Centellas Liberales
¿QUE
ES EL LIBERALISMO?
El
liberalismo es un modo de entender la naturaleza humana y una propuesta para
conseguir que las personas alcancen el más alto nivel de prosperidad y
potencial que posean (de acuerdo con los valores, actitudes y conocimientos que
tengan, junto al mayor grado de libertad posible, en el seno de una sociedad
que ha reducido al mínimo los inevitables conflictos, al mismo tiempo el
liberalismo descansa en dos actitudes vitales que conforman su talante: la
tolerancia y la confianza en la fuerza de la razón.
¿En
qué ideas se basa el liberalismo?
El
liberalismo se basa en cuatro simples premisas básicas:
-
Los liberales creen que el Estado ha sido concebido para el individuo y no a la
inversa; valoran el ejercicio de la libertad individual como algo
intrínsecamente bueno y como condición insustituible para alcanzar los mayores
niveles de progreso. Entre esas libertades, la libertad de poseer bienes (el
derecho a la propiedad privada) les parece fundamental, puesto que sin ella el
individuo está perpetuamente a merced del Estado.
-
Por supuesto, los liberales también creen en la responsabilidad individual. No
puede haber libertad sin responsabilidad. Los individuos son (o deben ser)
responsables de sus actos, y deben tener en cuenta las consecuencias de sus
decisiones y los derechos de los demás.
-
Precisamente para regular los derechos y deberes del individuo con relación a
los demás, los liberales creen en el Estado de Derecho, es decir, creen en una
sociedad regulada por leyes neutrales que no den ventaja a persona, partido o
grupo alguno y que eviten enérgicamente los privilegios.
-
Los liberales también creen que la sociedad debe controlar estrechamente las
actividades de los gobiernos y el funcionamiento de las instituciones del
Estado.
¿El liberalismo es una ideología?
No,
los liberales tienen ciertas ideas verificadas por la experiencia sobre como y
por que algunos pueblos alcanzan mayor grado de eficiencia y desarrollo, o la
mejor armonía social, pero la esencia de este modo de entender la política y la
economía radica en no señalar de antemano hacia donde queremos que marche la
sociedad, sino en liberar las fuerzas creativas de los grupos e individuos para
que estos decidan espontáneamente el curso de la historia.
Los
liberales no tienen un plan para diseñar el destino de la sociedad. Incluso,
les parece muy peligroso que otros tengan esos planes y se abroguen el derecho
de decidir el camino que todos debemos seguir.
¿Cuáles son las ideas económicas que
sostienen los liberales?
La
de mayor calado es la que defiende el libre mercado en lugar de la
planificación estatal. Ya desde la década de los 20, el pensador liberal
austríaco Ludwig Von Mises, demostró como en las sociedades complejas no era
posible planificar centralmente el desarrollo, pues el cálculo económico no
puede hacerse. Señaló con toda precisión (en contra de las corrientes
socialistas y populistas de la época) como cualquier intento de fijar
artificialmente la cantidad de bienes y servicios que debían producirse, así
como los precios que deberían tener, conduciría al desabastecimiento y a la
pobreza.
Von
Mises demostró que el mercado (la libre concurrencia en las actividades
económicas de millones de personas que toman constantemente millones de
decisiones orientadas a satisfacer sus necesidades de la mejor manera posible),
generaba un orden natural espontáneo infinitamente más armonioso y creador de
riqueza que el orden artificial de quienes pretendían planificar y dirigir la
actividad económica. Obviamente, de ahí se deriva que los liberales, en líneas
generales, no crean en controles de precios y salarios, ni en los subsidios que
privilegian una actividad económica en detrimento de las demás.
¿No conduciría el libre juego del
mercado a la pobreza de unos en beneficio de otros?
En
lo absoluto. Cuando las personas, actuando dentro de las reglas del juego,
buscan su propio bienestar, suelen beneficiar al conjunto. Otro gran pensador
liberal Joseph Schumpeter, también de la escuela austríaca, demostró como no
hay estímulo más enérgico para la economía que la actividad incesante de los
empresarios y capitanes de industria que seguían el impulso de sus propias
urgencias psicológicas y emocionales.
Los
beneficios colectivos que se derivan de la ambición personal eran muy
superiores al hecho también indudable de que se producían diferencias en el
grado de acumulación de riquezas entre los distintos miembros de una comunidad.
