lunes, 31 de marzo de 2014

Sentimientos de la Nación






Sentimientos de la Nación
El director político de la lucha insurgente fue indudablemente Hidalgo, y así, habló desde Guadalajara sobre la necesidad de “fomentar un congreso con representantes de todas las provincias”, con el fin de institucionalizar el movimiento emancipador. Morelos, por su parte, captó claramente la idea y tan pronto aseguró el dominio de una vasta región del sur, haciendo caso omiso de la reticencia de Ignacio López Rayón, convocó al congreso, más conocido como Primer Congreso de Anáhuac, con el propósito definido por Hidalgo de establecer un gobierno que, como el mismo Morelos lo dijo, “al frente de la nación administre sus intereses, corrija los abusos y restablezca la autoridad e imperio de las leyes”.
Morelos eligió al pueblo de Chilpancingo, al que elevó al rango de ciudad, para que fuese sede del congreso, y un día antes de su instalación dictó a Quintana Roo el trascendente documento llamado Sentimientos de la Nación. En dicho texto, que se transcribe íntegro a continuación, Morelos sentó las bases del trabajo de la memorable asamblea, las cuales darían como resultado el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, al que comúnmente suele llamarse Constitución de Apatzingán, por el nombre de la ciudad en la que fue sancionado el 22 de octubre de 1814. El documento a que se hace referencia fue leído por el secretario del Congreso, Juan Nepomuceno Rosains, en la sesión del 14 de septiembre de 1813:
Versión original de los Sentimientos de la Nación, el clásico texto político de Morelos, leído por su Secretario en la apertura del Congreso.
Chilpancingo, 14 de septiembre de 1813.
1º Que la América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione dando al mundo las razones.
2º Que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otra.
3º Que todos sus ministros se sustenten de todos y solos los diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar más obvenciones que las de su devoción y ofrenda.
4º Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los obispos y los curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: omnis plantatis quam non plantabit Pater meus Celestis cradicabitur. Mat. Cap. XV (Todo lo que Dios no plantó se debe arrancar de raíz).
5º Que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias en igualdad de números (enmendado así: 5º que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en sus representantes, dividiendo los poderes de ella en: Legislativo, Ejecutivo y Judiciario, eligiendo las provincias sus locales y éstos a los demás que deben ser sujetos sabios y de probidad).
6º Que los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos (Nota: en la enmienda, este texto fue tachado en su totalidad).
7º Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos.
8º La dotación de los vocales será una congrua suficiente y no supérflua, y no pasará por ahora de ocho mil pesos (anuales).
9º Que los empleos sólo los americanos los obtengan.
10º Que no se admitan extranjeros, si no son artesanos capaces de instruir y libres de toda sospecha.
11º Que los Estados mudan costumbres y, por consiguiente, la Patria no será del todo libre y nuestra mientras no se reforme el Gobierno, abatiendo el tiránico, substituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo español, que tanto se ha declarado contra nuestra Patria. (Nota: el texto enmendado dice: que la patria no será del todo libre y nuestra mientras no se reforme el gobierno abatiendo al tiránico, substituyendo al liberal y echando fuera de nuestro suelo al enemigo español, que tanto se ha declarado a esta Nación).
12º Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.
13º Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados; y que éstos sólo lo sean en cuanto al uso de su ministerio. (Nota: En la enmienda aparece un agregado al texto: Que para dictar una ley se discuta en el Congreso, y oída a pluralidad de votos.)
14º Que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número posible, para que proceda con más acierto y exonere de algunos cargos que pudieran resultarles. (Nota: En la enmienda este texto fue tachado en su totalidad).
15º Que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud.
16º Que nuestros puertos se franqueen a las naciones extranjeras amigas, pero que éstas no se internen al reino por más amigas que sean, y sólo habrá puertos señalados para el efecto, prohibiendo el desembarque en todos los demás, señalando el diez por ciento.
17º Que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su casa como en un asilo sagrado, señalando pena a los infractores.
18º Que en la nueva legislación no se admita la tortura.
19º Que en la misma se establezca por Ley Constitucional la celebración del día 12 de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la Patrona de nuestra Libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual.
20º Que las tropas extranjeras o de otro reino no pisen nuestro suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la Suprema Junta.
21º Que no se hagan expediciones fuera de los límites del reino, especialmente ultramarinas; pero (se autorizan las) que no son de esta clase (para) propagar la fe a nuestros hermanos de Tierradentro.
22º Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos o otra carga igual, ligera, que no oprima tanto, como la Alcabala, el Estanco, el Tributo y otros; pues con esta ligera contribución y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados.
23º Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa Libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del grande héroe, el señor Dn. Miguel Hidalgo y su compañero Dn. Ignacio Allende. (Nota: El texto enmendado dice: que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la independencia en nuestra santa libertad, comenzó, pues en ese día fue en el que se abrieron los labios de la Nación para reclamar sus derechos y empuñó espada para ser oída; recordando siempre el mérito del gran héroe el señor don Miguel Hidalgo y su compañero don Ignacio Allende).
