadanos de esta Monarquía con opción a todo empleo, según su
mérito y virtudes.
13.- Las personas de
todo ciudadano y sus propiedades serán respetadas y protegidas por el gobierno.
14.- El Clero Secular
y Regular será conservado en todos sus fueros y preminencias.
15.- La junta cuidará
de que todos los ramos del Estado queden sin alteración alguna y todos los
empleados políticos, eclesiásticos, civiles y militares en el estado mismo en
que existen en el día. Sólo serán removidos
los que manifiesten no entrar en el plan, substituyendo en su lugar los
que más se distingan en virtud y mérito.
16.- Se formará un
ejército protector que se denominará de las tres garantías, porque bajo su
protección toma, lo primero, la conservación de la Religión Católica,
Apostólica, Romana, cooperando de todos los modos que estén a su alcance para
que no haya mezcla alguna de otra secta y se ataquen oportunamente los enemigos
que puedan dañarla; lo segundo, la
independencia bajo el sistema manifestado; lo tercero: la unión íntima de
americanos y europeos; pues garantizando bases tan fundamentales de la felicidad de Nueva España antes que
consentir la infracción de ellas, se sacrificará dando la vida del primero al último de sus
individuos.
17.- Las tropas del
ejército observarán la más exacta disciplina a la letra de las ordenanzas y los
jefes y oficialidad continuarán bajo el pie en que están hoy, es decir: en sus
respectivas clases, con opción a los empleos vacantes y que vacaren por los que quisieren seguir sus banderas o cualquiera otra causa y
con opción a los que se consideren de
necesidad o conveniencia.
18.- Las tropas de
dicho ejército se considerarán como de línea.
19.- Lo mismo
sucederá con las que sigan luego este plan. Las que no lo difieran , las del
anterior sistema de la independencia que se unan inmediatamente a dicho ejército y los
paisanos que intenten alistarse, se
considerarán como tropas de Milicia Nacional y la forma de todas para la
seguridad interior y exterior del reino, la dictarán las Cortes.
20.- Los empleos se
concederán al verdadero mérito, a virtud de informes de los respectivos jefes y
en nombre de la Nación, provisionalmente.
21.- Ínterin las
Cortes se establecen, se procederá en los delitos con tal arreglo a la
Constitución Española.
22.- En el de
conspiración contra la Independencia se procederá a prisión sin pasar a otra cosa hasta que
las cortes decidan la pena mayor de los delitos después del de lesa Majestad Divina.
23.- Se vigilará
sobre los que intenten fomentar la desunión
y se reputen como conspiradores contra la Independencia.
24.- Como las Cortes
que van a instalarse han de ser constituyentes, se hace necesario que
reciban los diputados los poderes
bastantes para el efecto y como a mayor abundamiento es de mucha importancia
que los electores sepan que sus representantes han de ser para el Congreso de
México y no de Madrid, la junta prescribirá las reglas justas para las
elecciones y señalará el tiempo
necesario para ellas y para la apertura
del Congreso. Ya que no pueden verificarse las elecciones en marzo, se
estrechará cuánto sea posible el término.
Agustín de
Iturbide.
BREVES COMENTARIOS,
A MANERA DE RESUMEN.
La lectura de los documentos
históricos anteriores,nos permiten conocer las diferentes facetas de Don Agustín
de Iturbide; quien se presenta y nos revela su verdadera personalidad, tal cual
es: soberbio, altanero, orgulloso,
incondicional, servil, sediento de poder
y poseedor de una gran capacidad para fingir, engañar y mentir, con tal de
satisfacer su terrible egolatría; así, logró ganarse la confianza del
inquisidor mayor Don Matías Monteagudo y de todos los conspiradores integrantes de la junta de La Profesa, (el alto clero
político de aquella época), quienes lo analizaron y encontraron en él al
elemento idóneo que buscaban para llevar a cabo sus propósitos; terminando por aceptarlo aun sabiendo que
purgaba una condena por delitos
cometidos en el bajío (en 1816), encontrándose temporalmente libre bajo fianza;
sin embargo, para satisfacer sus perversos planes de conservar sus privilegios
y volver al absolutismo, Iturbide representaba su salvación, y de inmediato, aprovechando
los conspiradores la renuncia de Armijo,
lo nombraron Comandante General del Sur, para acabar con
los insurgentes, disponiéndose para tal fin el 19 de noviembre de 1820, combatir
a Guerrero y a los patriotas surianos,
con la promesa de abatirlos para antes del mes de febrero de 1821; pero al
fracasar en sus intentos por las derrotas que recibió, entra en relaciones
pacíficas con el Gral. Vicente Guerrero, con quien se reúne en Acatempan, Estado de Guerrero, el día 10
de febrero, lugar donde acordaron seguir luchando por la independencia,
sellando este acuerdo con un fuerte abrazo, acuerdo que la historia registra
como la traición de Acatempan.
Continua Iturbide, dando forma a su consigna, y el 24 de febrero firma el Plan de Iguala,
obedeciendo los acuerdos tomados en las juntas de La Profesa, dispuesto a convencer con engaños a sus adversarios, procediendo
a juramentar este plan el 1º de marzo, en el que se otorgó el título de Primer Jefe del ejército de las
tres garantías; pero en cuánto fue conocido este plan, con algunos cambios
sobre los conceptos acordados, hubo un
movimiento de indignación por parte del Virrey Apodaca, el arzobispo y el
Ayuntamiento de México, considerando esta actitud como una desobediencia e infidelidad,con
los correspondientes temores por parte de los conspiradores, quienes lo conminaron
a que se desistiera, ofreciéndole a cambio el indulto.
Enterado Iturbide que
los Diputados, representantes de la Nueva España, consiguieron que se
destituyera al Virrey Apodaca y se designara a un jefe político superior y
Capitán general (título del nuevo
virrey), nombraron a Don Juan O’Donojú,
liberal avanzado, enemigo del absolutismo y perseguido por Fernando VII, quien
al arribar a Veracruz, el día 3 de Agosto, proclama encabezar un gobierno
conciliador de intereses, declaración que el recién autonombrado jefe del ejército de las
tres garantías, encuentra propiciasy se apresura para solicitarle una entrevista, misma que le
concedió el 23 de Agosto en Córdova, Ver., donde resultó el célebre tratado de
Córdova, que no era más que la confirmación del plan de Iguala, pero se
modificó el artículo 4º, en el sentido de que en caso de que el rey
Fernando y demás infantes de España, no
aceptaran el trono de México, entonces las cortes del imperio podrían elegir
libremente al Monarca, con lo cual quedaba abierto el camino a Iturbide para aspirar al trono. Incluyéndose subrepticiamente en este tratado, el compromiso para organizar
el nuevo régimen,que se formaría una junta de notables en vez de convocar un
Congreso Nacional, convirtiendo así la
revolución de democrática en
aristocrática.
Convencido O’Donojú
de poner fin a la guerra, se reunieron con Francisco Novella, Virrey interino,
en la hacienda de la patera, cerca del D.F., el 13 de septiembre y ahí
acordaron terminar así la guerra de
Independencia, para lo cual el nuevo jefe político superior, ordenó que las
fuerzas realistas evacuaran la Cd. de
México;y el 25 de septiembre acordó, que el día 27, del mismo mes, sería la fecha
para la entrada solemne del ejército trigarante.
En seguida Iturbide, procede
a nombrar la junta provincial gubernativa, encargada de redactar el acta de
Independencia del Imperio Mexicano y el 17 de Noviembre, se publicó la
convocatoria para la formación del Congreso Constituyente, quienes toman
posesión hasta el 24 de febrero de 1822, procediendo de inmediato sus actividades legislativas, atendiendo
preferentemente todas las materias,pero, olvidándose de redactar la Constitución, de
acuerdo con las bases del Plan de Iguala y el tratado de Córdoba; lo que provocó que surgieran
serias divisiones, sobre todo por la naturaleza de los asuntos que se trataban;
situación que la prensa aprovechó para agitar las pasiones e incrementar el
desorden.
Entre tanto, Iturbide
y sus incondicionales organizaron movimientos y mítines donde lo promovían para otorgarle el título
de Emperador; petición a la que finalmente el Congreso cedió por la presión militar y popular; complementándose
este nombramiento con su proclamación y el acto solemne de la coronación. En posesión de este título, nombró
príncipes al padre, a los hijos y a la hermana e improvisó una corte de
aristocracia colonial; procediendo en el fiel
desempeño de sus facultades, a manifestar sus ideas absolutista,
abarcando todo el poder público; lo que demostró con la disolución del
Congreso, motivado por la marcada oposición a su monarquía, y a las tendencias Republicanas apoyado por las
logias masónicas.