Pero
quizá quien mejor resumió esta situación fue uno de los líderes chinos de la
era post Maoista, cuando reconoció, melancólicamente, que "Por evitar que
unos cuantos chinos anduvieran en Rolls Royce, condenamos a cientos de millones
a desplazarse para siempre en bicicleta".
Si
el papel de Estado no es planificar la economía ni buscar una sociedad
igualitaria, ¿Cuál es su rol principal de
acuerdo con los liberales?
Es
esencial, el rol fundamental del Estado debe ser mantener el orden y garantizar
que las leyes se cumplan. La igualdad que buscan los liberales no es la autopía
de que todos obtengan los mismos resultados, sino la de que todos tengan los
mejores resultados, y en ese sentido una buena educación y una buena salud
deben de ser los puntos de partida para poder acceder a una vida mejor.
¿Cómo debe ser el Estado que propugnan
los liberales?
De
la misma manera que los liberales tienen ciertas ideas sobre la economía,
asimismo postulan una manera de entender el Estado. Por supuesto, los liberales
son inequívocamente demócratas y creen en el Gobierno de las mayorías dentro de
un marco jurídico que respete los derechos inalienables de la minorías. Esa
democracia, para que realmente lo sea, debe ser multipartidista y estar
organizada de acuerdo con el principio de la división de poderes.
Aunque
no es una condición indispensable, los liberales prefieren el sistema parlamentario
de gobierno, por cuanto suele reflejar mejor la variedad de la sociedad y es
más flexible para generar cambios de gobierno cuando se modifican los criterios
de la opinión pública.
Por
otra parte, el liberalismo contemporáneo cuenta con agudas reflexiones sobre
como deben ser las constituciones, el premio Nobel de Economía Friedrich Von
Hayek es autor de muy esclarecedores trabajos sobre este tema, más
recientemente, el también premio Nobel de Economía (1991) Ronald Coase ha
añadido valiosos estudios que explican la relación entre la ley, la propiedad
intelectual y el desarrollo económico.
Bien,
esa es la idea suscinta del Estado, pero ¿qué creen los liberales del gobierno,
es decir, del grupo de personas seleccionadas para administrar el Estado?
Los
liberales creen que el gobierno debe ser reducido, porque la experiencia les ha
enseñado que las burocracias estatales tienden a crecer parásitamente, o suelen
abusar de los poderes que les confiere y malgastan los recursos de la sociedad.
Pero
el hecho de que un gobierno sea reducido no quiere decir que debe ser débil.
Debe ser fuerte para hacer cumplir la ley, para mantener la paz y la concordia
entre los ciudadanos, para proteger a la nación de amenazas exteriores.
Los
liberales piensan que, en la práctica, los gobiernos real y desgraciadamente no
suelen representar los intereses de toda la sociedad, sino que acostumbran
privilegiar a los electores que los lleven al poder o a determinados grupos de
presión. Los liberales, en cierta forma, sospechan de las intenciones de la
clase política y no se hacen demasiadas ilusiones con relación a la eficiencia
de los gobiernos. Por eso el liberalismo debe erigirse siempre en un permanente
cuestionador de las tareas de los servidores públicos, y de ahí que no pueda evitar
ver con gran esceptisismo esa función de redistribuidor de la renta,
equiparador de injusticias o "motor de la economía" que algunos le
asignan.
Otro
gran pensador liberal, el premio Nobel de Economía James Buchanan, de la
escuela de Public Choise (la opción pública), originada en su cátedra de la
Universidad de Virginia, ha desarrollado una larga reflexión sobre este tema.
En resumen, toda decisión del gobierno conlleva un costo perfectamente
cuantificable, y los ciudadanos tienen el deber y el derecho de exigir que el
gasto público responda a los intereses de la sociedad y no a los partidos
políticos.
¿Quiere
eso decir que los liberales no le asignan al gobierno la responsabilidad de
procurar la implantación de la justicia social?
Eso
quiere decir que los liberales prefieren que esa búsqueda descanse en los
esfuerzos de la sociedad civil y se canalice por vías privadas y no por medio
de gobiernos derrochadores e incompetentes, los cuales no sufren las
consecuencias de la frecuente irresponsabilidad de los burócratas o de los
políticos electos menos cuidadosos.
En
última instancia, no hay ninguna razón especial que justifique que los
gobiernos necesariamente se dediquen a tareas como las de transportar personas
por las carreteras, limpiar las calles o vacunar contra el tifo.