“Chilpancingo, 14 de septiembre de 1813. José Ma. Morelos (rúbrica)”.
Repuestas en 21 de noviembre de 1813. Y por tanto, quedan abolidas éstas, quedando siempre sujetos al parecer de S.A.S”.
Antes de los Sentimientos de la Nación existieron dos documentos similares: los “Elementos Constitucionales que han de fijar nuestra felicidad”, de Ignacio López Rayón, y el “Manifiesto y los Planes de Guerra y Paz”, de José María Cos. La gran diferencia con el texto de Morelos es que ambos documentos reconocen la persona del monarca español, Fernando VII, como depositario de la soberanía de la Nación, en tanto que, para Morelos “la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía”. El gran Morelos, por fin, había logrado “quitar la máscara a la Independencia”.
Fuente: Guerrero Cultural Siglo XXI, A.C.



JOSE MARIA MORELOS Y PAVON
INSURGENTE.
José María Morelos y Pavón, nació el 30 de septiembre de 1765 en Valladolid, hoy Morelia, llamada así en recuerdo de su nombre, muere el 22 de diciembre  de 1815.
Su padre Manuel Morelos ejerció el oficio de  carpintero, primero en Valladolid y después en San Luis. Su madre Juana Pavón, hija de un maestro de escuela primaria de Valladolid.
La niñez de Morelos  transcurrió con toda clase de privaciones; muerto el padre la viuda hubo de renunciar a sus proyectos de dedicar a su hijo a la carrera eclesiástica y lo confió al cuidado de su tío Felipe Morelos, dueño de una recua con la que trajinaba entre México y Acapulco.
Hasta los 30 años su vida se consumó en el rudo trabajo  para proveer a su subsistencia y a la de su madre y recorrió sin descanso los caminos de Acapulco a México. No hay noticia de que hubiera adquirido instrucción alguna.
Cumplidos los 30 años entró a estudiar en el Colegio de San Nicolás de Valladolid, bajo la dirección de Hidalgo, Rector entonces.
En 1794 se ordenó presbítero y sirvió en los curatos de Churumuco y La Huacana y a poco recibió el nombramiento de cura propietario y juez eclesiástico de Necupétaro y de su agregado Carácuaro. En este lugar edificó la iglesia, trabajando personalmente en la obra.
A las primeras noticias de la promulgación de la Independencia, en Indaparapeo se presentó a Hidalgo el cura de Carácuaro,  pidió unirse a sus tropas, Hidalgo reconoció en su interlocutor a un antiguo alumno del Colegió de San Nicolás de Valladolid, de la época de su Rectorado. Pidió recado de escribir y entregó a aquel hombre un papel, diciéndole “ Seréis mejor general que capellán “ Ahí tenéis vuestro nombramiento; el nombramiento decía : Por el presente comisiono en toda forma a mi lugar teniente el  Brigadier don José María Morelos, cura de Carácuaro, para que en la costa del sur levante tropas, procediendo con arreglo a las instrucciones verbales que le he comunicado. Miguel Hidalgo y Costilla.
Las instrucciones verbales fueron: Organización del gobierno en los lugares que se ocupen. La aprehensión de los españoles y secuestro de  sus bienes para mantener la tropa y el ataque  a la plaza de Acapulco.
Morelos no pidió hombres ni armas ni dinero y en seguida se separaron los dos defensores de la independencia, para no verse más.
Con las instrucciones de Hidalgo, regresó Morelos a Carácuaro donde levantó una partida de 20 hombres, marchando con ellos a Churumuco penetrando  en territorio del actual Estado de Guerrero. En Coahuayutla se le unió Rafael Valdovinos con algunos hombres y en Zacatula, aumentó su fuerza Marcos Martínez, con 50 soldados.
En Tecpan se le unieron los hombres desertores de las milicias del sur y se incorporó a sus filas Hermenegildo Galeana.
El 8 de noviembre salió Morelos de Tecpan y en el Zanjón se le unieron, Juan y Fermín Galeana, hermanos de  Hermenegildo, con 700 hombres.
Al frente de 2 000 hombres el 9 de noviembre llegó a Coyuca y el 13 avanzó hasta   Aguacatillo y ocupó el Veladero, posición que dominaba Acapulco; además de estos puestos, fortificó las Cruces, el Marqués y la Cuesta.
Dispuso el Virrey que el comandante Francisco Paris atacara a Morelos, lo que hizo el 8 de diciembre, sin resultados; atacó sobre las fortificaciones de la sabana cinco día después, pero el coronel Julián de Avila lo obligó a retirarse, con fuertes pérdidas.
Informado Morelos que en el campo de Paris, localizado en Trespalos, el capitán Mariano Tabares se encontraba descontento, entró en inteligencia con él y la noche del 4 de enero de 1811, Avila atacó por sorpresa sin  hallar apenas resistencia, apoderándose de 800 prisioneros y un buen botín de armas municiones y víveres, Paris logró huir gracias a la obscuridad.