Sus errores fueron su
empecinada alianza con el clero político de la época, por haberse entregado a
los absolutistas, por sus excentricidades, y el incumplimiento a los
compromisos establecidos en el plan de
Iguala y el tratado de córdoba; las protestas en su contra no se hicieron
esperar, lo que originó que el 22 de Diciembre de 1822, en
Veracruz, Santa Anna publicara un manifiesto en el que desconocía a Iturbide por haber quebrantado el juramento de respetar
la libertad política de la Nación y
convocaba al País a volver al estado en que se encontraba; manifiesto que encolerizó a Iturbide y como respuesta mandó fuerzas para
combatir a Santa Anna, pero no contaba
con que sus enviados, los generales Echávarri, Cortázar y
Lobato,invitados por las logias masónicas, a las cuales pertenecían, acabaron
por entenderse con Santa Anna y acordaron firmarel plan de Casa Mata, en Febrero de
1823, en el cual se pedía convocar a un nuevo Congreso Constituyente.
Iturbide al ver que
sus más fieles partidarios y amigos lo abandonaban, pasándose a las filas del enemigo, y al sentir totalmente perdida su autoridad; presentó su abdicación el día 19 de marzo de 1823, ante el Congreso
que días antes, mandó reinstalar, todos
ellos resentidos por haberlos privado de su libertad; quienes no sólo aceptaron su dimisión, sino
que declararon nula su elección como emperador, e insubsistentes el plan de Iguala y el tratado
de córdoba, dejando al País en libertad, para constituirse en la forma de
gobierno que más se ajustara a sus aspiraciones.
El ex emperador
derrotado y sólo, se embarcó junto con su
familia el 11 de Mayo de 1823, del puerto de la Antigua, Ver., rumbo a
Liorna, Italia.
Sin embargo las
conspiraciones que se hacían por todas partes, a favor del ex monarca, así como de los Borbonistas e Iturbidistas
unidos, declaraban crear todo género de
dificultades al gobierno Republicano que empezaba a organizarse, con base en el
acta constitutiva del 24 de Febrero de 1824, en tanto se elaboraba definitivamente la Constitución;pero el
congreso, previendo cualquier circunstancia, ante el riesgo de la restauración de la monarquía, expidió el
decreto de fecha 3 de Abril de 1824,
declarando a Iturbide traidor y fuera de la ley, siempre que se presentara en
territorio nacional por cualquier motivo.
Iturbide segado por
el odio yel rencor, dispuesto a cobrar venganza por la derrota sufrida, pero
sobre todo víctima de su egolatría;no dudó al escuchar a sus amigos y
partidarios, quienes lo invitaban a
volver al país para salvarlo; y éste
haciendo uso de una más de sus patrañas, lo intenta y se decide enviar una carta al Congreso, ofreciendo su
espada para defender la Independencia de la Nación, amenazada por España y la
santa alianza, formada por Austria, Prusia y Rusia.
Obstinado en su empresa
y dispuesto a esgrimir sus armas más poderosas, el engaño y la infidelidad, la
mentira y la deslealtad, pero sobre todo la más infalible de todas: su
especialidad en la alta traición;de
inmediato, en pleno uso de sus carismáticas cualidades, convence a los directores de la
política Inglesa para organizar una
expedición con el fin de explotar unas minas de plata en México, y con ese
cuento, poder internarse y coronar su
empresa, embarcándose en Londres el día
4 de mayo, con destino a Soto La Marina, Tam., acompañado de su familia y del
coronel polaco Beneski, quién supuestamente lo acompañaba para tratar unos
asuntos de colonización de tierras.
En Soto La Marina, ya les esperaba el Coronel Juan José de la
Garza, quien lo aprendió, e informó de lo ocurrido al Gobierno de Tamaulipas,
cuyo Congreso se reunió en Padilla, para juzgar a los prisioneros,
resolviendo cumplir el decreto del 3 de
Abril; argumentando Iturbide en su defensa, desconocer aquella ley, por lo que
el congreso decidió que Iturbide debía ser fusilado, el día 19 de julio de 1824.
Las páginas de la historia registran, que nuestros
ilustres ancestros, en cumplimiento de
su deber, actuaron patrióticamente y fueron protagonistas, de estos fatídicos acontecimientos;
los que penosamente
tuvieron que resolverse en estricto apego a la justicia; sepultando para siempre los aviesos propósitos
del más terrible enemigo de los mexicanos; en defensa de la soberanía de nuestra patria,
y de su libertad.
Los Tamaulipecos del
presente sabemos que en un girón de nuestro territorio, se escribió el
epitafio de un incipiente imperio, sobre
la tumba del más grande traidor del pueblo mexicano.
Cd. Victoria,
Tam., noviembre 28 del 2012.
Recopilación de Héctor García Rodríguez.
Bibliografía:
Historia documentada del
investigador Gastón García Cantú.
Publicadas en su
obra “el pensamiento dela reacción mexicana”primera edición.
Febrero de 1965.
La Evolución de México, para las escuelas de enseñanza
preparatoria.- Editorial Herrero.
Prof. Ángel Miranda Basurto.
AGUSTIN DE ITURBIDE.
Agustín
de Iturbide nace en Valladolid, hoy Morelia, el
27 de septiembre de 1783; sus padres don José Joaquín de Iturbide y su
madre doña Josefa de Aramburu de familia distinguida de la capital de
Michoacán. Terminada la primaria, estudió Gramática Latina en el Seminario
Conciliar de su ciudad, a los 15 años se dedicó a la agricultura en una
hacienda de su padre. Años después ingresó al servicio militar como alférez del
regimiento provincial de Valladolid, pasó a Jalapa, al Cantón establecido por
el Virrey Iturrigaray; al disolverse aquel, regresó a
Valladolid, en 1809 con el grado de teniente. Participó en la represión de los conspiradores, encabezada
por Michelena y García Obeso, que pretendían proclamar la independencia en
Valladolid.
Algún
historiador afirma, que después de formar parte de los conjurados los denunció
a la autoridad.
Al
acercarse Hidalgo a Valladolid, Iturbide huyó a México y en el Monte de las
Cruces, luchó al lado de Trujillo.
El
Virrey Venegas lo ascendió a capitán, su
actividad militar fue muy intensa y la victoria
corono con frecuencia sus dotes militares.
En
manifiesto que se publicó después de su muerte, dice, Siempre fui feliz en la guerra; la victoria fue compañera
inseparable de las tropas que mandé. No perdí una acción. Batí a cuantos
enemigos se me presentaron o encontré.
La
feracidad de Iturbide fue espantosa y ya por cálculo, ya por su profundo
fanatismo, manifestaba los sentimientos religiosos más exagerados.
Era
insaciable su sed de riqueza e indignas las medidas que usó para lograrlo. Su
ambición lo hacía vivir meditando planes para darle cause.
Hombre
impetuoso, de palabra fácil, de arrogante presencia y de maneras cultas y
agradables.
El
4 de marzo de 1815, día en que fue rechazado con grandes pérdidas, tuvo una
conversación con el capitán Filisola, en la que calificó de inútil el
derramamiento de sangre y señaló la facilidad con que se lograría la
independencia, si se pusieran de acuerdo con los insurgentes, las tropas
mexicanas que militaban bajo las banderas del rey.
De
1915 a 1920, Vicente Guerrero, sucesor de Morelos, era el insurgente supremo y se mantenía invicto.
En
1814, Félix Calleja del Rey, Virrey de 1813 a 1816, confirmó a José Gabriel de Armijo el nombramiento de
la Comandancia del Sur, dándole como tarea liquidar el foco de rebelión que
subsistía.
Fue
Armijo el jefe realista de mayor graduación con que se enfrentó Guerrero, se
midió con él durante un lustro.
La
impotencia de ambos rivales para vencer al contrario, fue estimulando una
curiosa relación, entre trato y trato, con oficiales de tropa y a través de
comisionados entre los más altos jefes; surge así un clima propicio a la
transición.
Desde
1819, el Virrey Apodaca, insistía en tomar contacto con Guerrero, para forzarlo
al cambio de postura; Guerrero inquebrantable, hizo fracasar el intento, pues
no tardó en advertir las contradicciones del Virrey.
Ya
desde tiempos de Calleja, la maquinaria gobernante no funcionaba; del Virrey
abajo, todos desconfiaban de todos. El propio Virrey Apodaca, dormía y se
despertaba con grandes temores.
Por
su parte Guerrero, dándose cuenta que el
gobierno se debilitaba, decidió intentar seducir al más vulnerable.
Su
primer objetivo fue Armijo; su alta graduación, el considerable número de
tropas a su mando, lo hacían el candidato ideal. Pero Armijo, fiel al gobierno
y falto de imaginación dejó escapar la oportunidad.