Todo
eso hay que hacerlo bien y al menor costo posible, pero seguramente ese tipo de
trabajo se desarrolla con mucha más eficiencia dentro del sector privado.
Cuando los liberales defienden la primacía de la propiedad no lo hacen por
codicia, sino por la convicción de que es infinitamente mejor para los
individuos y para el conjunto de la sociedad.
En
inglés la palabra liberal tiene un significado aparentemente distinto al
liberalismo que aquí se describe. ¿En qué se diferencía el liberalismo
americano de lo que en Europa o en América latina se conoce como tal?
El
idioma inglés ha tomado la palabra liberal del castellano y le ha dado un
significado distinto, en líneas generales puede decirse que en materia
económica el liberalismo europeo o el latinoamericano no son bastante
diferentes del norteamericano, es decir, el liberal americano le suele quitar
responsabilidad a los individuos y asignarlas al Estado. De ahí el concepto del
Estado benefactor o "Welfare" que distribuye por vía de las presiones
fiscales las riquezas que genera la sociedad. Para los liberales
latinoamericanos y europeos, como se ha dicho antes, esa no es una función
primordial del Estado, puesto que lo que suele conseguirse por esta vía no es
un mayor grado de justicia social, sino unos niveles generalmente insoportables
de corrupción, ineficiencia y derroche, lo que acaba por empobrecer el conjunto
de la población.
Sin
embargo, los liberales europeos y latinoamericanos si coinciden en un grado
bastante alto con los liberales norteamericanos en materia jurídica y en
ciertos temas sociales. Para el liberal norteamericano, así como para los
liberales de Europa y de América Latina, el respeto de las garantías
individuales y la defensa del constitucionalismo son conquistas irrenunciables
de la humanidad.
¿En qué se diferencía el liberalismo de
la social democracia?
La
social democracia pone su acento en la búsqueda de una sociedad igualitaria y
suele identificar los intereses del estado con los de los sectores proletarios
o asalariados. El liberalismo, en cambio, no es clasista y pone por encima de
sus objetivos y valores la búsqueda de la libertad individual.
¿En qué se diferencian los liberales y
los conservadores?
Aunque
en el análisis económico suele haber cierta coincidencia entre liberales y
conservadores, ambas corrientes se separan en lo tocante a las libertades
individuales. Para los conservadores lo más importante es el orden. Los
liberales están dispuestos a convivir con aquello que no les gusta, siempre
capaces de tolerar respetuosamente los comportamientos sociales que se alejan
de los criterios de las mayorías, para los liberales la tolerancia es la clave
de la convivencia, y la persuasión el elemento básico para el establecimiento
de las jerarquías. Esa visión no siempre prevalece entre los conservadores.
¿En qué se diferencían los liberales y
los democristianos?
Aun
cuando la democracia cristiana moderna no es confesional, entre sus premisas
básicas está la de una cierta concepción trascendente de los seres humanos.
Los
liberales, en cambio, son totalmente laicos y no entran a juzgar las creencias
religiosas de las personas. Se puede ser liberal y creyente, liberal y
agnóstico, o liberal y ateo. La religión, sencillamente, no pertenece al mundo
de las disquisiciones liberales (por lo menos en nuestros días), aunque si es
esencial para el liberal respetar profundamente este aspecto de la naturaleza
humana. Por otra parte, los liberales no suelen compartir con la democracia
cristiana (o por lo menos con algunas de las tendencias de ese signo) cierto
dirigismo económico al que normalmente se le llama socialcristianismo.
CARLOS
MONTANER
El Liberalismo y el México actual
En 1811, en España, se usó por primera vez la palabra “liberal”. La
utilizaron los legisladores que redactaron la Constitución Liberal de 1812,
fuente de inspiración para los movimientos independentistas de la América
Latina. Sin embargo, el pensamiento liberal existió mucho antes de que se
inventara el vocablo. El concepto de la libertad y el deseo de alcanzarla es
tan viejo como la vida.
Desde su nacimiento, el liberalismo se ha caracterizado por la defensa
más decidida de la libertad de los individuos y de los pueblos. Con esta bandera,
se ha enfrentado a las autoridades irracionales y dogmáticas, escudándose en
los principios de la soberanía del pueblo, la libertad de conciencia y los
derechos del hombre.