Poco tiempo después de llegado Morelos a Chilpancingo en septiembre de 1813, surgieron algunas divisiones entre los  miembros de la Junta de Zitácuaro a quienes Morelos recomendaba unión y concordia.
El genio de Morelos se muestra en la Villa de Cuautla, entre mediados de febrero y los primeros días de marzo de l812. Con cuatro mil hombres. Ahí lo atacó y le puso sitio la más poderosa división que jamás pudo reunir el gobierno de México, mandado por la mejor espada del virreinato, el Brigadier Calleja. Morelos contando apenas con una veintena de hombres, reunió más de 3 000 con los cuales en 1812 sostuvo el sitio de las tropas realistas en Cuautla; durante dos meses fueron reducidos por el hambre por los sitiadores; que les rindieron honores de guerra y les prometieron amnistía y  víveres, que Morelos rechazó, rompiendo el sitio y saliendo de la plaza con la bandera desplegada y la guarnición intacta.
En cuanto a heroísmo y decisión de no dejarse vencer, los sitiados de Cuautla emularon la hazaña de Zaragoza, Ministro de Guerra de Juárez, que deja el cargo para hacerle frente a la Invasión Francesa, derrotando en Puebla a los invasores el 5 de  mayo de 1862.
Avanzó Morelos contra Chiautla, defendida por el español Mateo Misitu, quien en el mismo mes fue derrotado y fusilado.
La Victoria abrió a Morelos el camino de Izúcar, que le recibió con gran júbilo el 10 de diciembre. 
El 16 del mismo mes se presento  el cura de Jantetelco,  don Mariano Matamoros, solicitando del jefe independiente le permitiera servir en sus filas, a lo que Morelos accedió.
Los avances de Morelos causaron gran alarma en Puebla. Llano ordenó a Soto Maceda, que lo batiera, el 17 de diciembre Maceda ataco Izúcar, pero herido mortalmente emprendió la retirada, muriendo en Cholula dos días después.
No atacó Puebla, Morelos se regresó a tierra caliente dejando en Izúcar a Matamoros, Sánchez y Guerrero, salió con dirección a Cuautla, entrando sin resistencia el 24 de diciembre.
Entre tanto Galeana toma Tepecuacuilco y ordena el fusilamiento del prisionero español Manuel Vélez. Avanzó sobre Taxco, defendido  por el español García Ríos. Lo tomó los últimos días de diciembre. García Ríos y 11 españoles fueron fusilados.
La capital de la República se encontraba agitada, el Arzobispado de México se encontraba vacante desde principios de 1811, por la muerte de Francisco Javier Lizana y mucho derivaba de haber nombrado como sucesor al Obispo de Oaxaca, Antonio Bergosa y Jordán y de la petición de tres mexicanos, miembros del Consulado de México para que se concediera a los americanos el derecho de ser representados en las Cortes de Cádiz. 
El 6 de abril, abrió hostilidades contra Acapulco el coronel Pedro Vélez, que rechazó la intimación dirigida por Morelos; Galeana tomó por  asalto la Casa Mata y Avila el cerro de la Mira. Los realistas se concentraron en la plaza y desde el 7 al 12 de abril se sucedieron los asaltos, en los que siempre triunfaron los independientes; perdido el baluarte del Hospital, donde fue herido Avila en una pierna, la guarnición se retiró al Castillo y los independientes entraron en Acapulco.
Entre tanto el gobernador de Guatemala, José Bustamante Guerra, envió una expedición al mando del coronel Manuel Dambrini, para reconquistar Oaxaca. El 25 de febrero de 1813, se apoderó de Nitepec y mandó fusilar a 25 prisioneros que cayeron en sus manos.
Contra él acudió Matamoros, desde Yanhuitlán, retirándose los realistas: El jefe insurgente les dio alcance el 19 de abril en Tonalá, donde les infligió una completa derrota. La entrada de Matamoros a  Oaxaca, el 28 de mayo, fue celebrada con pompa.
El 29 de marzo había escrito desde el Veladero a Liceaga  y Rayón, lamentando la anarquía   en que estaba a punto de caer el gobierno revolucionario.
El 29 de abril mandó desde Acapulco que  se eligiera en Oaxaca el quinto miembro de la Junta Suprema, resultando electo José María Murguía, en agosto, pero Rayón repugnaba esta reunión y admitía con reservas la disposición de Morelos de convocar al Congreso de Chilpancingo.
El Congreso de Chilpancingo representaba en el ánimo el establecimiento de un gobierno fuerte  y deseable.
Sin consultar a los miembros de la Junta, convocó al Congreso de Chilpancingo, a donde se trasladó terminado el Sitio del Castillo de San Diego.
 Morelos, ordenó que se hicieran elecciones de diputados para la nueva provincia de Tecpan.