Después
de algunos sondeos por intermediarios, Guerrero escribe una carta al coronel
Carlos Maya, subordinado de Armijo, misiva fechada el 17 de agosto de 1820,
cuya esencia política es suficiente para otorgar al autor crédito de inventor
de la consumación de la independencia.
En
el texto excepcional se hayan delineadas las premisas sobre las que se desarrollan los acontecimientos de los 13
meses siguientes. A Saber :
1.-
Alianza de españoles, realistas y mexicanos.
2.- Tener fijo el procedimiento del
general de Riego: Que, apoyado en las sociedades secretas, se sublevo para
proclamar la Constitución de 1812. Fue diputado a las Cortes de Asturias, etc.
3.- Pronunciamiento del ejército de
Nueva España.
4.- Reconocer la posición subalterna
del propio Guerrero.
5.- Designar libertador al jefe del pronunciamiento.
6.- Relevo de Apodaca por un sucesor
liberal, con el que sea factible llegar a un acuerdo.
Carlos
Maya rechazó la propuesta de Guerrero, la envió a Armijo y éste al Virrey.
Llamó la atención a Guerrero, el que el Virrey no se escandalizara, todo en
Apodaca desconcertaba.
Lo
cierto es que mantuvo la línea de acceso con Guerrero y tal vez por estorbarle,
forzó la renuncia de Armijo.
El
9 de noviembre de 1820, acordó el nombramiento
de Iturbide para la Comandancia del Sur
y le recomendó procurar atraer a Guerrero y Ascencio al indulto y evitar la efusión de
sangre.
El
mismo día Iturbide aceptó el cargo, con la condición de que terminada la campaña, se le retirara del
cargo, lo que Apodaca aceptó.
Se
asegura que Apodaca estuvo presionado por el Canónigo Matías de Monteagudo,
entre otras cosas, pues Apodaca se inquietaba porque los antecedentes de
Iturbide no eran muy limpios.
Mientras
Guerrero elaboraba su plan en el
campamento, en la Cuidad de México se cocinaba otro, idéntico en cuanto al fin
y sus deseos de tabla rasa en el nuevo orden a todo lo que oliera a populismo,
insurgentismo y constitucionalismo. Conspiración de la Profesa es el nombre de
este conciliábulo, porque las juntas se efectuaban en la Iglesia de la Profesa.
Uno de los cerebros era el canónigo Matías de Monteagudo.
Tanto
éste como la mayoría de los comprometidos tenían acceso al palacio virreinal y
era la razón para que se afirmara que Apodaca no era ajeno a lo que se tramaba
en la Profesa.
Siendo
Calleja Virrey y Agustín de Iturbide Comandante del Ejército del norte, con
sede en Guanajuato, fue denunciado por una serie de extorsiones a comerciantes
de aquel lugar. Cargos que resultaron ciertos y graves por lo que el Virrey
Calleja lo suspendió del mando y lo llamo a México.
Con
ayuda de amigos logró una sentencia favorable. Pero quedó cesante y en
entredicho. Vivía en la Capital, dándose tono, asistiendo a rumbosas fiestas,
era apuesto, buen conversador y favorito del bello sexo.
La
Comandancia del Sur le libró del olvido que le amenazaba. Su misión Consistía
en aniquilar el núcleo de Guerrero, tarea en que Armijo no tuvo éxito y le
costó el puesto.
Antes
de salir de la Capital Iturbide pidió a al Virrey que se le uniera el
regimiento de Celaya, así lo dispuso Apodaca. El Virrey mandó 12,000 pesos a
Cuernavaca, para espías y otros gastos.
La
Comandancia del Sur se extendía desde Taxco a Iguala y la costa del Pacífico.
Guerrero,
Ascencio y otros mandaban los ejércitos
independentistas.
Llegó
Iturbide a Teloloapan el 1 de diciembre
y contemplaba más práctico negociar y no ignoraba que Guerrero era materia
dispuesta, estableció contacto epistolar con gran número de presuntos aliados.
Inició
una operación sin mayores pretensiones por la serranía de Temascaltepec, para
limpiar de “ bandidos “ la región. El día 28 de diciembre, día de los
inocentes, se encontró con Pedro Ascencio, guerrillero indígena, segundo jefe
de Guerrero. Cerca de Tlatlaya, sorprendiendo la retaguardia de Iturbide, le
propinó tal descalabro, que casi todos sus elementos quedaron muertos en la
refriega.
Cinco
días más tarde cerca de Chilpancingo, Guerrero ganaba otro combate contra la
sección subalterna de Carlos Maya.
Iturbide
se alarmó, la insurgencia en el sur estaba más fuerte de lo que se suponían en
México y lo que el mismo creía y considero que una campaña en grande lo
distraería del objetivo político, por lo que el 10 de enero dirigió su primera
carta a Guerrero, con el tratamiento de
Muy Señor Mío.
El
Caudillo que bastantes motivos tenía para dudar de la sinceridad de Iturbide,
no respondió.
Iturbide
nervioso vuelve a escribir y por fin el día 20, desde su campamento, al occidente de Chilpancingo,
responde a su adversario en términos
comedidos pero receloso.
Todavía
antes de llegar a un entendimiento cabal, el 27 de enero, Guerrero batió a una
columna en un sitio llamado la Curva del Diablo, combate que marca una señal
histórica, por ser el último enfrentamiento que se dio, entre Insurgentes y
Realistas.
Iturbide
no esperó, volvió a escribir a Guerrero, una tercera carta el 4 de febrero de 1821,
más franca, más política. Desde Tepecuacuilco, ya no con el tratamiento de Muy
Señor Mío, sino con el de Estimado Amigo y añade “ no dudo darle a usted este
título porque la firmeza y el valor son
las cualidades primeras que constituyen el carácter del hombre de bien, y me
lisonjeo de darle a usted en breve un abrazo que confirme mi expresión. “
Le
propone una entrevista pues, agrega, más haremos en medio hora de conferencia
que en muchas cartas.
La
reunión personal fue determinada por
Guerrero, pero al acuerdo se llegó por medio de emisarios, para el mismo
mes de febrero.
Iturbide
en la junta informó con detalle acerca del Plan. Sin citarla con el nombre de
guerra la insurgencia tenía cabida en el proyecto.
La
alianza se formalizo con un ingrediente que sería vital para Iturbide; Guerrero
se comprometía, con sus casi 4,000
hombres, a cubrir las espaldas, a defender perfectamente la línea del sur,
mientras el realista de ayer y hoy libertador, abría campaña por el centro y
occidente.
El
golpe maestro de Iturbide llevaba fecha de Iguala 24 de febrero de l821, lugar
y día en que se suscribió el Plan de
Independencia, menos intolerante y más adecuado el momento, que el ideado por
los canónigos de la Profesa.
En
24 artículos, uno por cada día del mes del alumbramiento, desarrollaba Iturbide
su programa libertador.
Los
puntos principales eran :
A.- Religión Católica sin tolerancia de
otra ninguna.
B.-
La Nueva España es independiente de la antigua y de toda otra potencia.
C.-
Su gobierno será monarquía moderada con arreglo a la constitución peculiar y
adaptable al reino.
D.-
Será su emperador Fernando VII, u otro miembro de casa española.
E.- Provisionalmente gobernará una
Junta.
F.-
Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción alguna de europeos,
africanos, indios, son ciudadanos de la monarquía con opción a todo empleo,
según sus méritos y virtudes.
G.-
Personas y propiedades serán respetadas y el clero regular y secular conservado
en todos sus fueros y preeminencias.
H.-
Se formará un protector que se denominará de las tres garantías, Religión,
Independencia y Unión íntima de americanos y europeos.
I.-
Las tropas del anterior sistema de la independencia que se unan inmediatamente
a dicho ejército, se considerarán como de Milicia Nacional.
Lo
único que repugnó a Guerrero, fue que la tentadora corona se le ofrecía a
Fernando VII, pero esperaba que fuera una maniobra política para obtener mayor
número de adeptos.
Es
conveniente destacar que se advierte alguna similitud con los Sentimientos de
la Nación, que Morelos hizo leer ante el
Congreso de Chilpancingo por su Secretario el señor Rosains, el 14 de
septiembre, en asamblea pública, en 1813.
Iturbide,
después de la reunión mencionada en antecedentes, citó para la tarde al Capitán
de la tercera Compañía don Francisco Quintanilla. Le reveló su resolución de
proclamar la independencia y preguntó si podía contar con los oficiales,
Quintanilla aseguró que el regimiento haría lo que Iturbide mandara.
Algunos
oficiales recelosos pensaban que Iturbide se disponía a castigarlos. Informado
por Quintanilla, Iturbide se presentó en la casa donde estaban reunidos y les
aseguró que sus propias opiniones políticas no eran distintas a las de los
oficiales, pero que no podía entonces decirles más y les exigió la promesa de
no abandonar sus banderas. Prometiéronlo todos así y se obligaron a no hacer
otra cosa que la que su antiguo coronel les
ordenara.