Los grandes liberales del pasado destronaron reyes, rompieron las
cadenas del coloniaje, fincaron los cimientos legales del sistema republicano,
arrebataron a la iglesia muchos de sus privilegios, impulsaron la investigación
científica y sentaron las bases del desarrollo económico de nuestros tiempos.
El liberalismo es la praxis de la Teoría de la Libertad. No se ha
definido con claridad lo que se debería entender por liberalismo, hay
tendencias en conflicto que usan la misma etiqueta.
Se habla de un liberalismo universal, que abarca el anhelo humano por
conquistar grados cada vez más extensos de libertad para los individuos y para
la colectividad; pero también se señala con el marbete del liberalismo a
quienes defienden la libre competencia y la no intervención del gobierno en los
negocios, a pesar de que este liberalismo sectario beneficia solamente a los
acaparadores, los especuladores, los monopolios y las transnacionales. La
verdad es que, bajo la protección de la filosofía liberal, que es generosa y
profundamente humanista, han medrado los eternos enemigos de la justicia social.
El liberalismo que alega defender el derecho de una persona para agredir
a otra, que justifica la desigualdad social y consagra el derecho del más
fuerte; el liberalismo que arrasa los recursos naturales, contamina
irresponsablemente las aguas y la atmósfera, destruye los cimientos de la
cultura, envenena las mentes, soborna a los gobiernos y se apropia del
patrimonio inalienable de los pueblos: ese es un falso liberalismo y debemos
desenmascararlo y combatirlo.
El pensamiento liberal en México, ha experimentado en el pasado momentos
de confusión. Si exploramos las causas que pudieron dar origen a ello, nos
encontramos que son varias y algunas de ellas muy antiguas.
Veamos, por ejemplo, los jacobinos, entendieron el liberalismo como
antimonarquismo. Para Voltaire y Rousseau, era eso y anticlericalismo. Adam
Smith lo concibió como un sistema económico que se regularía espontáneamente.
Washington, Hidalgo, Morazán y Bolívar como lucha contra el dominio europeo.
Para los ideólogos de la Reforma, el liberalismo fue la conquista de los
derechos del hombre y de las naciones. Los revolucionarios (liberales en su
mayor parte) reconocieron en su doctrina el presagio de las libertades
sociales.
En fin, cada etapa de la lucha liberal ha coloreado con las tonalidades del
medio, de la época y de la problemática social, el contenido del vocablo
¨liberalismo¨.
El liberalismo adquiere validez en cuanto intelectualmente, gesta la
libertad del hombre para pensar y en cuanto políticamente, crea un hijo: la
Democracia. En cambio, aborta en cuanto a importante renglón se refiere: el
Liberalismo Económico. Gesta el capitalismo y prohija el colonialismo; Y lo
sufren algunos pueblos en nuestros días. Verdadero sistema de esclavitud. El
sentido económico del liberalismo puro, doctrina plausible, se trastocó en
instrumento de penetración económica.
Como vemos al Liberalismo puede vérsele desde dos puntos de vista:
Por una parte constituye la filosofía de la libertad, que significa
progreso, renovación permanente del intelecto, lo cual implica, a la vez
ruptura de todas aquellas trabas que inmovilizan el pensamiento.
Por otra parte, tenemos el liberalismo económico, corriente doctrinaria
que nace en el siglo XVIII, cuya esencia es la no intervención del estado en la
vida económica, actitud que franceses sintetizaron en la fórmula DEJAR HACER,
DEJAR PASAR.
En el Liberalismo Económico se señala que el Estado tiene las funciones
prioritarias: Administración de Justicia; Defensa del País y Promover y
sostener aquellas instituciones que para la iniciativa privada no tengan
interés. Asimismo se considera como libre cambio, a la menor restricción para
el comercio: la Defensa de la Nación es más importante que la riqueza y riqueza
y bienestar deben marchar paralelamente.
El dejar hacer significaba, dejar a la persona campo libre en sus
actividades, sin temor a que sus intereses particulares chocaran entre sí o
perjudicaran los intereses de terceros y que el Estado, entre lo poco que tiene
que hacer, está el suprimir las trabas
superficiales, asegurar el derecho a la propiedad y a la libertad, castigar a
los que atenten contra ese derecho y enseñar las leyes del orden natural.
De las anteriores consideraciones pueden desprenderse estas primeras
conclusiones:
1.- El Liberalismo llevado a su más pura expresión conduce
inevitablemente el anarquismo, en el que cada quien trata de garantizar a
proteger sus propios intereses, sin considerar los de la sociedad, lo que
produce el rompimiento nacional.