Mandó que todos los oficiales de coronel para arriba, llegaran a generalísimo, entre los capitanes generales y que los elegidos fueran sometidos al voto del Consejo.
El 13 de septiembre llegaron a Chilpancingo los electores de la provincia de Tecpan y nombraron como diputado a don José Manuel de Herrera.
El 14 en asamblea pública, hizo leer Morelos, la lista de diputados que habían sido seleccionados para formar el congreso : Ignacio Rayón, por Guadalajara.- José Sixto Berdusco, por Michoacán.- José María Liceaga, por Guanajuato.- Andrés Quintan Roo, por Puebla.- Carlos María Bustamante, por México.- José María Cos, por Veracruz y en calidad de Secretarios Camilo Ortiz Zárate y Carlos Enríquez del Castillo. A los anteriores se unieron, José María Murguía y José Manuel Herrera, elegidos en Oaxaca y Tecpan respectivamente.
Rosains, Secretario de Morelos leyó después la manifestación que hacía al Congreso con el título de “Sentimientos de la Nación”, en el que pedía se declarase que
“ La América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía  y que se reconoce la religión católica como el único culto, con exclusión de otro cualquiera.”
En cuanto a organización política, asentaba que  la soberanía dimana del pueblo, la que,  depositada,  en sus representantes, debía dividirse en los tres ramos, legislativo, ejecutivo y judicial.
Ocuparían los puestos públicos los americanos y no se admitirán en la nación más extranjeros que los artesanos, capaces de instruir en sus profesiones y libres de toda sospecha. Debía ser respetada la propiedad, y el domicilio inviolable. Quedaban proscritas  la tortura y las penas infamantes, y abolidos los estancos, las alcabalas y el tributo; y quería   que fuesen fiestas nacionales el 12 de diciembre consignado a la Virgen de Guadalupe y el 16 de septiembre, aniversario del grito de Dolores.
El 15 de septiembre, en nueva reunión, se nombró generalísimo a Morelos por unanimidad. Cuando se le pidió juramento rehusó admitir el cargo, por creerlo superior a sus merecimientos.
Se suscitó una viva discusión en la asamblea. El tumulto creció al invadir los militares y el pueblo el recinto, pidiendo a la asamblea que no se aceptara la renuncia. La asamblea votó un decreto en el que se rechazaba la dimisión y se nombraba a Morelos Primer Jefe y depositario del Poder Ejecutivo.
Morelos por fin aceptó, con ciertas condiciones: Que si vinieran tropas auxiliares de otras potencias, no se acercaran al lugar donde residiera el Congreso.
Que a su fallecimiento, ejerciera el mando el jefe de mayor graduación, mientras se hacía nuevo nombramiento.
Que no le negara el congreso los auxilios de hombres y dinero que necesitara y que no hubiera clases privilegiadas que se eximieran del servicio militar.
Que muerto el generalísimo se habría de mantener la unidad del ejército y del gobierno, reconociéndose a las autoridades constituidas.
Aceptadas estas condiciones, después de prestar juramento de “ Defender a costa de su sangre la religión católica, la pureza de María Santísima, los derechos de la Nación Americana y de desempeñar lo mejor que pudiera el empleo que la Nación se había servido conferirle “ Se le dio el tratamiento de Alteza, que no quiso admitir, adoptando el título se “ Siervo de la Nación “.
Nombró a los abogados Juan N. Rosains y José Sotelo Castañeda.
Declaró retirados del mando a Rayón, Berdusco y Liceaga.
Nombró al teniente general Matamoros comandante en jefe de las provincias de Tecpan, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y México.
Al de igual graduación Manuel Nuñez le dio mando en Valladolid, Guanajuato, Potosí, Zacatecas y Guadalajara.
En Oaxaca Morelos ya había suprimido las denominaciones de raza y castas y dispuso que se llamara a todos americanos.
El 5 de octubre de l813 decreto la abolición de la esclavitud.
Rayón al incorporarse al Congreso se ocupó en discutir la declaración que la nación era independiente de España. Creía que bajo el nombre de Fernando VII, se consolidaba mejor la independencia y presentó un voto negativo, después de aprobada el Acta de Independencia.
Entre tanto Morelos preparaba nuevas operaciones militares, deseaba apoderarse de Valladolid, situar allí el Congreso y marchar sobre Guanajuato y San Luis.
Ordenó a Nicolás Bravo que marchara desde Veracruz hasta orillas del  Río Balsas. A Matamoros que desde Tehuicingo se dirigiera a Cutzamala. Rocha recibió ordenes de situarse en Tehuacán, Miguel y Víctor Bravo quedaron encargados de la defensa del Congreso.
El generalísimo salió de Chilpancingo el 7 de noviembre y avanzó por Tlacotepec, Tetala y Tlalchapa. En Cutzamala se le unieron las divisiones de Bravo y Matamoros y de allí se dirigieron a Huetamo, Carácuaro, Tacámbaro, Tiripitío y Undameo. El 22 de diciembre, Morelos al frente de 5 000 hombres, con 30 cañones, acampaba en las lomas de Santa María, situadas al sur y a la vista de Valladolid.