Días
después Iturbide comunicó a los capitanes Lamadrid y González sus propósitos.
Seguro de la adhesión del regimiento de Celaya, solicitó al Virrey que se le
uniera el cuerpo de caballería y el coronel Epitacio Sánchez. A todo Accedió
Apodaca.
Habiendo
reunido bajo su mando 2,500 soldados, resolvió abrir la campaña contra los
insurgentes.
El
22 de diciembre salió de Teloloapan, quería reunir los destacamentos que Armijo
Había diseminado, formar un cuerpo respetable y lanzarse contra Guerrero y
Ascencio.
Avanzó
hasta San Martín de los Lubianos y de allí se dirigió a Acatempan. Pedro
Ascencio que seguía sus movimientos se emboscó cerca de Tlatlaya y en la
madrugada del 28 cayó sobre la
retaguardia de Iturbide, que quedó totalmente destruida.
Después
de tal descalabro volvió a Teloloapan y renovó sus peticiones de dinero a al
Virrey, quien le envió gruesas sumas.
Apenas vuelto a Teloloapan supo Iturbide que
Mayo había sufrido un revés el 2 de enero de 1821, fecha en que Guerrero se
había apoderado de Zapotepec, causando grandes destrozos a las tropas
realistas.
Los
reveses sufridos, sugirieron a Iturbide atraerse a Guerrero. El 10 de enero de
1821, le escribió una carta en que decía “ que deseaba la felicidad de la Nueva
España, donde había nacido y que él, Guerrero, podría contribuir a ella de modo
muy particular, cesando las hostilidades y sujetándose con las tropas a su
cargo a las órdenes de gobierno” y advertía que los diputados de la Nueva
España, que ya habían salido para la península no omitirían nada que fuera
conducente a la felicidad de la patria y añadía “ mas si contra de lo que es de
esperar, no nos hicieran justicia, yo sería el primero en contribuir con mi
espada, con mi fortuna y con cuanto pueda defender nuestro derecho “ y luego
formulaba “ Si usted oye con imparcialidad mis razones no cabe duda que entrara
en el partido que le propongo, pues tiene talento para persuadirse de la
solidez de estos convencimientos .“
Desde
el Rincón de Santo Domingo, el 20 del mismo mes Guerrero le contestaba “ que
Nueva España ya no podía esperar nada de la
Metrópoli y que prefería la muerte a la ignominia” Convengamos le decía, en que usted ha sido
uno de nuestros mayores enemigos y que no ha perdonado medio para asegurar
nuestra esclavitud; pero si entra en conferencia conmigo, conocerá que siendo
americano ha obrado mal, que por deber exige lo contrario. Comprenda usted que
nada me sería más degradante como confesarme delincuente y admitir el indulto
que ofrece a nombre del gobierno, del
cual he de ser contrario hasta el último aliento de mi vida; más no me
desdeñaré siendo un subalterno de usted en los términos que digo y que con el
mayor placer entregaría en sus manos el bastón con que la nación me ha
condecorado.
Entre
tanto Berdejo, coronel realista, informado que Guerrero estaba en la sierra de
Jalisca, fue en su busca el 27 de enero. Halló a los independientes en la Curva
del Diablo y después de porfiado combate, tuvo que retirarse con grandes
pérdidas.
Dos
días antes Pedro Ascencio había atacado
cerca de Totomalaya a una sección del coronel Rálfos y la arrojó vencida hasta
los límites de Sultepec.
Estas
dos acciones de guerra fueron la últimas que tuvieron efecto en el Sur. Importante dato Histórico.
Iturbide
escribió nuevamente desde Tepecuacuilco el 4 de febrero de 1821, llamándolo
amigo y asegurándole que pronto le daría un abrazo como muestra de la elevada estima
que le tenía, que le enviaba a don Antonio Villagómez y le invitaba a una
entrevista en Chilpancingo.
El
25 de enero había escrito Iturbide al abogado don Juan José Espinosa de los
Monteros, residente en la Ciudad de
México, al que le remitió el proyecto del Plan y las proclamas que deberían
salir al mismo tiempo que el Plan y le autorizo para corregir lo que
considerara conveniente.
La
negociación emprendida por Iturbide para ponerse de acuerdo con Guerrero, se
prosiguió en la primera quincena de febrero y habiéndose convencido que el
Comandante del Sur estaba resuelto a proclamar la independencia, se adhirió sin
reserva al proyecto de Iturbide, lo reconoció como jefe y se declaró dispuesto
a militar bajo sus órdenes.
Guerrero
fue admirable por su honra, tanto como por su heroísmo durante los años que
casi solo mantuvo la guerra de
independencia. Su gloria y su influencia eran la garantía más completa de la
sociedad mexicana.
La
entrevista del primero de marzo, entre Guerrero e Iturbide es conocida como el
abrazo de Acatempan.
Ambos
jefes se reunieron en el lugar mencionado, cerca de Teloloapan, con el fin de
luchar unidos por la independencia de México.
Las
tropas de ambos caudillos estaban a tiro de cañón, una de otra. Ambos jefes se
acercaron , con cierta desconfianza y se abrazaron.
Iturbide
dice: No puedo expresar la satisfacción que experimento al encontrarme con un
patriota que ha sostenido la noble causa de la independencia y sobrevivido, él
solo a tantos desastres, manteniendo vivo el fuego sagrado de la libertad.
Recibid este justo homenaje a vuestro valor y a vuestras virtudes.
Guerrero
que experimentaba sensaciones igualmente profundas y fuertes : Yo señor, le
dijo, felicito a mi patria porque recobra en este día un hijo cuyo valor y
conocimientos le han sido tan funestos.
Ambos
jefes estaba oprimidos bajo tan grandes sucesos,
después
de haber comunicado Iturbide sus planes
a Guerrero , éste llamó a sus tropas y oficiales; lo que hizo igualmente
Iturbide.
“Guerrero
se dirigió a sus soldados: ¡Soldados! Este Mexicano que tenéis presente es el
señor Agustín de Iturbide, cuya espada ha sido por nueve años funesta a la causa que defendemos.
Hoy jura defender los intereses nacionales y yo que os he conducido a los
combates y de quien no podéis dudar que morirá sosteniendo la independencia,
soy el primero que reconozco al señor Agustín de Iturbide, como el Primer Jefe
de los ejércitos nacionales. Viva la Independencia, Viva México”. ( Según
Lorenzo de Zavala )
El
historiador Alaman, niega que se hubiese llevado acabo esta entrevista. Muchos
otros aseguran que se efectuó. En 1943, una Misión Cultural trabajo en
Acatempan, en el camino que conducía al pueblo, había un modesto monumento de
terracota, para significar el hecho.
Iturbide
comunicó al Virrey Apodaca que el Jefe Insurgente acababa de ponerse a sus
órdenes. Apodaca al recibir la noticia accedió a todas las peticiones de
Iturbide y le aseguró que notificaría al Rey el señalado servicio que había
hecho a la causa.
Iturbide
informó de sus planes, por medio de sus adeptos y consiguió general acuerdo y
aceptación.
Se
habían reunido en Veracruz casi todos los diputados nombrados por la Nueva
España, en espera de pasar a la Península. Juan Gómez Navarrete, representante
de Michoacán, les rebeló los planes políticos y los convenció de demorar la
salida para España e instalar el Congreso luego que la proclama se hubiese
efectuado. No se logró ningún acuerdo en una primera reunión y en una segunda,
la mayor parte habían embarcado para España, el 12 de febrero de 1821.
Le
faltaba a Iturbide hacerse de recursos. Por aquellos días se había resuelto en
México, la salida de una conducta con caudales para Acapulco; valores de las
mercancías que el último galeón de Filipinas había traído al puerto. En Iguala
se apoderó Iturbide de los dineros de la conducta que ascendía a 525,000 pesos.
Careciendo
de imprenta el nuevo primer jefe, por medio del capitán Margán se puso de
acuerdo con el presbítero Joaquín Furlong, dueño de una pequeña imprenta en
Puebla, Comunicando el secreto al cajista don Mariano Monroy y entre los tres
imprimieron el Plan y la Proclama.
Trasladados
a Iguala los ejemplares impresos, juzgó Iturbide llegado el momento de operar
El
24 de febrero de 1821, publicó un manifiesto dirigido a los habitantes de Nueva
España en el que afirmaba que era una necesidad la independencia de México, de
España y de cualquier otra nación. Encarecía la unidad de los mexicanos y los españoles radicados en el
país y declaraba que el ejercito de las Tres Garantías, Religión, Independencia
y Unión, que él comandaba, había jurado sostenerlas, en el nuevo imperio que
surgía entre las demás naciones.