2.- El Gobierno como expresión del pueblo, está obligado a garantizar
los intereses nacionales, sobre los intereses personales.
3.- Los bienes son nacionales y sociales, de allí que su apropiación
corresponda a las necesidades de la comunidad y no de la persona.
4.- La situación actual requiere la cabal atención de todos los
elementos de la sociedad y no del hombre aislado de su grupo y su condición
socio-económica.
5.- El progreso de una nación no puede descansar en la prosperidad de
unos cuantos, sino en una correcta distribución de la riqueza en favor del pueblo.
6.- La proyección del mundo moderno es de carácter orgánico y funcional,
en el que la humanidad está sobre el individuo.
Por todo lo anterior, podemos señalar, que al Liberalismo lo debemos
visualizar desde dos puntos de vista, el político y el económico; en el primero
garantizando las libertades del hombre, mismas que se encuentran consagradas en
la parte dogmática de nuestra Constitución, ya que en los primeros 29 artículos
plasman los derechos de las personas, a manera de protegerlos, tanto en su aspecto
individual, como en su carácter de integrantes de un grupo social.
Derechos del hombre que se pueden clasificar en cuatro grupos a saber:
derechos de igualdad, derechos de libertad, derechos de propiedad y derechos de
seguridad pública.
En el otro aspecto, es decir el económico, consideramos que el Estado
Mexicano debe retornar a la política de la economía mixta, tercera vía dicen
otros, siempre dentro de la Constitución, ya que conforme a ella se consagra el
principio de la propiedad originaria de la Nación, de la cual derivan las
formas de propiedad pública, social y privada, que concretan la concepción del
derecho de propiedad instituido por la sociedad mexicana, aquí consideramos que
el Estado Mexicano debe intervenir en el proceso económico con el propósito de
regular, en beneficio del interés público el aprovechamiento de los recursos
naturales susceptibles de apropiación por hacer una distribución equitativa de
la riqueza pública.
El Estado deberá llevar la rectoría económica impulsando las acciones
que tengan por objeto la nacionalización de la industria y los servicios
básicos cuando lo requiera el interés público, subordinando real y
efectivamente el capital extranjero a los objetivos superiores de México, sin
olvidar que deberemos tender a crear una conciencia de organización social y
eficiencia productiva que se traduzca en una mejor distribución de la riqueza
nacional, aportando seguridad y certidumbre a cada uno de los sectores
económicos, fijando condiciones para que su evolución se realice con equilibrio
y eficiencia; conciliando las necesidades de dirección y orientación con el
disfrute de las libertades económicas y los derechos sociales.
Por todo lo anterior, debemos velar porque el Gobierno de la República
sea congruente con los principios emanados de nuestros tres movimientos armados
a saber: la Independencia, la Reforma y la Revolución, planteando como solución
al dilema, entre el liberalismo individualista de mercado y la plena
estatización de la economía, un sistema al cual concurren libremente los
sectores público, social y privado, a partir de la visión del desarrollo
nacional determinado por el poder político, único representante legítimo de la
voluntad popular; sistema económico, democrático que concilie las libertades,
con la planeación del conjunto de las actividades económicas y que la acción de
cada sector se proyecte en las decisiones económicas generales y se sujete al
interés de la nación, ya que ningún grupo de voluntades puede tener el derecho
a situarse por encima de la sociedad.
Los liberales manifestamos total apoyo a nuestra Constitución Política,
herencia de los más puros y caros anhelos de nuestros antepasados, por lo que
reafirmamos nuestra posición liberal continuadora de los ideales juaristas,
apegada a las Leyes de Reforma; manteniéndonos como celosos guardianes de las
Garantías Individuales y Sociales de los Mexicanos, y cada uno de nosotros debe
prepararse para cumplir mejor en su trabajo y participar en el Estado Mexicano
para cumplir con los deberes de ciudadanos, ya que primero somos mexicanos y
después liberales.
Proclamamos el derecho inalienable de la libertad absoluta de conciencia
y del pensamiento; estudiamos las reivindicaciones de este derecho y promovamos
la creación de gobiernos libres. Enseñemos que la libertad no puede ser atacada
por la ley.