Informado Calleja de los movimientos de Morelos, ordenó al brigadier Llano que se uniera en Acámbaro con Iturbide; entraron juntos en Indaparapeo, al frente de 3 500 hombres, el 23 de diciembre.
Morelos ordenó a Ramón Rayón que se le incorporase. En marcha Rayón, en las cercanías de Jerécuaro, lo atacó el teniente coronel Aguirre, que le causó muchas pérdidas. La misma suerte sufrió su hermano Rafael, destrozado en el campamento de Santiago, por la división de Iturbide.
El 23 de diciembre dirigió Morelos una intimidación a Landázuri y sin esperar respuesta ordenó a Galeana que atacara la Garita del Zapote y llegó hasta las primeras calles de Valladolid, pero Bravo se vio obligado a  abandonar la Garita y fue a unirse a Galeana, ambos jefes tuvieron que retirarse ante las fuerzas de Llano e Iturbide perdiendo 700 hombres.
Aturdido por el descalabro Morelos permaneció inactivo todo el día 24. Llegada la noche lo atacó Iturbide. Por no haberse reconocido lucharon entre sí las divisiones del Padre Navarrete y de Matamoros, que se desbandaron. En la derrota perdieron los independientes el inmenso material de guerra que habían reunido en Chilpancingo y más grave fue el desdoro del renombre de Morelos.
Iturbide persiguió a los fugitivos hasta Atécuaro y tomó en su marcha gran cantidad de municiones y pertrechos, fusilando a los prisioneros.
Morelos se detuvo en Chupío, en donde logró reunir algunos dispersos y siguió hasta la hacienda de Puruarán, distante 22 leguas de Valladolid. Allí se le reunieron Ramón y Rafael Rayón con la pocas topas que les quedaron.
Resuelto Llano a terminar la campaña, el 13 de diciembre de 1813 salió de Valladolid hacia Tacámbaro y el 3 de enero se dirigió a Puruarán, que defendía Matamoros.
Morelos, dejándose persuadir tuvo la debilidad de dejar sus tropas, cuyo mando dejó a Matamoros y se retiró con su escolta a la hacienda de Santa Lucía, distante algunas leguas de Puruarán. Llano ordenó ataque y los independientes fueron arrollados, toda su artillería, 1000 fusiles y gran cantidad de parque quedaron en poder de los realistas.
Entre los prisioneros se encontraba Matamoros que fue fusilado en Valladolid el 3 de febrero de 1814.
Después del desastre de Puruarán, Morelos salió de Santa Lucía, llegó a Coyuca, de donde pasó a Ajuchitán. Nombró segundo jefe a don Juan N. Rosains, lo que disgustó a los oficiales, que como Galeana, merecían más el cargo.
Las consecuencias no se hicieron esperar Rosains en Chichihualco fue atacado el 19 de febrero, por el teniente coronel Armijo y las tropas independientes huyeron.
El mismo Morelos estuvo a punto de caer en manos de los realistas, fue perseguido hasta Hueuetlán, de donde marchó a Acapulco, llegando en los primeros días de marzo.
El Congreso de Chilpancingo, informado de los acontecimientos, confiaron a Ignacio Rayón el mando militar de la provincia de Oaxaca, Veracruz, Puebla y la parte norte de la de México.
Se puso Rayón en camino el 18 de enero rumbo a Oaxaca, llevando al canónigo José de San Martín como vicario general castrense.
El día 29 llegó a Huajuapan; una de sus primeras disposiciones fue mandar fusilar al teniente Ablanedo y otros tres prisioneros.
Urgía que los diputados tomaran vigorosas providencias y dictar medidas de gobierno.
Trasladáronse a Tlacotepec donde el 29 de enero    volvieron a  reanudar  sus  sesiones solo con cinco vocales             
( Berdusco, Liceaga, Quintana, Herrera y Cos ) Crespo y Bustamante habían ido con Rayón  a Oaxaca.
Mandó el Congreso que volvieran los ausentes y negó a Berdusco permiso para retirarse a la vida privada.
Formó  proceso al brigadier independiente, Tomás Baltierra  Salmerón por las maldades que había cometido en el Bajío. El Congreso no recibió bien el nombramiento de Rosains y creyó llegado el momento de retirar al generalísimo las facultades políticas que le habían otorgado.
Ninguna dificultad puso Morelos a su dimisión.
El congreso confió a Morelos la misión de desmantelar el Castillo de Acapulco.
El Congreso se vio obligado a refugiarse en Ajuchitlán por las ventajas logradas por Armijo, no sin antes nombrar a los diputados de las provincias que no habían estado representadas.