Terminaba
el manifiesto con estas palabras: “ En el transporte de nuestro júbilo, decid:
¡ Viva la religión santa que profesamos ! ¡ Viva la América Septentrional
Independiente de todas las naciones del globo! ¡ Viva la Unión que hizo nuestra
felicidad !
El
Plan proclamado por Iturbide en Iguala comprendía 24 artículos los primeros 5 y
los contenidos del 12 al 16 agotaban los elementos que fueron conocidos por
Guerrero y otras personalidades; que se ampliaron por nuevas necesidades o
requerimientos.
El
Plan de Iguala fue enviado al virrey Apodaca, al arzobispo Fonte y a varias
personalidades de la capital.
Al
Virrey, el 24 de febrero le decía: la Nueva España quiere ser independiente y
que la madre patria le había dado el ejemplo y le excitaba a admitir la
presidencia de la junta para evitar derramamientos y otros males. Con mayor
confianza en carta particular de la misma fecha: Sea pues, V.E. le decía, quien
haga el mayor servicio al mejor de los reyes. Adopte el plan que debe paralizar
los proyectos de la revolución desastrosa que se anuncia por todas partes.
Al
Obispo de Guadalajara decía: No creo que hay más que una religión verdadera,
que es la que profeso...O ha de
mantenerse la religión en la Nueva España pura y sin mancha o Iturbide
no ha de existir.
El
1 de marzo de 1821 reunió Iturbide en su alojamiento en Iguala a los jefes,
comandantes y oficiales y les explicó su plan político. Los presuntos trataron
de nombrarlo Teniente General; rehusó y solo acepto que se le llamara “ Primer
Jefe del Ejército de las Tres Garantías.
El
2 de mayo se procedió al juramento ante el Capellán Antonio Cárdenas. El mismo
día hicieron lo propio las tropas al mando de don Miguel Torres. No tardó en
adherirse la sección de Mateo Cuilty en Zacualpan. La guarnición de Acapulco
mandada por el capitán Endérico, proclamó el Plan el 28 de febrero y así siguieron ocurriendo adhesiones y
juramentos, en cantidades y fechas diversas,
lo que no a dejado de provocar
ciertas confusiones.
El
24 de febrero de 1821 publicó un manifiesto dirigido a los habitantes de Nueva
España, afirmando que era una necesidad la Independencia de México, Se
considera esta fecha como la Proclama del Plan de Iguala, sin embargo el
Diccionario Enciclopédico SALVAT, señala la Proclama el día 24 de mayo, del
propio año.
El
programa de Iguala pareció conciliar todos los intereses, encontró una gran
acogida en la mayor parte de la Nueva
España.
Iturbide
que conducía la porción más fuerte del ejército, realizó una marcha triunfal
dando un recorrido por Michoacán, Guanajuato, Querétaro y Puebla.
En
México Apodaca era impotente para contener los entusiasmos. La guarnición de la
capital lo destituyo, designando en su lugar al Mariscal Francisco Novella.
En
Puebla Iturbide recibió la noticia de la llegada de un nuevo virrey, con el
título de Jefe Político Superior de la Nueva España, Juan de O’Donojú, de
espíritu abierto, masón, liberal, anticolonialista; venía no a imponerse sino a
conocer una peculiar situación política y a facilitar su firmeza.
Entraron
en contacto ambos jefes, rodeados de sus escoltas, en la villa de Córdoba, el
24 de agosto.
Igual
que con Guerrero, la diplomacia de Iturbide, surtió buenos efectos, ahora con
O’Donojú, luego de una discusión que nunca llegó a ser molesta, el español y el
mexicano, firmaron los Tratados de Córdoba.
Se
reconocía la soberanía e independencia de la Nación Mexicana.
Se
ofrecía el trono a Fernando VII, o algún príncipe europeo. En caso de no
aceptarse ocuparía el trono el que las cortes del Imperio designara.
Creación
de un gobierno provisional representado por una regencia provisional
gubernativa. ( Poder Ejecutivo ) y una junta provisional gubernativa ( poder
legislativo ).
Se
establece una Regencia de 5 miembros y una junta provisional de 27 notables,
con Iturbide a la cabeza.
Con
el Plan de Iguala y los Tratados de
Córdoba, Iturbide se abría el camino al trono.
Por
fin la Ciudad de México Capituló, fijándose el 27 de septiembre del propio
1821, como el día de la entrada del Ejército Trigarante a la capital, lo que
puntualmente se hizo.
En
medio de una multitud jubilosa, arcos triunfales, banderas y gallardetes,
colores de la reciente enseña nacional ( El verde, la independencia, el blanco
la pureza de la religión y el encarnado la Nación.) Desfilaron por las calles,
hasta la Plaza de la Constitución, dieciséis
mil hombres del ejército libertador.
Iturbide
desde el balcón principal del Palacio de Gobierno, dirigió una arenga al pueblo
mexicano, representado por la enorme multitud que vitoreaba a la Independencia
y al Primer Jefe. Su mensaje terminaba con estas palabras: “ Ya sabéis el modo
de ser libres. A vosotros os toca el de ser felices “
Trescientos
años, un mes y seis días, después de que Cortés plantara el pendón de Castilla
y León, sobre ruinas humeantes del
Teocali de Tenochtitlan, se arriaba para siempre del suelo mexicano.
Dos
párrafos de la justificación de O’Donojú ante el gobierno de Madrid: ¿ Quien
ignora que un negociador sin fuerza esta para convenirse con todo lo que le
propongan y no para proponer lo que convenga a la nación que representa ?
“
La independencia ya era indefectible, sin que hubiese fuerza en el mundo capaz
de contrarrestarla. Nosotros mismos hemos experimentado lo que sabe hacer un
pueblo que quiere ser libre. Era preciso, pues, acceder a que la América sea
reconocida por nación soberana e independiente y se llame en lo sucesivo
Imperio Mexicano. “
Tras
la entrada triunfal del Ejército Trigarante; el autor del Plan de Iguala y los
Tratados de Córdoba, comenzó los esfuerzos por cimentar las bases del nuevo
estado. Historia trágica por las desilusiones de quienes tomaron parte en el
júbilo del 27 de septiembre, día de la Independencia de México.
La
Junta Provisional Gubernativa del Imperio Mexicano, convocada por Iturbide, se
reunió el 28 de septiembre del propio 1821, formada por 38 miembros: Barcenas,
los oidores Ruiz y Martínez Mancilla, Azcárate, Guzmán, Jáuregui; los coroneles
Bustamante y Horbegoro, Tagle, Alcocer y otros.
Aquellos
hombres según Iturbide, de todos los partidos, que disfrutaban cada uno en el
suyo del mejor concepto y eran según él, el único medio de consultar la opinión
del pueblo.
Declarada
legítimamente instalada la Junta, entró en la catedral para juramentar
fidelidad al Plan de Iguala y a los Tratado de Córdoba.
En
todas las reuniones en Tacubaya, la Junta
había acordado que era soberana y que se tratasen de majestad.
La
misma mañana del 28, Iturbide fue electo presidente de la Junta. Por la noche
formuló la declaración de independencia del Imperio Mexicano. Entonces la Junta
por acuerdo de Iturbide y O’Donojú, nombro la Regencia; la formarían cinco
miembros: Iturbide como presidente y O’ Donojú,
Manuel de la Barcena, José Isidro Yañez y Manuel Vázquez de León, miembros de
la Regencia.
La
presidencia de la Junta Provisional Gubernativa, recayó en el Obispo de Puebla,
Antonio Pérez, por la vacante debida a la elevación de Iturbide a la presidencia
de la Regencia. Se nombro también a Iturbide Generalísimo con un sueldo de
120,000 pesos anuales, un Millón de capital,
20 leguas cuadradas de terreno en Texas
y el tratamiento de Alteza Serenísima.
Su
Alteza Serenísima don Agustín de Iturbide, Generalísimo de los Ejércitos del
Imperio Mexicano. Gran Almirante de la Armada y Presidente del Consejo de la
Regencia, contaba con 38 años.
Durante
un tiempo el sistema administrativo no fue alterado. Los intendentes
funcionaron como agentes financieros del gobierno y la audiencia de la Capital
continuó en sus funciones de Supremo tribunal de Justicia.
Pero
el Presidente de la Regencia ordenó la agrupación de los territorios en cinco
distritos militares, bajo el mando de un capitán general militar.
El
4 de octubre la Regencia decidió que formaran cuatro ministerios ejecutivos:
Relaciones Interiores y Exteriores, Justicia y Asuntos Eclesiásticos, Hacienda
y Guerra y Marina.