No olvidemos que el hombre constituye la materia prima y que sin él, la
sociedad se quedaría sin objeto. Ahora bien, el hombre evoluciona, la sociedad
evoluciona, y no podemos permitirnos ignorarlos si queremos participar en la
construcción del Templo de la Humanidad. Sería imperdonable, si como ciudadanos
no asumimos nuestra responsabilidad.
Cada uno de nosotros forma parte del edificio social, y nuestros
defectos constituyen defectos en el mismo. No podemos hacer perfecto ese
Templo, pero podemos hacer que nuestra parte del mismo sea lo más perfecta
posible.
Los principales obstáculos a dicha realización somos nosotros mismos los
seres humanos; en lo individual somos egoístas, viciosos, acomplejados e
ignoramos los derechos de los demás y nos agredimos unos a otros con torpeza
increíble; en lo social o colectivo el progreso se ve entorpecido por los
intereses creados de grupos políticos, religiosos, económicos, siempre guiados
mezquinamente y con deseos de poder mal entendido. En síntesis: el hombre es
enemigo del hombre y de sí mismo.
En consecuencia, si el problema fundamental es el estado mental del
hombre, cambiémoslo, cambiémoslo mediante una real y verdadera reeducación. Es
inútil cambiar básicamente las estructuras sociales, mientras no haya hombres
íntegros y bien preparados que las hagan operativas.
Siempre hemos pensado que la sociedad en lo general, y los hombres en lo
particular, avanzan y se desarrollan en la medida que tienen claro su punto de
destino; cuando saben que es lo que quieren y tienen plena conciencia de que
hacer, para lograrlo.
El pueblo que olvida su historia, para bien o para mal, suele repetirla;
los mexicanos tenemos memoria, sabemos de donde venimos, lo que hacemos, y
estamos conscientes hacia donde vamos. Por ese saber, en este día, estamos
aquí, en nuestras reflexiones, buscando nuevos y mejores caminos, todos juntos,
cada quien con sus propias ideas, pero con un solo fin, con un solo propósito,
con un solo objetivo, aun cuando por distintos y múltiples caminos.
Sin embargo, bajo las circunstancias actuales, en estos momentos en que
las acciones y situaciones sociales, políticas, ideológicas y económicas que en
el ámbito internacional se suceden apresurada y violentamente y que repercuten
fuertemente en nuestro país, no debemos por ningún concepto ser contemplativos,
indiferentes o simples testigos de los aconteceres y dramas cotidianos.
La experiencia nos ha enseñado que de nada valen ni sirven la
elaboración de proyectos ni programas de trabajo, sino se cuenta con los
materiales, con las herramientas adecuadas para la realización de una obra. En
todo trabajo, en toda labor se precisa que la idea y el impulso vayan
aparejadas, a fin de culminar los propósitos. Nuestro deseo ha sido y será que
las ideas que se tengan para promover el avance de nuestra sociedad las
llevemos a la práctica, es decir, que las ejecutemos, que pongamos el
pensamiento liberal en acción.
Yo los invito a que meditemos profunda y serenamente en este asunto, de
que normemos nuestra conducta, y que consideremos siempre, con madurez y altura
de miras, que los ciudadanos bien nacidos ponemos en la mesa de las
discusiones, la lucha de las ideas y no la lucha de los hombres.
Hoy, que las circunstancias son distintas, actuemos de acuerdo con tales
circunstancias, pero siempre manteniendo nuestros principios históricos puros e
inmutables para que a través de ellos, emprender el estudio de los problemas
actuales, para tratarlos de acuerdo con la sana interpretación que debemos
darles.
Hidalgo, Morelos, Guerrero, Juárez, Madero, etc., fueron liberales,
hombres que lucharon contra todo tipo de esclavitud; contra la ambición
ilegítima, contra la falsedad, el engaño o el fraude y privilegios, contra la
hipocresía y el servilismo. Aspiraron a conformar una nación que viviera en
armonía, regida por la ley y el orden.
Morelos, nos legó los "Sentimientos de la Nación". Morelos, se
autonombró como el Siervo de la Nación. Declaraba, que no hay otra nobleza, que
la de la virtud, el saber, el patriotismo; que todos somos iguales y que no
debe haber esclavitud ni discriminación, por el color de la piel, que no cambia
el del corazón ni el del pensamiento.
Guerrero, nos legó la enseñanza de que "la Patria es primero".
Juárez nos dejó su apotegma de que "entre los pueblos como entre los individuos, el respeto al
derecho ajeno es la paz".