El Congreso quedó nombrado así: José Sixto Berdusco, por Michoacán, José María Morelos por Nuevo León; José María Cos, por Zacatecas; Manuel Sabino Crespo, por Oaxaca, José Manuel Herrera, por Tecpan; Manuel de Alderete y Soria, por Querétaro; Andrés Quintana Roo, por Yucatán; Camilo Ortiz de Zárate, por Tlaxcala; José Santos Castañeda por Durango. José María Ponce de León, por Sonora, Francisco de Argándar, por Puebla y José de San Martín, sin designación de provincia.
También nombró el Congreso intendentes y comandantes generales a Ignacio Rayón, para Tecpan y Oaxaca; a Cos para Michoacán y Guanajuato y a Rosains para Puebla y Veracruz.
Olvidó el Congreso que poco antes había concedido el mando militar de Puebla y Veracruz a Rayón.
Dictadas estas disposiciones el Congreso se situó en Uruapam, Michoacán.
Rayón sólo tuvo tiempo de levantar un cuerpo de infantería en Huajuapan y concentrar algunas tropas mandadas  por Bonito Rocha; hubo de retirarse con esas fuerzas a Tehuacán,  porque fue notificado que una fuerte división realista marchaba sobre Oaxaca.
Calleja había ordenado que se concentraran en Tepeaca importantes fuerzas mandadas por el coronel Melchor Alvarez, seguidas de una sección de infantería mandadas por el coronel Francisco Hevia. La división entró en Huajuapan sin resistencia, donde se quedó Hevia, mientras Alvarez proseguía hacia Oaxaca.
En Oaxaca reinaba el mayor desconcierto: Por ausencia de Rocha, incorporado a las tropas de Rayón, ejercía el mando el Cura Moctezuma, indolente,  a disposición del juego. Según dice Bustamante, el canónigo Velasco se entregaba a toda clase de excesos.
A la flojedad y vicios de algunos jefes , hay que agregar el desgaste del pueblo que despidió con insultos a la guarnición de los independientes al retirarse a Zongolica.
Alvarez inauguró el gobierno de Oaxaca con frecuentes ejecuciones. El Jefe realista comenzó a desplegar un boato oriental, que imitaron sus oficiales, escandalizando a la población con todo género de irregularidades.
Rayón, en su informe del 6 de septiembre de 1814, culpó a Rosains y a la desobediencia de Miguel Bravo, que se negó a cumplir órdenes no emanadas de Morelos.
Rayón y Pérez, Intendente de Puebla, circularon órdenes de no reconocer a Rosains autoridad alguna.
En Huajuapan,  Hevia decidió atacar a Rayón, quien de Tehuacán había pasado a establecerse en Teotitlán. El 1 y 2 de abril fueron derrotadas varias partidas atacadas por Rayón.
En la zona sur se sostenía Miguel Bravo, que se retiró de Izúcar en territorio de Puebla.
Don Felix de Lamadrid, jefe realista se apoderó de San Juan del Río el 15 de marzo y rodeó el pueblo de Chila, donde Bravo se había refugiado. Se entregó prisionero, fue conducido a Puebla, condenado y fusilado el 15 de abril de 1814.
Cumpliendo órdenes del Congreso Morelos, seguido de Hermenegildo Galeana, entró en Acapulco, se ocupó de desmantelar la fortaleza e inutilizar la artillería.
El 12 entró Armijo en Acapulco, encontrando en la quebrada 20 cadáveres que Morelos había mandado degollar, otros 5 en el hospital y 34 en la Poza de Dragos. No creyó conveniente Morelos permanecer en el Veladero, dejó en el lugar a Hermenegildo Galeana y a Juan Alvarez, se dirigió a Tecpan donde pasó por las armas a 42 prisioneros en represalia del fusilamiento de Matamoros.
Resuelto Armijo a perseguir  a Morelos salió de Acapulco el 15 de abril, se apoderó de algunos puntos fortificados y siguió tras los fugitivos hasta Coyuca, donde llegó un convoy de víveres, que don Ignacio Ayala enviaba a los defensores del Veladero. Ayala, preso fue enviado a México y fusilado por orden de Calleja.
El Congreso tras largos debates resolvió salir de Uruapam y se trasladó a Tehuacán, juntamente con el Tribunal de Justicia. Confió a Morelos este  arriesgado proyecto.
Morelos dictó las disposiciones convenientes. Ordenó a las partidas de Nicolás Bravo, Pérez, Carvajal e Iturrigaray que se situaran en Huetamo; que el comandante Vargas llamara la atención del enemigo por el rumbo de Taxco; que Guerrero, levantado el Sitio de Tlapa, ocupara Texmalaca; que Sesma y Terán avanzaran hasta la orilla del Mexcala y que Osorno amenazara a Puebla y sus contornos.
Antes de ponerse en marcha el Congreso. Nombró una junta subalterna de gobierno, con facultadas para ejercer su acción en las provincias occidentales hasta Texas y dejó también bajo sus órdenes a los jefes independientes que en Michoacán, y Guanajuato sostenían la campaña.