El
12 de octubre la Regencia decretó ascenso de oficiales destacados en la lucha
por la Independencia: Pedro Negrete, Teniente General, Anastasio Bustamante,
Luis Quintanar, Vicente Guerrero, Hechos Mariscales Imperiales y Guerrero,
además nombrado Capitán General del Distrito Sur.
El
mismo día la Junta Provisional Gubernativa otorgó a Iturbide su salario de 120,
000 pesos, retroactivo al 24 de febrero de 1821. Iturbide no aceptó la retroactividad y cedió un suma de
71,000 pesos a beneficio del ejército.
El
día 27 de octubre se hizo la proclama solemne de la independencia jurando las
corporaciones del poder el Plan de Iguala y los Tratado de Córdoba. Por la
tarde se celebró el paseo del Pendón Imperial.
El
mismo día se decretó que todo aquel que atacara a las Tres Garantías sería
juzgado como traidor.
El día 27 cayo
Veracruz en manos de mexicanos.
El
19 de octubre, Iturbide había escrito al Capitán General de Centroamérica, don
Gabino Gaínza, expresaba que la América Central no era capaz de gobernarse a si
misma, pudiendo ser objeto de ambiciones extranjeras y le manifestaba que sería
conveniente, que esa Capitanía General se uniera al Imperio de acuerdo con el
Plan de Iguala y los Tratado de Córdoba. Le anunciaba que pronto marcharía un
ejército mexicano a proteger aquella región y que los soldados imperiales,
nunca tendrían el papel conquistador.
Los
cabildos Centro Americanos votaron en favor de la unión con México. El 9 de
enero se lanzó una proclama que prohibía criticar la decisión.
El
4 de enero Iturbide se quejaba de que no
había resultado efectiva la subscripción voluntaria para conseguir fondos para el ejército que tenía un efectivo de
68,000 hombres y decía que era imposible
preservar la disciplina con un ejército hambriento.
Se
autorizo el traslado indiscriminado de fondos de la tesorería del Consulado de la Ciudad de
México, de la Casa de Moneda y de Las Obras Pías, sin conseguir el objeto.
Se
vio forzado a hacer nuevo llamamiento a la iglesia. Se solicitaron 400,000
pesos a la Catedral de Guadalajara, en plazo de
seis meses y al Obispo de Durango 200,000.
Los
gastos de la Casa Imperial hacían más difícil la economía; del 8 de octubre de
1821 al 20 de marzo de 1822, el libertador había recibido de la tesorería
77,884 pesos de su salario. Aunque el gobierno había pagado una parte de su
salario y cubierto su gastos misceláneos y los de la Casa Imperial. El biógrafo
más meticuloso de Iturbide, Robertsón no encontró evidencia de un ilícito de
fondos.
En
este año la oposición al gobierno era alarmante. Carlos María Bustamante en su
periódico “La Avispa de Chilpancingo” atacaba la República de Iturbide.- La Junta Provisional Gubernativa,
encontró subversivo el folleto de Lagranda “ Consejo prudente sobre una
Garantía”. El Ministro Domínguez, denunciaba un complot integrado por
personajes: Generales Miguel Barragán, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo.
O’Donojú
fue sepultado el 8 de octubre, con él Iturbide pierde un gran defensor de la
Unión, de la Independencia que cancelaba
el dominio de tres siglos y la Regencia perdía el aporte de su autoridad moral.
El
24 de febrero el Soberano Congreso Constitucional, se reunía por primera vez;
los 100 miembros juraron solemnes en la catedral metropolitana y se instalaron
como Cámara Legislativa en el Templo de San Juan y San Pedro.
Como
era de esperarse surgieron problemas, el primero fue la declaración de que la
soberanía residía en el Congreso, que el gobierno sería de tipo
monárquico constitucional moderado. La única religión tolerada era la católica,
apostólica y romana.
Se
invitó a las personas designadas por Los Tratado de Córdoba a ocupar el trono
del Imperio Mexicano. Se declaró que los poderes no debían estar reunidos. El
Poder Ejecutivo quedaba en manos de la Regencia y La Autoridad Judicial en los
tribunales existentes y por crear.
Se
formuló un juramento de fidelidad al nuevo régimen, al que debían someterse los
propios miembros de la Regencia. Se Insistía en que la Soberanía de la Nación
radicaba en los diputados.
Se
prohibieron los gastos no autorizados por el Congreso y se anularon los
préstamos forzosos.
El
general Dávila, comandante de San Juan de Ulúa, último valuarte español,
escribió a Iturbide que la independencia no podía conducir sino al fracaso y
que debía cooperar en la vuelta al oren Imperial. Publicó Iturbide en el
Periódico Oficial, confirmación contraria a una reconciliación con España.
El
grupo iturbidista era visto con desconfianza, había llegado a destituir a
algunos miembros de la Regencia, sustituyéndolos por otros no iturbidistas.
Se
advertía una vacilación en la opinión pública sobre la forma de gobierno que
debía adoptarse. Llegó a México la noticia que los Tratados de Córdoba, en los
que se reconocía la Independencia de México, habían sido declarado nulos por
las Cortes Españolas.
Los
borbonistas, según Justo Sierra, quedaron desorientados y se unieron a los republicanos
y antiguos insurgentes, que dirigidos por las logias masónicas hicieron llegar
al congreso peticiones en favor de una república como las de Colombia y Perú.
La
exaltación contra España causaba inmenso júbilo porque rompía el último vínculo
con la metrópoli, había el deseo de cambiar el poder de Fernando VII, con
un monarca nacido del movimiento de independencia.
Pero
las relaciones entre Iturbide y el Congreso habían llegado hasta tal punto que
ya no podían continuar. Después de la destitución de los regentes, se hacían
incompatibles el mando militar y el poder ejecutivo.
Su
alteza propuso al congreso un ejército de 35,000 hombres, lo que fue rechazado
por el legislativo. En represalia Iturbide dimitió como presidente de la
Regencia.
Antes
que su dimisión fuera aceptada escribió al ministro de la Guerra, sobre la
necesidad de un gran ejército, ya que sin él, todo lo que se había logrado para
la independencia de México estaría perdido.
El
sábado 18 de mayo el congreso muy alarmado acabó por ceder a sus demandas. Pero
había tardado demasiado.
La
noche del 18 de mayo de l822, los sargentos del regimiento de Celaya, presidido
por el sargento Pío Marcha, reunieron a las tropas acuarteladas en el convento
de San Hipólito y armadas marcharon por las calles gritando ¡ Viva Agustín I,
emperador de México ! Se reunieron otros elementos de la guarnición de la
capital y gente del pueblo.
Toda
la ciudad se iluminó mientras por las calles desfilaba la tropa, las bandas
militares y gente del pueblo.
Se
escuchaban disparos jubilosos, cohetes, repiques de campanas, sin faltar los
fuegos artificiales y la música marcial.
Luego
la tropa montó guardia en la residencia de Iturbide y aclamó al héroe. Salió al
balcón varias veces su Alteza.
A
las tres de la mañana todos los generales, jefes y oficiales de la guarnición,
formularon una petición y la enviaron al Congreso.
El
Ministro de la Guerra comunicó al Presidente
del, Congreso la necesidad de convocar a una sesión extraordinaria, para
considerar la proclamación hecha por los pronunciados.
Con
propósitos de calmar al pueblo exaltado, esa misma noche, redactó una proclama
Iturbide. Mexicanos: me dirijo a vosotros solo como un ciudadano que anhela el
orden y ansía vuestra felicidad, infinitamente más que la suya propia.
El
ejército y el pueblo de esta capital acaban de tomar un partido; al resto de la
nación corresponde aprobarle o reprobarle, yo en este momento no puedo más que
agradecer su resolución y rogaros, si, mis conciudadanos, rogaros, pues los
mexicanos no necesitan que yo los mande, que no se de lugar a la exaltación de
las pasiones, que se olviden resentimientos, que respetemos las autoridades,
porque un pueblo que no las tiene, o las atropella, es un monstruo; que dejemos
para un momento de tranquilidad la decisión
de nuestro sistema y de nuestra suerte. . .La nación es la Patria; la
representan hoy sus diputados; oigámosles. Dicto estas palabras con el corazón
en los labios, hacedme la justicia de creerme sincero y vuestro mejor amigo. Agustín de Iturbide.
Pío
Marcha vino a producir el sacudimiento que resolvería definitivamente la tan
debatida cuestión de la verdadera independencia.
A
tal desenlace contribuyeron no pocos hombres del estado español, ineptos no
solo para conocer los cuantiosos intereses de la monarquía española y los
principios de democracia, soberanía de las naciones y medios de conquistar y
asegurar sus propias libertades.
El
Congreso se reunió a las 7 de la mañana del 19 de mayo y tras breve discusión
se llamó a Iturbide. Este asistió a la sala de sesiones a la una y media de la
tarde, seguido por el pueblo que lleno las galerías. Hubo una primera
proposición de consulta a las provincias, Iturbide mismo la defendió.