A la pléyade de liberales, encabezados por Juárez, se debe, que nuestro
País tomara la forma de República representativa, democrática y federal. La
Constitución del 1857 obra de liberales, garantiza en su articulado los
derechos del hombre, la libertad, la propiedad, la seguridad, la igualdad ante
la ley y la soberanía popular.
Es herencia de los liberales de ayer, el deseo y la tendencia de los
liberales, de los revolucionarios y de los democráticos de hoy; de luchar, por
acabar con los privilegios; de luchar, por el reparto justo de la riqueza, de
luchar, por fraccionar los latifundios; de luchar, por mantener vigente la
libertad de culto; de vigilar, que se de la real separación de la iglesia y del
estado; de luchar por la educación laica; por la libertad de expresión hablada
o escrita. A esto, se oponían los conservadores ayer. A esto se oponen los
reaccionarios de siempre.
Por eso debemos pugnar por la reeducación de la sociedad y de las masas,
que se ha venido degenerando por la demagogia y la corrupción. Debemos luchar
por ver realizados los postulados, aún no alcanzados, de nuestros movimientos
sociales, de nuestros movimientos libertarios.
Recordemos que en los momentos de duda, en los momentos de crisis, que
en diversas épocas ha padecido nuestro País, siempre han sido los patriotas
liberales, surgidos del seno de nuestro pueblo, quienes han marcado el rumbo de las transformaciones
sociales y han salvado a la patria con su pensamiento y sus acciones; y
estaremos preparados para los requerimientos en los años por venir, a fin de
poner Orden en el Caos.
Miguel García Mejía
DESTELLOS
LIBERALES
Entrego a ustedes las
siguientes reflexiones, con el propósito de que sirvan, para mejorar la idea o
el concepto que, ya vosotros tienen, sobre la palabra “liberalismo”.
Vaya pues, mi primera
afirmación: el liberalismo entraña una suprema facultad: pensar, querer, creer,
profesar lo que uno quiera, sin que ni dicho pensamiento, querencia, profesamiento,
sea objeto de inquisición alguna.
Sin embargo, es obvio,
que la palabra “liberalismo”, tiene varias connotaciones, es decir, una idea
principal, como la de mi afirmación y otras secundarias; por lo que, cuando nos
preguntamos, que es el “liberalismo”, debemos abarcar todos sus aspectos:
económico, religioso, filosófico, político, étc., para poder tener una
respuesta más o menos justa.
ASPECTO ECONOMICO:
El
liberalismo económico, se gestó a mediados del siglo XVII, pero es hasta el
siglo XIX cuando se aprecia su influencia en la sociedad. Significo
históricamente, una particular revolución en el campo económico; consistió, en
dejar hacer a cada individuo, lo que quisiera en esta actividad y considerar el
estado como un mal necesario o como un estado gendarme.
El
Liberalismo económico, en su época, surgió como contradefensa para el “Homo
Hominis Lupus”. Contra la falta de libertad en todos los ordenes, surgió la
libertad, en lo que para algunos era o es básico: el comercio, la economía y
sus relaciones con el estado.
El
liberalismo económico el “Laissez Faire” como doctrina económica, es anacrónica
en nuestros días, pero tuvo vigencia, cuando se creía en la “bondad primitiva
del hombre”, tratando de evitar la intervención abusiva del estado.
Es
lógico, que una libertad absoluta en materia, conduce al anarquismo o al
totalitarismo. Pero el malo es el ser humano y no el liberalismo económico.
Aquí cabe la frase de Madame Rolland: “¡Oh, libertad, cuantos crímenes se
cometen en tu nombre!”.
Concluyendo
el liberalismo económico no es vigente, ha sido sustituido por la economía
mixta, debidamente reglamentada por el estado. Aunque en todo ello, el
“liberalismo social” del régimen anterior, no fue otra cosa, que un liberalismo
económico salvaje, en el que se protegió al empresario y se abandonó al
trabajador.
ASPECTO RELIGIOSO:
En
lo religioso, el liberalismo se apoya en el libre albedrío; se argumenta que
Dios le ha otorgado al ser humano, la facultad de escoger entre el bien y el
mal.
Se
dice que “Dios ha querido que el hombre sea libre para que sea responsable y
capaz de acciones moralmente buenas o malas”.