“No cabe duda que Morelos fue el jefe de armas que más evolucionó en el renglón de las ideas y la política revolucionaria y que mejor llegó a plasmar y sistematizar el pensamiento liberal “
Pudiera pensarse que el acento nacionalista y la historiografía oficial han influido la imagen de “ genio militar “ con que se recuerda a Morelos, pero bien pensado basta un solo hecho para consagrar sus capacidades.
Morelos fue un buen organizador, tal vez el más dotado que  produjo la insurgencia. Se negó a conducir multitudes cuya eficacia en combates formales no parecía muy eficaz.
La estrategia de Morelos radicada en el conocimiento de la geografía. Sus itinerarios, sus avances o sus retrocesos se  basaban en el mapa que llevaba en la mente, las rutas, los ríos, vados que debía cruzar, los pueblos de confianza, los que había que evadir, todo esto condicionaba su guerra, el teatro de sus operaciones.
No puede quedar sin referencia El Acta de Declaración de Independencia dictada por el Congreso de Chilpancingo.
El Congreso de Anáhuac legítimamente instalado en la Ciudad de Chilpancingo de América Septentrional, por las provincias de ella, declara solemnemente a presencia del Señor Dios, árbitro mediador de los imperios y autor de la sociedad, que los da y los quita según los designios inescrutables de su providencia, que por las presentes circunstancias de la Europa, ha recobrado el ejercicio de su soberanía usurpado; que en tal concepto queda roto para siempre y disuelta la dependencia del trono español. Etc.
Las ideas fundamentales en el acta de independencia según  el jurista Mario de la Cueva son: Primeramente sus autores declaran que la soberanía corresponde a la Nación Mexicana y que se encuentra usurpada. En segundo término que queda rota para siempre jamás la dependencia de trono  español y en tercer lugar, que a la nación correspondía los atributos esenciales de la soberanía: Dictar las leyes constitucionales, hacer la guerra y la paz y mantener relaciones diplomáticas. Quedan así plasmado, diáfanamente y comprensible el principio cardinal de la nacionalidad mexicana.
Informado Calleja del traslado del Congreso, se dispuso a la aprehensión de los hombres y efectos de aquel convoy.
El teniente coronel Concha, recibió orden de unirse en Teloloapan con el coronel Villasana, para que juntos o separados siguieran a Morelos hasta darle alcance. Claverino debía seguir la retaguardia de los independientes, hasta Zacatula, si tomaban esa dirección.
Aguirre se situó en  San Felipe del Obraje. Armijo debía avanzar hasta Tixtla; las guarniciones de Toluca, Cuautla, Cuernavaca y otras marcharon hacia el sur y las divisiones de los Llanos de Apam se situaron en Chalco.
Morelos por medio de hábiles maniobras, que engañaron por algunos  días a Concha, que lo seguía, pudo vadear el Río Mexcala y llegar el día 3 de Noviembre a Temaxcala, para dar descanso a las tropas que hicieron alto durante el día 4.
Esta demora ocasionó su pérdida,  dio tiempo a Concha para caer sobre él. Entro Concha en Tesmalaca el día 5; Morelos se situó en unas lomas próximas y aunque luchó con denuedo, fue derrotado y hecho prisionero por un teniente llamado Matías Carranco, que había servido a sus órdenes.
Morelos dijo a su aprehensor “ Señor Carranco parece que nos conocemos, entonces ordenó que no le hicieran daño al prisionero, Morelos le regaló su reloj.
Más de 300 muertos tuvieron los independientes sin contar los 30  prisioneros pasados  por las armas en Tenango por órdenes de Concha.
Concha llevó a Morelos a Tenango, de allí a Tepecuacuilco, donde escribió al Virrey  Calleja  su parte oficial dando cuenta de la victoria.
La derrota y prisión de Morelos fue conocida en México el día 9 de noviembre de 1815.
El Virrey tuvo diversas conferencias con el arzobispo para arreglar lo conducente a la formación del proceso y se ordenó a Concha que se trasladara al prisionero a la  Capital.
Concha y Villasana fueron ascendidos a coroneles, los oficiales recibieron el grado inmediato superior y los soldados una paga extraordinaria, Carranco alcanzó el grado de  capitán y un distintivo particular. Todo esto da brillo a la personalidad de Morelos.
Llegado a México Morelos, Calleja ordenó que en la madrugada del 22 de noviembre, lo llevaran en un coche cerrado a las cárceles secretas de la inquisición.
Por la derrota de Tesmalaca los diputados y los ministros del Tribunal de Justicia se dispersaron, pero se reunieron en Pilcayán y pasaron luego a la hacienda de Tacachí.
El Congreso nombró miembro del poder ejecutivo a don Ignacio Alas, en sustitución de Morelos y prosiguió su marcha entrando en Tehuacán el 16 de noviembre,
Al día siguiente dirigieron al Virrey Calleja un escrito, redactado por Carlos María de Bustamante. En él exhortaban a respetar la vida de Morelos y amenazaban con terribles represalias en caso contrario.