El
diputado Valentín Gómez Farías introdujo una proposición firmada por varios
representantes que decía que habiendo quedado anulados los Tratados de Córdoba
y el Plan de Iguala, el Congreso quedaba
libre para botar a favor de la coronación del libertador. La votación del
Congreso contó 67 votos a favor de la proclamación de Iturbide como Emperador,
contra 15 que deseaban consultar con las provincias. El grito de viva el
emperador llenaba la sala. Agustín I Emperador de México quedó proclamado.
El
Congreso seguidamente, justifico la elección de Iturbide como emperador: Por la
oposición obstinada y el silencio de la Corte de Madrid, prueba de que no
quería reconocer Los Tratados de Córdoba,
dejaba al Congreso la libertad de
escoger a otra persona.
El
21 de mayo el soberano juró por Dios y por los santos evangelios que defendería
y conservaría la Religión Católica Apostólica y Romana, sin permitir ninguna
otra; que guardaría y haría guardar la
constitución que redactara el Congreso, y entre tanto, la española en la
parte que estaba vigente, así como las leyes, órdenes y decretos que había dado
o diere el Congreso. Finalmente respetaría la propiedad, la libertad política
de la Nación y la personal del individuo.
La
pérdida de la unión, tercera garantía, dice el historiador Alamán, es la clave
de los acontecimientos posteriores.
Iturbide
se convirtió en gobernante de un imperio
que se alargaba de la California hasta el Istmo de Panamá. Era una extensión
inmensa, poseía grandes recursos naturales. Aunque consciente de muchas de sus
debilidades Iturbide cayó en la tentación
de conceder honores, realmente fuera de lugar, como la Orden Imperial de
Guadalupe, para honrar distinguidos servicios prestados para gloria de tan
basto Imperio.
El
enfrentamiento del emperador con el Congreso no había terminado. El Padre Mier,
crítico de la monarquía y ardiente defensor de la república, reforzado por las
Logias Masónicas, hacía correr rumores de una conspiración.
La
reacción de Iturbide fue inmediata; la noche del 26 de agosto, varios miembros
del Congreso fueron apresados y encarcelados en el convento de Santo Domingo.
Firmaba la orden el subsecretario de Estado, Andrés Quintana Roo.
Valentín
Gómez Farias proponía la destitución del Congreso. Felipe de la Garza se
proclamaba en Soto la Marina.
El
Emperador a unos cuarenta diputados explicó “ Yo señores no puede dejar que la
Nación se precipite en la anarquía en manos de hombres, que por falta de
experiencia, unos, otros con malas
intenciones, se han opuesto a la marcha que ha adoptado mi administración,
privándome de los medios para hacer el bien. El Congreso en cerca de ocho meses
de sesiones, no ha redactado la Constitución del Imperio, no se ha dado una ley
sobre hacienda, sobre el ejército; el tiempo lo han ocupado en discusiones para
humillarme, desconceptuarme y presentarme a la nación como un tirano
Después
de que los ministros tomaron su postura sobre el Congreso, Agustín I dictó la
destitución del Congreso el 31 de octubre.
En
su lugar se formó una Junta Instituyente, con dos diputados por cada provincia,
con suficiente población y uno por las otras.
El
13 de noviembre de 1822, la Junta Nacional Instituyente comenzó a redactar una
Constitución que se pensaba poner en
manos del Nuevo Congreso.
El
general Lemaur había tomado San Juan de Ulúa. Santa Anna, gobernador de
Veracruz había hecho un intento para apoderarse del castillo. Agustín I, no
deseaba provocar males mayores y lo retiró del puesto de gobernador. Santa Anna
se disgustó y regresando a Veracruz se sublevo, el 2 de diciembre, levantando
el estandarte de la República, antes que la orden de su deposición llegara a la
guarnición. Quedó dueño de Veracruz junto con Guadalupe Victoria. Proclamó el
Plan de Veracruz el 6 de diciembre y pidió la reinstalación del Congreso.
El
Emperador mandó marchar contra Santa Anna al general Echávarri, el día 10 no
había hecho nada, Lemaur le había escrito explicándole que Iturbide era el
único obstáculo para concluir una paz
entre España y México.
El 13 de enero se pronunciaron Vicente Guerrero
y Nicolás Bravo en favor del Plan de Veracruz.
Echávarri
había concluido los arreglos con los españoles de Ulúa y el día 1 de febrero de 1823,
proclamó el Plan de Casa Mata, una especie de compromiso que exigía la
instalación del nuevo congreso lo más pronto posible, manteniendo por el
momento al Emperador.
El
26 de febrero la Ciudad de Puebla se unía al Plan de Casa Mata.
Iturbide
nombró jefe del Ejército Libertador al marqués de Vivanco, pero casi todo
estaba perdido, las acciones estaban alentadas por el creciente descontento con
el régimen Imperial, algunas veces instigado por comandantes realistas de Ulúa.
Los políticos mexicanos influyentes habían minado el prestigio de Agustín I.
El
4 de mayo a las nueve de la noche el emperador decretó que debía instalarse de
nuevo el Congreso en la Ciudad de México. El día 7, cincuenta diputados oyeron
al emperador. Los miembros de la Junta de Puebla no reconocieron la autoridad
del Congreso, si el Emperador no se ausentaba de la Capital o la legislatura
no se trasladaba a Puebla.
El
19 de marzo Iturbide declaró su intención
de abdicar y ausentarse del país. El acta de abdicación se presentó al Congreso
al día siguiente. Antes de dejar la capital, el 22 de marzo Iturbide en un
discurso afirmó que estaba dispuesto a hacer cualquier sacrificio por el
bienestar de la patria.
El
Congreso fijó Tulancingo como residencia de Iturbide, mientras deliberaba sobre
su abdicación.
El
29 de marzo, el Congreso declaro cesado el Poder Ejecutivo que regía desde el
19 de mayo 1822.
Dos
días más tarde asumió el poder provisional un triunvirato formado por, Bravo,
Victoria y Negrete con el titulo de Supremo Poder Ejecutivo. El Imperio
empezaba a desintegrarse.
Al
llegar la noticia a Guatemala, el general Filisola lanzó un manifiesto
convocando a un congreso a las provincias Centroamericanas.
Iturbide
zarpó en el mercante Rewlins el 11 de mayo.
No
solo las maquinaciones de los enemigos de Iturbide y la defección de Santa Anna
causaron su caída, sino también las intrigas de
Lemaur y Echávarri. El Imperio Mexicano pasaba a la Historia.
El
día 7 de abril el Congreso se ocupó de la abdicación de Iturbide, la comisión
dictaminadora declaró la coronación obra de fuerza y nulo derecho. Se le
concede en el destierro una pensión anual de 25,000 pesos y el tratamiento de
excelencia, Se declaraba no subsistente el Plan de Iguala y los Tratados de
Córdoba, pues el pueblo que se independizaba no era autónomo, con derechos
propios, sino una colonia de la mezcla de conquistadores y conquistados. Se
declararon nulas las elecciones de Iturbide y todos sus actos como emperador y
dictó órdenes que aceleraran su destierro; se le impidió pasar por lugares en
los que pudiera recibir testimonios de adhesión y se fletó la fragata inglesa Rewlins.
A
esto Iturbide contestó pidiendo seguridad para el viaje, una cantidad
suficiente para establecerse en una ciudad italiana. Se ofreció dejarlo
satisfecho y continuó hasta embarcar en
la fragata. Bravo, después de escoltarlo, regresó a México para tomar la parte que le tocaba en el Poder Ejecutivo, junto con
Negrete y Michelena.
Fueron
nombrados; don Lucas Alamán, Secretario de Relaciones Exteriores e Interiores;
don Francisco Arriaga en Hacienda; don Pablo de la Llave, de Justicia y
Negocios Eclesiásticos; en Guerra quedó García Illuecas, que murió y fue
sustituido por José Joaquín de Herrera.
El
gobierno sustituyó los capitanes generales por las Comandancias Militares.
La
cuestión hacendaria era cada día más grave, para resolver el problema se
vendieron a bajos precios pertenencias de País, se ordenó la enajenación de templos
jesuitas así como bienes de hospitales y
de la Inquisición. Sin dejar de llegar a otros recursos.
Las
diversas entidades con el título de provincias, creían estar independientes una
de las otras.
Santa
Anna se declaró protector de la federación y libertador de los pueblos. Su
proyecto encontró oposición y tuvo que presentarse a México, donde se le
instituyó proceso, que no solo no concluyó, sino que derivo en que poco tiempo
después, Santa Anna fuera nombrado Comandante militar de Yucatán.