Pues
bien, desde el punto de vista religioso el hombre es libre para escoger entre
el bien y el mal. Entonces, son los hombres los que quieren hacer al hombre
esclavo, cuando ha nacido libre. Es decir, si por voluntad de Dios, ya somos
libres ¿Por qué se pretende esclavizar las conciencias, obligándolas a que
acepten “verdades reveladas”? así, queda muy mal parada la religión y los que
hacen proselitismo religioso.
Porqué
si aceptamos los del libre albedrío, uno puede escoger entre creer y no creer,
o si se prefiere puede optar entre el bien y el mal.
ASPECTO FILOSOFICO:
Filosóficamente,
en todo tiempo, se ha afirmado que los seres humanos nacen libres; se ha dicho
en todos los lugares y en todas las épocas, que la libertad ha sido es y será,
la columna vertebral de toda la ética y, se es culpable en cuanto se es libre;
esto nos dice: “en cuanto tengo la posibilidad de obrar mal, puedo ser libre,
escogiendo el bien”.
Concluyendo,
desde el punto de vista de la filosofía, el ser humano, también es libre, busca
la libertad, es decir: orienta su existencia hacia valores morales de salvación
o mejor dicho de perfección. Lo malo es el abuso de la libertad o su total
negación.
ASPECTO JURIDICO:
Sabemos
y además es obvio, que la palabra liberalismo, se deriva de la palabra
libertad; el liberalismo, tiene a la libertad como su esencia fundamental.
Jurídicamente,
el hombre puede actuar de una o de otra manera; puede dedicarse al ejercicio
que más le acomode; o bien, puede ser o estar activo o pasivo. Pero cuando esta
posibilidad, está reconocida por la ley, se convierte en contenido de un
derecho; en el derecho a la libre opción, por el ejercicio o no ejercicio de
determinada conducta.
Esto
nos indica, que jurídicamente y en forma esencial, debe ser protegida la
libertad y de derecho, está protegida en México y en países democráticos.
ASPECTO POLITICO-SOCIAL:
Los
regimenes democráticos, son los que mejor garantizan las libertades, con un
gran sentido de limitación, para no perjudicar a terceros. En todos ellos se
impone la frase del benemérito: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
El
estado, políticamente está obligado a través de sus intelectuales, a buscar el
bien común y el imperio de las libertades; nosotros como particulares también,
debemos ir en su busca, apoyando al estado.
La
libertad entraña un sentido de limitación, si de acuerdo con el valor
religioso, el hombre nació libre, el estado ha de normar y encausar esa
libertad, para que todos actuemos dentro del marco de la ley, y así poder
lograr la convivencia y no caer en los extremos, sino, siempre en el justo
medio. Ni anarquismo ni totalitarismo, ni autocracia ni demagogia.
El
liberalismo, tiene ese sustento de libertad innegable, desde cualquier punto de
vista que se le quiera ver, que se quiera examinar.
Fulton
J. Scheen, religioso católico, opina, que el liberalismo es “La filosofía que
cree en la conquista progresiva de las libertades civiles, sociales, políticas,
económicas y religiosas, dentro del marco de una ley moral”.
Otros
han dicho: “Si el liberalismo implica, un sistema para el cual, el avance hacia
la libertad, es el derecho de hacer todo lo que el hombre deba, hay que
alentarlo.
El
escritor Carlos Montaner, en escrito de él y que nuestro G.·. M.·. envío a las
Logias de la Jurisdicción el 24 de enero, del presente año; tiene un contenido
interesante, léanlo, analícenlo y compárenlo, con lo que yo expongo, saquen sus
propias conclusiones.
Montaner
dice “El liberalismo, no es una ideología, es un modo para conseguir que las
personas alcancen el mas alto nivel de prosperidad, junto al mayor grado de
libertad posible; agrega descansa en toda la tolerancia y la confianza en la
fuerza de la razón”, ese es su punto de vista, respetable desde luego, pero
vosotros deben exponer el vuestro.
También
afirma; que el Liberalismo se basa en:
1.-
Libertad individual, para todo.
2.-
Libertad con responsabilidad.
3.-
Control de gobierno por el pueblo y
4.-
Estado de derecho.
De
acuerdo con estas ideas, los liberales aceptan el libre comercio sin controles
de precios y salarios, reprueban los subsidios que privilegian; afirman que el
rol del estado es el de mantener el orden de acuerdo a la ley.
Y
nos da una serie de reflexiones que reitero deben ser analizadas eso es la
tarea, lean dicho documento.