Este manifiesto no tuvo respuesta de Calleja, quien se limitó a mandar copia del escrito al gobierno español, llamando la atención sobre la amenaza que contenía.
El Congreso se había establecido en la hacienda de San Francisco, próxima a Tehuacán y de allí fueron detenidos sus integrantes el 15 de diciembre. Conducidos a Tehuacán quedaron presos en el Convento del Carmen, hasta el día 24 en que Mier y Terán los puso en libertad a condición de que inmediatamente salieran de la ciudad.
Dueño Terán del mando, publicó una declaración con la que deseaba conseguir la adhesión de Victoria, Guerrero, Osorno y Bravo, este último se negó y se retiro a Veracruz.
Ante los restantes, Terán justificaba su conducta con la ilegitimidad del Congreso y proponía un gobierno provisional, con el nombre de Convención Departamental, integrado por tres individuos; gobierno que debía residir alternativamente en cada uno de los departamentos.
En Veracruz estaba vivo el recuerdo de la defensa, dos años anterior, sostenida por Bravo y lo recibieron con grandes muestras de júbilo y entusiasmo.
Victoria enterado tuvo celos de Bravo y le escribió informándole que urgía su presencia en el sur. Salió Bravo para el sur y al terminar el año se entrevistó con Guerrero quien le dio la misión de levantar fuerzas rumbo a Ajuchitán.
Guerrero decide seguir la lucha por su cuenta.
Para instruir proceso a Morelos fueron nombrados dos jueces, don Miguel Bataller, por la jurisdicción Real y el prior del arzobispado, Felix Flores Alatorre, por la eclesiástica.
El Virrey ordenó que el proceso debía concluir en tres días. El día 22 se inició el interrogatorio y quedó terminado por la tarde. Morelos respondió con firmeza y dignidad; a nadie atribuyó culpa, ni descargó responsabilidades de sus actos en la revolución.
Se le informó que podía nombrar defensor; contestó que se conformaba con el designado por el provisor. Este nombró al joven abogado José María Quílez, que escribió una defensa en que pedía para el prisionero la pena justa, como no fuera la Capital.
El tribunal de la Inquisición pidió al Virrey que demorara por 4 días la ejecución. Trabajando sin descanso citó a Auto Público de Fe para el 17 de noviembre. Este día compareció Morelos ante el tribunal y contestó con dignidad a todos los cargos. Acto continuo se pronunció el fallo declarando “ El presbítero don José María Morelos era hereje formal, fautor de herejes, perseguidor y perturbador de jerarquías eclesiásticas, profanador de los santos sacramentos, lascivo, hipócrita. Enemigo irreconciliable del cristianismo, traidor a Dios, al Rey y al Papa y como tal, se le condenó a que asistiese a un auto en traje de penitente, a que hiciese confesión general y para el caso de que se le perdone la vida, a reclusión perpetua en Africa.
Terminada la lectura, se procedió a la ceremonia llamada reconciliación, siendo azotada la víctima durante el rezo del Salmo Miserere.
Terminada ésta siguió la  ceremonia de degradación. Todos estaban conmovidos, solo Morelos se mantuvo sereno, que solo dejó caer  alguna lágrima.
Terminado el acto Morelos fue consignado a la autoridad secular.
A las 2 de  la mañana del 28 de noviembre lo trasladan de la cárcel de la Inquisición a la Ciudadela.
Calleja ordenó al coronel Concha que tomara nueva declaración con los puntos que enumeró en sus instrucciones. Las diligencias terminaron el 1 de diciembre y en ellas a nadie comprometió el prisionero.
Desde el 28 de noviembre el auditor Bataller, había pedido para Morelos la pena  capital y confiscación de bienes, debiendo ser fusilado por la espalda como traidor al Rey, su cabeza en jaula de hierro se fijaría en la plaza Mayor de México y su mano derecha en la de Oaxaca.
El 20 de diciembre dictó Calleja la pena de muerte. En el mismo documento ofrecía el Virrey, un indulto para los que militaban aún en las filas insurgentes.
El Arzobispo y el clero dispusieron que la ejecución se efectuara fuera de la Ciudad y sin mutilaciones, por su carácter sacerdotal.
El 22 de diciembre de 1815 a las 2 de la mañana lo condujeron engrillado a San Cristóbal Ecatepec.
Mientras se preparaba la ejecución le ofrecieron comida, que comió con apetito. Gran serenidad mostró Morelos en los instantes anteriores a la ejecución.
Oyó el redoble de tambores y exclamó, esta llamada es para formación: No mortifiquemos más, deme usted un abrazo señor Concha y será el último.
Lo fusilaron arrodillado, con el rostro vuelto a la pared.
Con el año de 1815 y la muerte de Morelos, el 22 de diciembre, termina la segunda época de la Guerra de Independencia.
Compilación de Rigoberto Castillo Mireles