Las
provincias, Guanajuato, Morelia, San Luis Potosí, Oaxaca, y Zacatecas,
coaligadas contra la Asamblea
Legislativa, enviaron comisionados para exigir nueva convocatoria del congreso.
Texas,
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, formaron en Monterrey una junta con el objeto
de separarse y celebrar en su calidad de pueblos independientes, una federación
con México.
En
Guatemala, Filisola obró por su propia cuenta
y el 29 de marzo de 1823, convocó a un congreso que se reunió el 24 de junio, en la propia Ciudad de Guatemala
y declaró su absoluta independencia de México.
En
Texas su gobernador, Tres Palacios, se pronunció por el imperio y tomó a su
servicio algunas tribus de indios.
Guadalajara
pronunció su independencia por medio de una Junta Provisional y excitaba a los
ayuntamientos de aquel territorio a establecer una República Federal.
Querétaro
tuvo su asonada, simultánea a la de Guadalajara, el objetivo era el mismo.
Yucatán
también obraba como estado independiente.
A
este gran desquiciamiento contribuían las conspiraciones en favor de Iturbide y
la división de los republicanos en centralistas y federales.
El
Congreso no perdió la prudencia y la sensatez, convocó a un nuevo congreso, asignando un diputado a cada 50,000
habitantes o porción que pasara de 40,000.
Guadalajara
se mantuvo hostil, organizó una expedición encabezada por Bravo, en vez de
Negrete que había sido designado antes, pero que marcho en calidad de
acompañante. La expedición tuvo éxito, el general Negrete hizo que Colima
volviera al orden.
Oaxaca,
sublevo al pueblo de la ciudad y proclamó su independencia de México y hubo de
recurrirse a la fuerza.
La
presencia de los generales, Guerrero que sustituyó a Bravo, al ausentarse por
la expedición contra Guadalajara y Victoria, en el poder, dieron aliento a los
antiguos insurgentes, deprimidos por Iturbide.
El
día 29 de julio de 1823 el Congreso expidió un
escrito por el que declaraba beneméritos de la Patria en grado heroico a
Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, Morelos, Matamoros, Leonardo y Miguel Bravo, Hermenegildo Galeana,, Jiménez,
Mina, Moreno y Rosales. Por decretos posteriores a Barragán, Múzquiz. Ramos
Arizpe, Victoria, Ignacio Rayón y Vicente Guerrero.
Cuando
se discutió el proyecto de constitución,
los señores Osces e Irisarri,
comisionados del Gobierno Español,
entraron en contacto con Victoria y sin haber concluido ningún arreglo
regresaron a San Juan de Ulúa. Pocos días después el General Lemaur, que
sustituyó a Dávila en el mando de la fortaleza, rompió fuego contra Veracruz,
causando grandes daños.
A
mediados de septiembre estalló en San Miguel el Grande una revolución, al
atacar a esa villa una partida de ladrones. A la vez el coronel Márquez se pronunció en San Luis
Potosí a la voz de república federal. El motín terminó porque sus fuerzas lo
abandonaron.
En la Capital agitaban las facciones,
conspiraban los iturbidistas y la inseguridad era general.
En
medio de tantas zozobras se realizaron las elecciones. Resulto elegida una
mayoría de republicanos federalistas y una minoría de republicanos
centralistas.
El
Congreso cerró sus sesiones el 30 de octubre de 1823, El 7 de noviembre, se
instaló y abrió sus sesiones, el nuevo Congreso Constituyente, con la presencia
del Poder Ejecutivo.
El
día 14 del mismo mes, el Ministro la Llave, a nombre del gobierno se presentó a
la asamblea y propuso se estableciera el Régimen Federal, en concordancia con
los deseos de las provincias. De aquí nació el proyecto de ley con el título de Acta Constitutiva, que
se circuló a todas las autoridades el 22 de noviembre.
Apenas
empezaba a discutirse dicha ley, el Congreso supo que al sur de México, en
Tierra Caliente, promovía una revolución el español Gabriel Yermo y que en
Puebla había reaparecido el guerrillero Vicente Gómez, gavillas de asaltadores,
diciéndose comisionados del general Quintanar, de Guadalajara, defensores del
trono de Iturbide, pero no tenían otro objetivo que robar y causar desastres en
pueblos y rancherías.
Otro
faccioso llamado Reguera apareció en la misma provincia haciendo sus correrías por
Tehuacán. Fue aprendido y desterrado a California, donde murió.
El
12 de diciembre se amotinó en Querétaro el 8º regimiento de infantería, El
general Bravo que se encontraba en
Celaya, autorizado por el gobierno disolvió el regimiento.
La
provincia de puebla se declaró Estado Soberano e instaló un gobierno propio.
Los generales Guerrero y Gómez Pedraza restablecieron el orden.
Había
transcurrido un mes cuando un militar de apellido Hernández, se sublevó en
Cuernavaca, con el plan de despojar de sus empleos a los españoles, Guerrero
sofocó tal movimiento.
En
la capital misma se pronunció en enero el general Lobato y se fortaleció en el Convento de Betlemitas. El 24 de dicho
mes se le intimó dándole una hora para volver a la obediencia del gobierno o se
le declararía traidor. La energía del Congreso, del ejecutivo y la actitud
decidida de Bravo y Guerrero, obligaron a Lobato a deponer las armas.
Poco
antes de esta rebelión llegaron a la capital los señores Leonel Harvey,
Charles O’Gorman y H.G. Ward, comisionados
del Gobierno Inglés. Mala impresión debió causarles la rebelión, pues
amenazaron con pedir sus pasaportes; los informes a su gobierno no debieron ser
malos, por los resultados que produjeron.
Dispuso
el Congreso que los titulares del Poder Ejecutivo volvieran al ejercicio de sus
funciones. Los generales Guerrero, Bravo y Miguel Domínguez, quedaron al frente
del gobierno. Negrete no aceptó volver a su puesto pretextando enfermedad.
A
Michelena se le nombró Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
México en Inglaterra.
En
Guadalajara se exaltaron los ánimos cuando se supo lo que se trataba en el
Congreso. Bravo y Negrete, volvieron e
Jalisco y mediante convenio con Bustamante y Quintanar ocuparon la Ciudad sin
resistencia.
Las
conspiraciones a favor de Iturbide se hacían sentir por todas partes.
El
día 2 de agosto de 1823 llegó Iturbide a Liorna, puerto y ciudad de Italia,
alojándose en la casa de la princesa Paulina Bonaparte. En Liorna Escribió el
célebre manifiesto de 27 de septiembre que fue publicado en Londres.
Cambió
de residencia para evitar persecuciones; después de pasar por Suiza, por la
ribera del Rin, paso a Bélgica, desde Ostende pasó a Londres, donde se
estableció con su familia.
De
Londres Iturbide dirigió, con fecha de febrero de 1824, una comunicación al
Congreso que expresaba su deseo de ponerse al servicio del gobierno de México.
El
día 3 de abril el Congreso lo declaró
traidor, así como a cuantos protegiesen su regreso a la República.
El
28 modificó el decreto, añadiendo que Iturbide y quienes lo ayudaran, serían
juzgados conforma a la ley de 27 de
septiembre de 1823.
Ignorando la disposición Iturbide se hizo a la
vela el 4 de mayo, en Londres y ancló
en la Barra de Soto la Marina, el 14 de julio. Desembarcó en la mañana del 15 y
el 16 fue aprendido en un punto llamado Los Arroyos, por el general Garza que
lo hizo fusilar el 19 de julio de 1824 en la Villa de Padilla, Tamaulipas.
“
Rara vez aquello que ha querido llamarse razón de Estado no ha tenido por
fundamento alguna injusticia enorme. En el decreto que declara traidor a
Iturbide hay no solo injusticia, sino pasión acerba y hasta falta de sentido
común. ¿ A quién había hecho traición el hombre de Iguala ? Solamente al
gobierno español, pero esa traición, a los ojos del mundo, a la luz de la
historia y bajo la ley del sentimiento de todos los pueblos oprimidos, quedaba
legitimada por el noble objeto de la independencia, y el nombre del que la
realizó bajo los más felices auspicios, no merece quedar en la historia como el
de un criminal, sino como el de un hombre ilustre que hizo bien a su patria y a
quien sus conciudadanos deben un recuerdo constante de justa gratitud. (Literal.- Tomado de México A Través de los
Siglos)
En
1938 fue rehabilitada su memoria.
En
el Sendero Cultural Nº 47. La Maestra
Carmen Olivares Arriaga, incluye estas frases de Iturbide, expresadas antes de
su ejecución, las anoto, porque no las encontré en otras fuentes.
“Muero
por haber venido a ayudarlos y muero gustoso porque muero entre vosotros, muero
con honor, no como traidor, no soy un traidor, no.”
Compilación:
Rigoberto Castillo Mireles.